Conozca a la mujer que se contagió de COVID-19 a las 39 semanas de gestación

Esta es la historia de la familia Hetherington González, una pareja de colombianos que vive en la Florida y tiene 3 hijos estadounidenses, ellos se enteraron de que los 5 integrantes de la familia (mamá, papá, 2 hijos y la abuela) estaban infectados de coronavirus cuando Rossana la madre de esta familia tenía 39 semanas de embarazo.

Medicina y Salud Pública

    Conozca a la mujer que se contagió de COVID-19 a las 39 semanas de gestación

    Marcela Boyacá Mesa
    Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública

    Todas las familias en el mundo están experimentando situaciones nuevas a las que nunca se habían visto enfrentadas, en miles de hogares alguno de los integrantes de la familia debe salir de casa a trabajar para cuidar económicamente a los suyos, por supuesto manteniendo todas las precauciones para evitar llevar el COVID-19 al hogar, pero a pesar de todos estos cuidados muchos no se han salvado del contagio. Esta es la historia de la familia Hetherington González, una pareja de colombianos que vive en la Florida y tiene 3 hijos estadounidenses, ellos se enteraron de que los 5 integrantes de la familia (mamá, papá, 2 hijos y la abuela) estaban infectados de coronavirus cuando Rossana la madre de esta familia tenía 39 semanas de embarazo.

    “Michael empezó a sentirse mal, me dijo me va a dar gripa y al día siguiente me levanté yo con malestar y dije me pegaste la gripa, empezamos a sentirnos bastante mal, mi hijo mayor tuvo fiebre por la noche y al ver que el síntoma empeoraba dijimos vamos a hacernos la prueba por descartar, aunque no pensábamos que tuviéramos coronavirus, pedimos una cita para hacernos la prueba y llegó luego de tres días de estar sintiendo muchos síntomas y el sábado, día en que yo cumplía las 39 semanas de embarazo, recibimos un correo electrónico con el resultado donde todos estábamos positivos para coronavirus”, cuenta Rossana González.

    Al momento de recibir la noticia la mayor preocupación de Michael y Rossana era la vida y la salud del pequeño Logan que aún estaba por nacer.

    “Inmediatamente llamamos al doctor y él nos dijo que no nos preocupáramos que hasta el momento no hay evidencia de que mamá le pase el virus al bebé por la placenta, que lo único inusual podría ser si se yo sentía ahogo, que ahí sí tendría que irme a emergencias”, cuenta la madre de esta familia.

    Toda la familia se quedó en casa tomando mucha agua, descansado y monitoreando los movimientos de Logan, el único miembro de la familia que hasta el momento era negativo para coronavirus, pero el que más les preocupaba por la fragilidad de la etapa gestacional y las condiciones del embarazo de su mamá, pues Rossana tiene hipotiroidismo y diabetes gestacional.

    Una familia fuerte

    Rossana cuenta cómo vivió la familia los síntomas de este virus que hasta el momento ha cobrado más de 400.000 víctimas mortales alrededor del mundo.

    “Los niños gracias a Dios estuvieron todo el tiempo como un niño normal, jugando, haciendo todas las actividades que hacían normalmente, solo tenían una pequeña  tos, mi suegra, mi esposo y yo sí estuvimos muy, muy mal, Michael no podía casi ni levantarse de la cama, lo más duro para nosotros en la casa era, controlar que el bebé se moviera y que los niños estuvieran bien y atender a dos chiquitos con tanta energía y uno tan cansado, tan adolorido, con tanto dolor de cabeza, creo que eso fue un reto para nosotros. Siempre estuvimos nerviosos de saber que iba a pasar en el momento del parto, pero como familia estuvimos tranquilos, haciendo lo que el médico nos dijo y manteniendo la calma”.

    Vea la entrevista completa aquí

    Un parto en épocas coronavirus  

    Debido a las condiciones del embarazo de Rossana, su médico tomó la decisión de adelantar el parto para no correr el riesgo de tener que hacer una cesárea, le pidieron que llegara al hospital para iniciar su proceso en unas condiciones muy especiales.

    “Me dijo tienes que estar a las cinco de la mañana, sola sin acompañante, vamos a ponerte una habitación para ti sola, aislada de todas las maternas. Cuando llegue por donde yo pasaba todo estaba solo, desolado, todos se guardaban cuando yo pasaba, mi cuarto tenía un aire especial que hacía un ruido impresionante, nunca lo voy a olvidar, tenía una enfermera solo para mí y me dijeron posiblemente no vas a poder estar con el bebé, desde ahí yo llore todo el tiempo”.

    Después de mucha incertidumbre, espera y soledad de Rossana en el hospital y del resto de la familia en la casa, el nuevo integrante de la familia llegó a este mundo enrarecido, en el que no podría tener contacto con los suyos y estaría lejos de lo único que conocía hasta el momento, su mamá.

    “Fueron días largos, él nació el catorce, yo solo lo tuve encima del vientre no en el pecho y medio le pude tomar fotos porque como yo era un agente infeccioso nadie podía tocar mi teléfono ni nada. Le tomé un par de fotos para mostrarle a la familia y de ahí me lo mostraron y se lo llevaron. Hasta que no diera dos veces negativo en mis pruebas COVID-19 no me podían entregar al bebé, no tenía la posibilidad de ir al hospital a verlo y eso no solo me daba duro a mi sino también a las enfermeras que me ayudaban con todo esto porque yo no podía acercarme, ni tocarlo, ni verlo, normalmente cuando uno deja a su bebé lo puede ver y tocar, yo solo podía verlo por facetime”.

    La espera de la prueba

    Se necesitaba que la mamá diera a dos pruebas negativo para que pudiera cargar a Logan, sin tocarlo, ni darle un beso, siempre debían usar guantes y tapabocas, camisas manga larga para que la piel no rozara, no lo podía amamantar. El amor debía ser a distancia.

    “Me hice una prueba día de por medio y lastimosamente el resultado era siempre positivo, los médicos no sabían qué protocolo tomar para la entrega del bebé a su familia”. Rossana era la primera mujer en ese hospital que daba a luz un hijo siendo portadora de COVID-19. “Duramos diez días con él bebe en el hospital, hasta que la jefe de enfermeras me dijo te voy a entregar al bebe, pero necesito que sigas todos los protocolos de bioseguridad en tu casa”.

    Fueron diez días duros, de mucho llanto, de ver a Logan solo a través de un teléfono por video llamada.

    Logan ya está en la casa

    La tranquilidad de tener a Logan en la casa no es comparada con nada dicen estos padres, ahora su tarea más importante es protegerlo y que por ninguna razón se vaya a contagiar de coronavirus, pero además deben asegurarse de que él se sienta amado sin poder consentirlo, alzarlo y mimarlo como siempre se hace con los recién nacidos.

    “En esta casa todos estamos con guantes, tapabocas, careta de acetato, yo soy la única que entra y sale del cuarto y tengo dos tapabocas para poder manipular al bebe y guantes todo tiempo. Vivo con tapaboca 24 7”.

    Desde que nació Logan fue considerado positivo para coronavirus y por esa razón estaba aislado del resto de los recién nacidos, tenía una enfermera exclusiva para él vestida con un traje que como el de un extraterrestre. En sus primeras 48 horas de vida fuera de la barriga de su mamá a Logan le hicieron dos pruebas para confirmar que era negativo para el virus.

    Sin duda alguna esta historia deja muchas enseñanzas para la comunidad médica por lo novedoso de la situación, esperamos que el relato de la familia sirva para crear los protocolos para la atención de madres y recién nacidos, tratando de garantizar que el vínculo  entre ellos se vea afectado lo menor posible.    

    Al final de esta edición los  Hetherington González le confirmaron a la Revista Medicina y Salud Pública que aún siguen siendo positivo para coronavirus.

    Mas noticias de Covid-19