El futuro de la inteligencia artificial en el diagnóstico de patologías dermatológicas

Condiciones como el melanoma y la dermatitis atópica se pueden detectar de forma temprana con las nuevas tecnologías.

Luisa Ochoa

    El futuro de la inteligencia artificial en el diagnóstico de patologías dermatológicas

    La creciente relevancia que tiene la incorporación de las herramientas de inteligencia artificial en el día a día de los dermatólogos, sobre todo en los procesos diagnósticos, es uno de los temas de interés para los especialistas y pacientes.

    En la actualidad la inteligencia artificial se utiliza para establecer diagnósticos diferenciales precisos frente a patologías comunes, como psoriasis, dermatitis atópica o acné, así como para el desarrollo de protocolos terapéuticos personalizados y la predicción de resultados a mediano y largo plazo.

    Asimismo, la teledermatología se está revelando como una herramienta fundamental (como quedó de manifiesto en el protagonismo que adquirió durante la pandemia) en un escenario en el que el diagnóstico remoto se apoya en apps que permiten el reconocimiento de imágenes.

    Aplicación de la inteligencia artificial en el campo de la dermatología

    El Dr. Antonio Martorell, dermatólogo del Hospital Manises, explicó: "la aplicación de la inteligencia artificial en el campo de la dermatología se ha enfocado principalmente en dos líneas: el reconocimiento de imagen y el análisis masivo de datos (Big Data). Respecto al reconocimiento de imagen, su interés se centra en la capacidad de las máquinas para ayudar al dermatólogo en las estrategias de priorización de teleconsultas con el fin de mejorar la detección precoz de aquellos procesos cutáneos malignos cuyo retraso diagnóstico pone en riesgo la vida de nuestros pacientes, como es el caso del melanoma maligno".

    El especialista indicó que las principales áreas que se ven más beneficiadas de estas nuevas tecnologías son principalmente la oncología y las enfermedades inflamatorias inmunomediadas. En cuanto a la dermatología oncológica, señaló que la posibilidad de detección precoz de las lesiones con alto riesgo de malignidad que ofrecen estas herramientas permitirá en un futuro reducir la incidencia del melanoma e incrementar la detección de este tipo de tumores en sus fases más tempranas, abriendo la puerta a la reducción de su mortalidad.

    Dermatología oncológica: detección precoz y cribado más preciso

    "La inteligencia artificial favorece que los pacientes con cáncer de piel lleguen antes a nuestras consultas y contribuye a automatizar el diagnóstico de los tumores cutáneos, ya que permite diferenciar entre lesiones melanocíticas y no melanocíticas, llegando incluso a establecer clasificaciones más precisas dentro de estos dos grandes grupos tumorales. Ello supone una ventaja para el diagnóstico temprano del cáncer cutáneo y ayuda a generar sistemas de cribado capaces de priorizar los casos en función de su gravedad", apuntó el Dr. Martorell.

    Otra aplicación interesante en el ámbito de la dermatología oncológica es la opción de diseñar modelos que generan algoritmos de predicción a partir de datos anonimizados procedentes de pacientes. "Por ejemplo, existen algoritmos computacionales que permiten predecir la progresión metastásica del melanoma cutáneo basándose en los datos de expresión genética y microARN del propio tumor.[2] Los macrodatos (big data) y su análisis nos van a permitir segmentar mejor a los pacientes y a personalizar más los tratamientos".

    Respecto al papel de la inteligencia artificial en las patologías inflamatorias inmunomediadas, el Dr. Martorell destacó que la detección precoz de enfermedades como la psoriasis y la hidradenitis supurativa permitirá evitar la progresión de unas patologías con riesgo de desarrollar procesos articulares y cutáneos altamente degenerativos a corto-mediano, plazos.

    "La inteligencia artificial se está aplicando en la cuantificación de enfermedades cutáneas en las que el ojo humano se ve incapaz de hacerlo, permitiendo obtener datos objetivos de la gravedad de patologías, por ejemplo, la psoriasis. En esta línea, el proyecto IMAPSORS, recientemente presentado en el Grupo de Psoriasis, se mostró como una herramienta prometedora en la medición de la gravedad de esta enfermedad, lo que facilitará en un futuro cercano hacer una personalización más objetiva de su manejo, así como de la detección precoz de aquellos pacientes que pueden presentar mayor riesgo de enfermedades sistémicas asociadas", añadió el especialista.

    Asimismo, el Dr. Martorell manifestó que: "esta tecnología ha llegado para ayudarnos, mejorando la experiencia en la consulta y la atención al paciente, pero las máquinas carecen de capacidad de intuición y de innovación, contrariamente al cerebro humano, por lo que difícilmente podrá nunca sustituirnos. Hay que ver a la inteligencia artificial como una oportunidad, siempre y cuando los dermatólogos nos impliquemos en el desarrollo de los productos. Es importante que los especialistas se animen a entrar en contacto con el mundo de la inteligencia artificial, que la entiendan, la estudien y vean de qué forma puede ayudarles a resolver problemas en sus consultas".

    La implicación de los dermatólogos, una asignatura pendiente

    El Dr. Martorell abordó los principales desafíos a los que se enfrentan los especialistas para conseguir que la inteligencia artificial se implante de hecho en su práctica diaria, optimizando así sus posibilidades. "Los retos son fundamentalmente tres. El primero es la integración de plataformas dedicadas al sector sanitario. La gran diversidad de plataformas de gestión del paciente, que se da tanto en el ámbito público como en el privado, a nivel global dificulta la inclusión de softwares externos. A su vez, la falta de estructura de las historias clínicas hace que el análisis masivo de datos sea difícil de aplicar en el momento de generar algoritmos predictivos fiables, a pesar de los múltiples intentos por parte de empresas digitales dirigidos a subsanar esta limitación con la incorporación de expertos en lingüística".

    El segundo reto es la adaptación de los recursos actuales a las necesidades reales del dermatólogo. "El hecho de que la mayoría de las empresas dedicadas a la salud digital enfocadas a la piel no estén dirigidas por expertos en dermatología hace que se invierta mucho tiempo y dinero en soluciones que no mejoran la experiencia del clínico en la práctica real y que, por tanto, carecen de uso práctico, de ahí la necesidad de animar a los expertos en esta especialidad a dar sus propios pasos con el fin de generar propuestas de valor", agregó.

    Un tercer desafío es la aceptación de las nuevas herramientas por parte del paciente, ya que si bien los menores de 25 años están inmersos en el mundo digital, los que están por encima de esa edad todavía necesitan un contacto físico estrecho con su sanitario para sentirse bien cuidados. "La adaptación de las soluciones actuales y la prescripción de futuras herramientas digitales, como las apps, a los pacientes ayudará en gran medida a que la confianza de los mismos crezca y se universalice su uso".

    Fuente consultada aquí.

    Más noticias de Dermatología