Un reciente informe comisionado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial advierte en tono sombrío que "el espectro de una emergencia sanitaria mundial se vislumbra peligrosamente en el horizonte".
Un reciente informe comisionado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial advierte en tono sombrío que "el espectro de una emergencia sanitaria mundial se vislumbra peligrosamente en el horizonte".
El documento advierte que aunque el brote de enfermedades es parte de la vida, en las últimas décadas ha aumentado el riesgo de infecciones.
El análisis se hizo con base en el estudio de pandemias que han ocurrido en el pasado y la forma en que se atendieron esas crisis.
"Si es cierto el dicho de que 'el pasado es el prólogo del futuro', nos enfrentamos a una amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera".
Como ejemplo del riesgo, el documento señala que, en la actualidad, un patógeno respiratorio podría matar a 50 a 80 millones de personas, "liquidando casi el 5% de la economía mundial", teniendo en cuenta la conectividad y globalización actual.
Si esto llega a ocurrir, es fácil imaginarse las consecuencias: "una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas", dice el documento.
Y no da tregua en su pronóstico: "El mundo no está preparado".
El informe fue redactado por la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación, un panel de expertos, políticos, jefes de organismos y líderes de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, convocado por la OMS y el Banco Mundial.
En este primer documento, la misión de la junta fue evaluar la capacidad del mundo para protegerse de las emergencias sanitarias, detectar los puntos débiles para atender estas emergencias y proponer estrategias de preparación.
Para su análisis, el grupo revisó lo ocurrido durante la pandemia de gripe H1N1 de 2009, en la que a nivel mundial murieron entre 150.000 y 570.000 personas durante el primer año que circuló el virus, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU.
También revisaron el brote de ébola de 2014-2016 en África, que a enero de 2016 había causado 11.315 muertes.
Su conclusión fue que muchos de los aprendizajes y recomendaciones que surgieron de esas crisis "se aplicaron de forma deficiente o no se aplicaron en absoluto".
El panel afirma que no haber implementado esas recomendaciones ha llevado a "un ciclo de pánico y abandono".
"Prodigamos esfuerzos cuando surge una amenaza grave y nos olvidamos rápidamente cuando la amenaza remite".
En el caso de una pandemia, colapsarían muchos sistemas nacionales de salud, particularmente en países menos desarrollados, advierten.
"La pobreza y la fragilidad exacerban los brotes de enfermedades infecciosas y ayudan a crear las condiciones para las pandemias",
afirmó Axel van Trotsenburg, director ejecutivo interino del Banco Mundial y miembro del panel, según recoge la agencia Reuters.
El reporte señala que el riesgo de propagación de infecciones crece debido a factores como la falta de acceso a servicios básicos de las comunidades de escasos recursos, el aumento de la población, el cambio climático y las migraciones.
Para mitigar esos riesgos, el panel recomendó una serie de "medidas urgentes" que deben tomarse a nivel global.
Entre esas medidas, se incluye que:
"Ha llegado el momento de actuar", concluye el panel.