El dispositivo está indicado para la población debido al bajo riesgo que representa durante y luego de la cirugía.
Tras cumplirse la colocación del dispositivo Wathman número 100 en el Sistema de Salud Menonita, el equipo multidisciplinario del área de cardiología explicó, de manera exclusiva, a la Revista de Medicina y Salud Pública, el alcance y beneficio de la población.
Según lo indicó el doctor José Rivera Irrizary, director de Cardiología del centro de salud, el primer dispositivo implantado en el Sistema de Salud Menonita fue en 2018, el cual fue realizado por el Dr. Pedro Colón, y, entre tanto, el número 100 fue colocado en abril del 2022.
“Todo paciente que aquí se implanta un dispositivo pasa por diferentes especialistas, por eso es el éxito de complicaciones mínimas, y aunque sea un procedimiento sencillo, también tiene un nivel de complejidad a la hora de elegir al paciente”, explicó.
El galeno agregó que el dispositivo Watchman tiene más de 20 años usándose, y a la fecha se estima que hay más de 155 mil pacientes con estos dispositivos en el mundo “esto sí está cambiando la manera de tratar al paciente, aquí estamos salvando miles de vidas. Se debe pensar como una alternativa clara, y no como última opción”, enfatizó.
Por su parte, el doctor Pedro Colón, cardiólogo intervencional y director del Programa Estructural de la institución, indicó que la seguridad del dispositivo se ha demostrado desde la implantación del primer dispositivo, con resultados prometedores en pacientes que han reunido los criterios clínicos para beneficiarse de esta tecnología.
“Muchos de ellos - pacientes- vienen con expectativa dudosa, pero cuando les explicamos que este procedimiento es mínimamente invasivo y los riesgos son pocos, las expectativas del paciente cambian y dicen: Quiero hacerlo lo antes posible”, expresó Colón.
Un aspecto importante fue revelado por el doctor José Marcial, electrofisiólogo, y es que el dispositivo cuenta con cinco diferentes tamaños para ajustarlo a la anatomía cardíaca del paciente.
“Este dispositivo muestra cerca de un 90 por ciento de efectividad, porque hay cinco tamaños diferentes e indispensables para poder ajustarlo a la anatomía cardíaca del paciente”, dijo el especialista, quien agregó que el procedimiento se hace en menos de una hora, mínimamente invasivo y con bajo riesgo de sangrado.
Por último, el doctor Eric Avilés, cardiólogo del Sistema de Salud Menonita, indicó que la fibrilación auricular es el topo más común, y se conoce que en Estados Unidos al menos cinco millones de personas padecen la condición, y la proyección es que en el año 2030 21 millones de personas sean pacientes por esta enfermedad.
Precisamente, por esa razón, el especialista informó que esta condición está asociada al riesgo del derrame cerebral, y aunque no todos los pacientes que tienen fibrilación van a tener un derrame, “sí hemos identificado que tienen ciertas características que hacen que estén en mayor riesgo, porque los coágulos que están en el corazón pueden pasar hacia el cerebro”.
La fibrilación auricular es un ritmo cardíaco irregular y que puede provocar coágulos de sangre en el corazón, aumentando el riesgo de que estos provoquen un accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones relacionadas con el corazón.
Respecto al riesgo de consumir anticoagulantes, el especialista indicó que, “nosotros establecemos unos riesgos, y basados en eso, entonces decidimos usar anticoagulantes. Normalmente, los utilizamos en pacientes mayores con otras comorbilidades como diabetes, enfermedad renal, hipertensión. Es un riesgo medido, pero ese riesgo está ahí”.
Agregó que durante su consulta identifica pacientes y cuando ve que su riesgo a sangrar es alto, “entro en este paradigma, y ahí es donde empieza la conversación con los pacientes en una alternativa clínica. Usualmente, estos procedimientos benefician a pacientes de mayor edad, con historial de sangrado previo, u otro medicamento que aumente el riesgo de sangrado o insuficiencia renal”.
Por último, el paciente Jaime Soler, relató que antes del procedimiento tenía muchos factores en contra debido a su condición, incluso más allá del uso de anticoagulantes, su vida estaba limitada por momentos que antes le eran cotidianos, como el afeitarse o ir al odontólogo suponía un riesgo de sangrado.
“La fibrilación atrial continúa, pero estoy tranquilo porque puedo salir, caminar y estar más tranquilo”, finalizó.
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