Se trata de una nueva afección presente en las personas que han sufrido la infección por el SARS-CoV-2.
COVID-19 prolongado es real, al igual que sus efectos de larga duración en la salud de los pacientes recuperados de infecciones por coronavirus. El diagnóstico y manejo puede llegar a ser complicado, dado que algunos síntomas de COVID-19 persistente o prolongado se superponen con otras afecciones, lo cual supone un desafío para la unidad de cuidados intensivos.
En cuanto a los factores de riesgo, estos continúan siendo desconocidos: ¿qué hace que una persona tenga más probabilidad de padecer síntomas como la fatiga, “niebla mental” o dolores de cabeza, en comparación con otra persona? Los investigadores apenas comienzan a ofrecer algunas respuestas, pero estas siguen siendo intrigantes.
Algunas de las preguntas que aún no tienen respuestas son las siguientes: ¿Una reacción autoinmune provoca un COVID prolongado? ¿El coronavirus permanece en reservorios dentro del cuerpo y se reactiva más tarde? ¿Qué protección contra este COVID prolongado ofrecen las vacunas y los tratamientos, si los hay?
No existe una definición estándar
Para poder contestar estas preguntas, entre otras que puedan surgir, se debe comenzar por establecer una definición estándar de qué es COVID prolongado, sin embargo, tal como lo acota la directora fundadora del Centro de Política e Investigación de Enfermedades Infecciones Emergentes de la Universidad de Boston, Nahid Bhadelia: “Hasta ahora, los estudios han utilizado diferentes definiciones de COVID prolongado”.
Bhadelia, quien además es profesora asociada de medicina en la Universidad de Boston, también comentó que la fatiga es el síntoma más común de la COVID prolongada.
Otros de los síntomas más frecuentes son la dificultad para pensar de forma rápida, conocido como “niebla mental”, así como experimentar la sensación de que, a pesar de tener niveles normales de oxígeno, la respiración es difícil.
El dolor articular, dolor muscular, dolor de cabeza y la pérdida del olfato y del gusto, también se informan ampliamente, según informó Bell, quien es presidente del Departamento de Medicina Física y Rehabilitación del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, Dallas.
Es destacable que no todos los síntomas son físicos. De acuerdo con Bell: “Lo más que estamos viendo son niveles muy altos de ansiedad, depresión e insomnio”, los cuales parecen estar asociados de forma independiente con el virus. Esto requiere de mayor investigación para distinguir las causas de dichas condiciones.
Un diagnóstico difícil
Al no contar con una definición estándar, la amplia gama de síntomas, así como la falta de orientación específica sobre cómo manejarlos, hace que sea más difícil distinguir el COVID prolongado de otras afecciones.
Finalmente, Bell afirmó que: “Estamos empezando a ver algunas características interesantes de atribuciones inexactas al COVID, tanto por parte de la persona con síntomas prolongados, como por parte de los proveedores de atención médica”.
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