El tratamiento de la enfermedad coronaria en ocasiones requiere de manera esencial intervenciones coronarias percutáneas y cualquier sangrado por pequeño que parezca se asocia con un riesgo aumentado de eventos isquémicos
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial y la enfermedad coronaria es responsable de la mayoría de estas muertes. El tratamiento de la enfermedad coronaria en ocasiones requiere de manera esencial intervenciones coronarias percutáneas y cualquier sangrado por pequeño que parezca se asocia con un riesgo aumentado de eventos isquémicos (infarto de miocardio, trombosis de stent y muerte). Por esta razón el sangrado debe contemplarse en todas las etapas de la intervención. La técnica del procedimiento y el uso de ciertas estrategias farmacológicas reducen la tasa de sangrado asociado a la intervención coronaria percutánea y de esta manera mejora los resultados a largo plazo.
En un artículo publicado recientemente en la versión impresa de la revista Medicina y Salud Pública (MSP) el Dr. Valentín del Río Cardiólogo intervencional y director médico del Heart and Lung Institute del Bayamón Medical Center en Puerto Rico explicó por qué es importante prevenir y atender las complicaciones hemorrágicas después PCI, “la naturaleza invasiva de estas intervenciones junto al uso de anticoagulantes, hace que las complicaciones de sangrado después del procedimiento sean una causa importante de morbilidad y mortalidad, hasta el 12 por ciento de las muertes a raíz de estas intervenciones pueden relacionarse directamente con complicaciones hemorrágicas. Se ha demostrado que la hemorragia después de PCI se asocia con una estancia hospitalaria más prolongada y una mayor mortalidad”.
Según el doctor del Rio los predictores generalmente están relacionados con el procedimiento, como “el sitio de acceso, el tamaño de la vaina (sheath) y el régimen antitrombótico, además de las comorbilidades y factores clínicos del paciente (edad avanzada, anemia, tabaquismo, cambios en segmento ST y diabetes mellitus). En términos de sangrado tardío, los predictores independientes incluyen la edad del paciente, episodio de sangrado previo, enfermedad renal crónica y/o terapia triple con antiplaquetarios dual (ASA + Plavix) y warfarina”.
La experiencia del doctor le permite conocer exactamente el lugar del sangrado que generalmente es en el sitio de acceso (radial vs. femoral) o extenderse al tejido adyacente (retroperitóneo), también en el tracto gastrointestinal/genitourinario, el pericardio, el sistema pulmonar, intracraneal, etc.
Según el cardiólogo la incidencia de complicaciones mayores y la mortalidad intrahospitalaria ha disminuido en los últimos 15 a 20 años, sin embargo, cuando existe sangrado hay riesgo de hipovolemia, anemia, hipotensión, inflamación sistémica y disminución de la capacidad de transporte de oxígeno que resulta directamente de la pérdida de sangre aguda.
“Esto, por sí solo, no explica completamente las tasas más altas de complicaciones isquémicas en los pacientes que sangran. Sin embargo, basados en el conjunto de datos de ACUITY trial, sabemos que la tasa de trombosis de ‘stent’ aumenta casi seis veces en aquellos que tienen un evento de sangrado. Esto surge de la descontinuación temprana de fármacos antiplaquetarios o antitrombóticos después de que se descubre el sangrado”.
La literatura médica no está aún establecido este proceso, sin embargo, un estudio con más de 200,000 pacientes con infarto de miocardio demostró que transfundir lo menos posible parece ser la mejor opción
El galeno concluyó en que se deben concentrar esfuerzos en minimizar el riesgo dosificando los anticoagulantes y/o antiplaquetarios intravenosos en base al peso y la función renal del paciente y haciendo la mejor elección pragmática del sitio de acceso para la intervención coronaria.