El Colegio Estadounidense de Cardiología revisó estudios científicos sobre deportistas profesionales que tuvieron el coronavirus. Quiénes deberían realizarse estudios adicionales.
Días atrás, el futbolista Alphonso Davies, lateral izquierdo del Bayern Munich en Europa e integrante de la selección de Canadá fue descartado para jugar durante las próximas semanas después de que se le diagnosticó una inflamación del músculo cardiaco tras haber tenido el COVID-19. El cuadro del futbolista es una miocarditis leve y sus médicos dijeron que no era una situación “drástica”. Aunque el caso del futbolista llamó la atención pública, un grupo de expertos del Colegio Estadounidense de Cardiología revisó estudios científicos y encontró que el riesgo de alteraciones para el corazón por la infección por el coronavirus es bajo en los deportistas de alto rendimiento.
Según informaron en un trabajo liderado por el doctor Benjamin Levin, quien es especialista en medicina del deporte, profesor del Centro Médico de la Universidad de Texas Suroeste y asesor de la NASA, se notificaron 3.807 casos recuperados del COVID-19 en los registros de atletas profesionales y universitarios de los Estados Unidos. Se documentó una baja prevalencia de miocarditis clínica (0,6-0,7%). También se conocieron datos de 1.597 atletas de la Big Ten Conference de los Estados Unidos. Sólo nueve atletas (0,6%) presentaron hallazgos consistentes con la miocarditis clínica.
Tras la revisión los expertos estadounidenses, aclararon que es “poco probable” que los deportistas de alto rendimiento que han tenido el COVID-19 con síntomas leves, no cardiopulmonares, “tengan una miocarditis y una afectación miocárdica clínicamente significativa”. Pero señalaron a quiénes hay que prestarle más atención.
“Sólo en el caso de los atletas que se recuperan de la COVID-19 y que presentan síntomas cardiopulmonares preocupantes para la miocarditis o la afectación miocárdica (dolor u opresión torácica, disnea, palpitaciones, aturdimiento o síncope) debe realizarse una evaluación cardíaca adicional antes del regreso a la práctica deportiva”, dijeron.
“Para todos los demás asintomáticos o con síntomas no cardiopulmonares (como fiebre, escalofríos, letargo, mialgias, tracto respiratorio superior, gastrointestinal, pérdida del olfato, dolor de cabeza), no se recomienda realizar pruebas cardíacas antes de que vuelvan al entrenamiento”, agregaron.
Consultado por Infobae, Jorge Franchella, director del Programa de Actividad Física y Deportes Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires y miembro del Colegio de Medicina Deportiva de los Estados Unidos, afirmó: “Por la difusión de algunos casos de deportistas de alto rendimiento que tuvieron COVID-19 y alguna alteración cardíaca, se tiende a creer que pueden ser más afectados por el coronavirus. Sin embargo, la revisión de estudios y casos que fue liderada por el doctor Levine demuestra que el riesgo de desarrollar miocarditis es muy bajo”.
En los deportistas de alto rendimiento, se debería considerar tres tipos de alta médica, dijo Franchella. “La infección puede durar unos 7 días o más. También se requiere considerar el alta clínica, tras la atención con un profesional de la salud. A esas dos instancias se le suma considerar si el deportista tiene que ser evaluado con más estudios en función de cómo haya transitado el cuadro del COVID-19?, señaló.
Para los deportistas con síntomas cardiopulmonares, la revisión del Colegio Estadounidense de Cardiología recomendó la evaluación inicial debe incluir un electrocardiograma y un ecocardiograma. “La presencia de hallazgos anormales con las pruebas de la “tríada” o la persistencia de los síntomas cardiopulmonares después de las pruebas iniciales o durante el retorno al ejercicio sugiere que se debe realizar una evaluación adicional, comenzando con una resonancia magnética cardíaca”, escribieron los expertos.
Fuente Infobae.