Una persona podría sentir que ha tenido una gripe o indigestión, pero pudiese tratarse de un ataque cardíaco silencioso.
El ataque cardíaco silencioso presenta pocos síntomas –cuando se presenta alguno- o tiene síntomas que no se reconocen como signos del ataque cardíaco.
La persona con un ataque cardíaco silencioso podría no sentir ningún tipo de dolor en el pecho, ni falta de aire, que comúnmente son asociados con esta afección.
Quienes experimentan un ataque cardíaco silencioso pueden creer que han tenido una gripe, indigestión o distensión del músculo pectoral. Sin embargo, al igual que cualquier ataque cardíaco, el silencioso también implica la obstrucción del flujo de sangre al corazón y posible daño al músculo cardíaco.
Factores de riesgo de un ataque cardíaco silencioso
Al igual que con cualquier ataque cardíaco, los factores de riesgo contemplan:
- Edad;
- diabetes;
- sobrepeso;
- antecedentes familiares de enfermedad cardíaca;
- presión arterial alta;
- colesterol alto;
- poco ejercicio;
- ataque cardíaco previo;
- consumo de tabaco.
El tener un ataque cardíaco silencioso aumenta las probabilidades de sufrir otro ataque cardíaco, que podría ser mortal. Padecer otro ataque cardíaco incrementa las complicaciones, como la insuficiencia cardíaca.
No hay una prueba que determine el potencial de sufrir un ataque cardiaco silencioso, pero quienes tengan factores de riesgo deben ser evaluados por un médico para reducir la probabilidad.
La única forma de conocer si se ha tenido un ataque cardíaco silencioso es a través de pruebas por imágenes, como el ecocardiograma o el electrocardiograma, las cuales revelan cambios que pueden indicar el ataque cardíaco.
Fuente consultada aquí.