La Sociedad Puertorriqueña de Epilepsia celebró el pasado sábado su tradicional conferencia anual, que contó con la asistencia de alrededor de 150 profesionales de la salud
Giovanny Vega
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
La Sociedad Puertorriqueña de Epilepsia celebró el pasado sábado su tradicional conferencia anual, que contó con la asistencia de alrededor de 150 profesionales de la salud en el Hotel Intercontinental, en San Juan.
La actividad, nombrada Conferencia de Epilepsia del Caribe, proveyó a los presentes, entre los que se encontraban también pacientes, recursos para lograr una sociedad mucho más educada sobre el tema y mejores ambientes de trabajo y estudio para aquellos que tienen la condición.
“Tuvimos varios conferenciantes. La idea era tocar el aspecto clínico, pero también intercalamos poniéndole información de la aceptación, de la necesidad que hay en la comunidad”, explicó el presidente de la junta directiva de la Sociedad Puertorriqueña de Epilepsia, Michael Rosado Pérez.
Entre las conferencias impartidas se destacaron los temas de genética, las enfermedades cerebrovasculares y su relación con la epilepsia; síndromes epilépticos más comunes en niños y el monitoreo de las manifestaciones de las convulsiones en pacientes a través de sobre 35 videos.
Algunos de los recursos fueron las doctoras Leyda Sánchez, Blanca Vázquez, Judith Román y Miriam Ríos; el doctor Ignacio Pita, entre otros.
“Ese es mi mayor deseo. Por experiencias vividas, dar a otros lo que yo hubiera deseado haber tenido”, añadió Rosado Pérez, quien fue paciente de epilepsia antes de someterse a una cirugía para poner fin a su condición.
Originalmente, el evento estaba preparado para 100 personas, pero la sociedad aumentó escalonadamente la capacidad hasta 175 espacios debido al sólido apoyo de los profesionales de la salud.
En la actividad se reconoció a Karen Basha Egozi, oficial ejecutiva de Epilepsy Florida, por el importante rol de la organización durante y después del huracán María en el envío de medicamentos y dinero para mantener el tratamiento de los pacientes boricuas de epilepsia.
“Con el evento de María uno identifica quien de verdad tiene la devoción y ha permitido una mayor comunicación, porque todos tenemos el mismo deseo”, concluyó Rosado Pérez.