Algunos especialistas han instado a que se amplíe el cribado, ya que tener conocimiento del mayor riesgo puede preparar a las familias para reconocer los primeros signos de hiperglucemia.
El cribado de la población pediátrica a los dos y seis años de edad para detectar autoanticuerpos de los islotes asociados a la diabetes de tipo 1 permitiría identificar a la mayoría de los que presentan la enfermedad a mediados de la adolescencia, según señalan nuevos datos.
Tanto el cribado genético como el de autoanticuerpos de células de los islotes para detectar el riesgo de diabetes de tipo 1 se han vuelto más económicos en los últimos años. No obstante, hasta ahora la mayoría de la población pediátrica sometida a este tipo de cribado lo hace a través de programas en los que se examina a familiares de personas que ya padecen la enfermedad, como el programa mundial TrialNet.
Algunos especialistas en el campo de la diabetes de tipo 1 han instado a que se amplíe el cribado, con el argumento de que el conocimiento del mayor riesgo puede preparar a las familias para reconocer los primeros signos de hiperglucemia y buscar ayuda médica con el fin de evitar la aparición de cetoacidosis diabética.
Actualmente, se encuentran en desarrollo posibles tratamientos para prevenir o retrasar la diabetes de tipo 1, como el anticuerpo monoclonal anti-CD3 teplizumab.
Sin embargo, dado que la incidencia de la diabetes de tipo 1 es de aproximadamente 1 de cada 300 niños, cualquier programa de cribado en toda la población tendría que aplicarse de la forma más eficiente y rentable posible con un número limitado de pruebas, afirmaron Mohamed Ghalwash, del Center for Computational Health en IBM Research, en Yorktown Heights, Estados Unidos, y sus colaboradores.
Los resultados de su análisis de casi 25.000 niños de cinco cohortes prospectivas de Europa y Estados Unidos fueron publicados en versión electrónica el 5 de julio en The Lancet Diabetes & Endocrinology.
"Nuestros resultados muestran que el cribado inicial de los autoanticuerpos de los islotes a dos edades (2 y 6 años) es sensible y eficiente para su transferencia a la salud pública, pero podría requerir un ajuste por país en función de las características de la enfermedad específicas de la población", afirmaron Ghalwash y sus colaboradores.
En un editorial adjunto, la Dra. María J. Redondo, Ph, D, endocrinóloga pediátrica, comentó:"este estudio es oportuno porque los recientes éxitos en la prevención de la diabetes de tipo 1 resaltan la necesidad de identificar a quienes son más elegibles para el cribado... Este trabajo constituye una importante contribución a la bibliografía".
Sin embargo, la Dra. Redondo, maestra en salud pública, Ph. D., profesora de pediatría, diabetes pediátrica y endocrinología en el Baylor College of Medicine y del Texas Children's Hospital de Houston, también advirtió: "Queda por ver si la estrategia de Ghalwash y sus colaboradores podría funcionar en la población general, ya que todos los participantes del conjunto de datos combinados tenían factores de riesgo genético para la enfermedad o un familiar con diabetes de tipo 1, en los que se espera que el rendimiento sea mayor".
También señaló que la mayoría de los participantes eran de ascendencia del norte de Europa y que se desconoce si la misma estrategia de cribado, o una similar, podría aplicarse a individuos mayores de 15 años, en los que la diabetes preclínica de tipo 1 avanza con más lentitud.
El cribado infantil en dos ocasiones tuvo una alta sensibilidad y especificidad
Se agruparon los datos de un total de 24.662 participantes de cinco cohortes prospectivas de Finlandia (DIPP), Alemania (BABYDIAB), Suecia (DiPiS) y Estados Unidos (DAISY y DEW-IT).
Todos tenían un riesgo elevado de padecer diabetes de tipo 1 según el genotipo del antígeno leucocitario humano y algunos tenían familiares en primer grado con la enfermedad. Los participantes fueron sometidos a pruebas anuales de detección de tres autoanticuerpos asociados a la diabetes de tipo 1 hasta los 15 años de edad o hasta la aparición de diabetes de tipo 1.
Durante el seguimiento, 672 niños desarrollaron diabetes de tipo 1 a los 15 años y 6.050 no. (Los restantes aún no habían alcanzado los 15 años ni habían presentado inicialmente la diabetes de tipo 1.) La mediana de edad de la primera aparición de autoanticuerpos en los islotes fue de 4,5 años.
Una estrategia de cribado en dos edades, a los 2 y a los 6 años, fue más sensible que el cribado a una sola edad, con una sensibilidad de 82% y un valor predictivo positivo de 79% para la aparición de diabetes de tipo 1 a los 15 años.
El valor predictivo aumentó con el número de autoanticuerpos analizados. Por ejemplo, un solo autoanticuerpo de los islotes a la edad de 2 años indicaba un riesgo de 4 años de presentar diabetes de tipo 1 a la edad de 5,99 años de 31%, mientras que la positividad para múltiples anticuerpos a la edad de 2 años conllevaba un riesgo de 4 años de 55%.
A la edad de 6 años, el riesgo durante los 9 años siguientes era de 39% si la prueba había sido negativa a los 2 años y de 70% si la prueba había sido positiva a los 2 años. Pero en general, un paciente de 6 años con múltiples autoanticuerpos tenía un riesgo global de 83% de padecer diabetes de tipo 1, independientemente del resultado de la prueba a los 2 años.
El rendimiento predictivo de la sensibilidad en función de la edad difería según el país, lo que indica que las edades óptimas para las pruebas de autoanticuerpos podrían diferir según la región geográfica, informaron Ghalwash y sus colaboradores.
La Dra. Redondo comentó que "el modelo podría requerir una adaptación a los factores locales que afectan a la progresión y la prevalencia de la diabetes de tipo 1; y habrá que abordar aspectos importantes, como el costo del cribado, el acceso global, la aceptabilidad y el apoyo al seguimiento, para que esta estrategia sea una opción de salud pública viable".
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