Los opiodes son drogas cuyos efectos farmacológicos y fisiológicos se activan con el receptor Mu y se encuentran entre las técnicas medicinales más eficaces para controlar el dolor sobrio a rígido en los pacientes. Empero, su uso constante ha provocado que algunos pacientes desarrollen poca tolerancia, dependencia y aumento de dosis del fármaco, situación que produce efectos secundarios contrarios a la salud.
Actualmente muchos laboratorios han dedicado mucho tiempo y esfuerzo en el estudio de los mecanismos moleculares y de señalización celular involucrados en la progresión de eventos desde la activación de receptores y opioides hasta el desarrollo de tolerancia.
El sistema opioides se distingue por su rol en el control y transferencia del dolor. El receptor Mu (MOR), Delta (DOR), Kappa (KOR) y ORL1, conjunto a los péptidos opioides, procesan los estímulos de dolor del sistema nervioso, destacándose el corazón, pulmones y el sistema digestivo.
El artículo publicado en tu Revista Puertorriqueña de Medicina y Salud Pública (MSP) de la autoría de Cristina Román del Instituto de Neurología de la Escuela de Medicina y el Departamento de Psicología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en conjunto con Guillermo A. Yudowki del Instituto de Neurobiología y el Departamento de Anatomía del Recinto de Ciencias Médicas (UPR), se enfoca en conocer la farmacología del receptor opioide y los mecanismos regulatorios con el propósito de promover el desarrollo de nuevas drogas más eficientes en reducir el dolor sin los efectos no deseados.
Como señalan los autores, los opioides son los agentes más efectivos para el tratamiento del dolor por la inmediatez y fuerza en su reacción. No obstante, esta agilidad puede afectarse por la presencia de síntomas secundarios debido al abuso y poca tolerancia de la droga. Es entonces, que los estudios celulares y moleculares del sistema se hacen pertinentes.
La tolerancia aguda del medicamento se asocia a mecanismos moleculares conocidos como el proceso de desensitización (reducción) e internacionalización del receptor, el cual conlleva una disminución del número total de receptores activos en la superficie de las células.
La tolerancia del Receptor Opioide Mu (MOR), Kappa, Delta y ORL-1 es variable a los pacientes y se asocian al desarrollo de tolerancia celular hacia la morfina, por ejemplo, y otros opioides. Estudios han demostrado que KOR es fosforilado, desensitizado e internalizado por agonistas como U50, 488 y dinorfina pero no con otros, como etorpina. Al igual que MOR y KOR, la desensitización de DOR está controlada por fosforilación. Por ejemplo, diferentes agonistas causan fosforilación variable del receptor que dirige a DOR a diferentes compartimientos de la célula.
Finalmente, se puede indicar que los efectos fisiológicos de los receptores opioides están asociados a proteínas G inhibodras de opioides, las cuales llevan al cierre de canales de calcio dependientes de voltaje u otros estímulos de movimiento de potasio. Estos movimientos conducen a la hiperpolarización hormonal y a la reducción en los niveles de AMP cíclico (cAMP). Esta acción resulta en la reducción de excitabilidad neuronal, que es la que disminuye la transmisión de impulsos nerviosos y los efectos reductores de dolor.
En un futuro cercano, comentan Román y Yudowki, la investigación con opioides aumentará el conocimiento sobre el fenómeno de la tolerancia, como de los mecanismos y adaptaciones celulares asociados al mismo.