Una de las conocidas manifestaciones clínicas que genera el nuevo coronavirus es la formación de trombos o coágulos de sangre que provocan eventos tromboembólicos potencialmente mortales como infarto agudo al miocardio (IAM), trombosis venosa, accidente cerebrovascular y embolia pulmonar.
Dra. Karen Martínez
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Una de las conocidas manifestaciones clínicas que genera el nuevo coronavirus es la formación de trombos o coágulos de sangre que provocan eventos tromboembólicos potencialmente mortales como infarto agudo al miocardio (IAM), trombosis venosa, accidente cerebrovascular y embolia pulmonar. (Le puede interesar Coronavirus: coágulos de sangre, la preocupante patología que presentan muchos pacientes graves con COVID-19).
Basados en esta premisa, un grupo de investigadores liderados por el Dr. Valentin Fuster, Director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y del Instituto Mount Sinai Heart de Nueva York, realizaron un estudio con 2.773 pacientes hospitalizados por COVID-19 en los que se evaluó si el uso de anticoagulantes administrados por vía oral, subcutánea o intravenosa, podía mejorar la tasa de supervivencia y por ende, aportar una nueva visión para el manejo de pacientes con dicha enfermedad.
Durante el estudio, se analizaron las tasas de supervivencia de los pacientes tratados con anticoagulantes y las compararon con las de aquellos que no fueron tratados con estos medicamentos. Previamente, se tuvieron en cuenta ciertos factores de riesgo como edad, etnia, enfermedades preexistentes y terapia previa con anticoagulantes.
Del total de pacientes analizados, 786 (28%) recibieron anticoagulación en dosis terapéuticas, es decir, más altas que las dosis preventivas que se usan en muchos de los pacientes hospitalizados. Los resultados mostraron que el uso de anticoagulantes se asoció con una mayor tasa de supervivencia, tanto dentro como fuera de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Dentro del grupo de pacientes que no sobrevivieron, los que fueron tratados con anticoagulantes fallecieron en una media de 21 días y aquellos que no los recibieron, fallecieron en una media de 14 días.
Adicionalmente, se evaluó la terapia anticoagulante en 395 pacientes que requirieron ventilación asistida. Los resultados muestran que el 62.7% de los pacientes intubados que no fueron tratados con anticoagulación fallecieron en una media de 9 días, en comparación con el grupo de pacientes intubados con anticoagulantes, de los cuales fallecieron el 29.1% en una media de 21 días.
Asimismo, se evaluó el riesgo de sangrado mayor al usar la terapia anticoagulante y se concluyó que no aumentó de manera significativa. No obstante, es necesario individualizar cada caso teniendo el riesgo-beneficio de dicha intervención.
En conclusión, este estudio muestra que los pacientes hospitalizados con COVID-19 que fueron tratados con anticoagulantes desde el primer momento de su admisión, tienen un mejor pronóstico sin incrementar el riesgo de sangrado. Los resultados de este estudio abren la puerta a un nuevo enfoque de manejo dirigido a evitar una de las complicaciones que más cobra vidas en pacientes infectados.
Referencia: Paranjpe I, Fuster V, Lala A, Russak A, Glicksberg BS, Levin MA, Charney AW, Narula J, Fayad ZA, Bagiella E, Zhao S, Nadkarni GN, Association of Treatment Dose Anticoagulation with In-Hospital Survival Among Hospitalized Patients with COVID-19, Journal of the American College of Cardiology (2020). DOI: https://doi.org/10.1016/j.jacc.2020.05.001.