En este sentido, la Asociación De Médicos Pediatras de la Región Este (AMPRE), del cual el doctor formó parte por muchos años, lo recuerda como un hombre “humilde, tranquilo y sabio”.
La especialidad pediátrica de la isla se consternó con la triste noticia de la muerte del veterano pediatra Néstor Díaz el pasado martes debido a un infarto.
En este sentido, la Asociación De Médicos Pediatras de la Región Este (AMPRE), del cual el doctor formó parte por muchos años, lo recuerda como un hombre “humilde, tranquilo y sabio”.
Él fue vocal y secretario de la asociación; cuando se retiró como médico, se retiró de la asociación para dedicarle tiempo a su familia. El año pasado se le dedicó la convención por su trayectoria como pediatra, que fueron más de 25 años en el Centro Pediátrico de Caguas, y, además, su práctica privada en la misma zona. Le interesaba el bienestar de los niños. Néstor para mí siempre ha sido como un padre en el área de la pediatría. Yo empecé en el 1996 y me uní a la facultad médica de HIMA a la que él pertenecía y siempre fue como un mentor; una persona que inspiraba tranquilidad, humildad, respeto. Nunca lo llegué a ver con coraje ni peleando, ni nadie lo vio así. Siempre era tan sencillo, hablaba contigo dando buenos consejos y diciendo las cosas como debían de ser. Pese a ser generaciones diferentes, siempre respetaba los puntos de vista. Siempre tuvo las ganas de trabajar para los demás. Su esposa Hilda (y él) eran como mi familia de pediatría; yo los vi a ellos como ejemplo a seguir. Siempre estaban juntos, no había forma de verlos enojados o alterados. A él no le gustaba bailar, pero se tiraba sus chistes y nos hacía reír mucho. Aprendí de él la sencillez, la humildad, el escuchar, porque él no oía, él te escuchaba y eso es bien difícil lograrlo”,
recordó el doctor José Berdecía en entrevista con MSP.
Por otro lado, MSP conocía acerca del padecimiento del doctor Díaz y que, en un chequeo de rutina con su médico se le diagnosticó la probabilidad de tener un fallo congestivo, por lo que terminó en hospitalización. El pediatra, además de sentir pasión por lo niños y amor de sobra por sus nietas, era fanático del voleibol y, al momento de su muerte, el pasado martes, estaba viendo un partido cuando el aire comenzó a faltarle, lo que provocó un infarto masivo.
Realmente esto fue de la noche a la mañana. Es una muerte inesperada, pese a sus condiciones y su edad (78 años), él se veía muy bien”,
lamentó Berdecía.
En diciembre del año pasado, nuestra revista tuvo la oportunidad de entrevistar al veterano acompañado de su hija, la también pediatra y doctora: Hildamary Díaz Rozzet, en la oficina que compartían juntos en Caguas, donde por varios años tuvieron la oportunidad de apoyarse médicamente.
En ese entonces, el retirado había expresado sentirse muy contento con la labor que realiza su hija y aseguraba que los pacientes depositan en ella su confianza. En ese momento subrayó que disfrutaba a plenitud su retiro, pero que tenía “demasiado tiempo de sobra”, pues su vida era la pediatría. Sin embargo, aprovechaba cada momento para compartir con su esposa y nietas, a las que buscaba diariamente a la escuela.
Además, La Dra. Díaz Rozzet explicó en dicha entrevista cómo era la relación con su padre y de cómo la pediatría fue un eje fundamental para su relación fraternal y profesional:
Yo soy la nena de papi, soy la menor y tengo una relación muy buena. Él es muy cariñoso. Ha sido diferente, pues antes de que él se retirara compartimos oficina, ahí podíamos compartir bastante durante el día. Una relación familiar. Una vez él se retira yo heredo muchos de sus pacientes era bien chévere trabajar con él, ya quizás no lo veo tanto, en las tardes más que nada. Todavía me preguntan muchísimo por él y muchos lo extrañan, porque mi papá ha atendido varias generaciones”.