Por: Paula Alejandra Rojas Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El Instituto de investigación del Hospital Clínico Universitario de Valencia (INCLIVA), a través de Alejandro Pérez-Fidalgo, investigador y especialista del servicio de oncología médica, ha revelado los resultados de un estudio clínico que avala un nuevo tratamiento oncológico que se administra por vía oral para hacer frente a la mutación AKT1, presente en aproximadamente un 10% de los casos de cáncer de mama y ginecológicos. De momento, el medicamento se encuentra en Fase I y todavía debe validar los resultados en las Fases II y III, por lo que podrían pasar varios años hasta su llegada al mercado, pero los resultados obtenidos en esta primera fase son altamente esperanzadores. Recordemos que la carcinogénesis es el proceso por el que una célula normal se convierte en cancerosa. Normalmente, esto sucede por una serie de alteraciones de origen diverso que reprograman la célula haciendo que reciba constantemente estímulos y se reproduzca de manera descontrolada. Asimismo, las alteraciones genéticas, concretamente las mutaciones en AKT1 y PIK3CA, son uno de los procesos activos en algunos cánceres de mama y ginecológicos. Por ello, encontrar un inhibidor para ambas podría frenar el crecimiento descontrolado de células cancerosas y, por lo tanto, del tumor. El doctor Pérez-Fidalgo afirma que el objetivo inicial de estos ensayos clínicos es comprobar la seguridad del inhibidor de AKT1 y PIK3CA ajustando su dosis para que sea eficaz y así valorar sus efectos secundarios. En este sentido, ambos han sido positivos. No se trata de un fármaco inocuo, pero el nivel de tolerancia ha sido alto. Sin embargo, estos ensayos tienen un papel relevante para identificar el grado de actividad del cáncer, ya que la mutación AKT se ha revelado como buen biomarcador para prevenir respuestas al inhibidor. Generalmente, para saber si hay una mutación es necesario realizar una biopsia que es un método muy agresivo. La biopsia líquida permite, a través de la sangre, ver los cambios en las mutaciones del tumor. Las células que mueren dejan parte de su ADN en el suero y así se pueden localizar las mutaciones y su evolución y ver si el tratamiento es eficaz. Esta prueba ha sido especialmente relevante en el ensayo clínico del inhibidor de AKT1 y ha permitido valorar en sangre cómo la mutación iba disminuyendo, así como la efectividad positiva del medicamento administrado de forma oral.