Al consultorio del Dr. Jorge González Santos llegó Luz Ester Flores, una paciente puertorriqueña de 71 años que sufre hipertensión, tiroides, dislipidemia y que fue diagnosticada con fibrilación atrial. El galeno intervino rápidamente a la paciente con betabloqueantes que le salvaron la vida y eliminaron por completo los síntomas que padecía.
César Fuquen Leal
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
Al consultorio del Dr. Jorge González Santos llegó Luz Ester Flores, una paciente puertorriqueña de 71 años que sufre hipertensión, tiroides, dislipidemia y que fue diagnosticada con fibrilación atrial. El galeno intervino rápidamente a la paciente con betabloqueantes que le salvaron la vida y eliminaron por completo los síntomas que padecía.
“Es una paciente hipertensa, con dislipidemia. Cae en el grupo de pacientes por los factores de riesgo de la hipertensión y por su edad de más de 65 años como mujer. Tiene riesgo no solamente de fibrilación auricular, sino también riesgo de tener una trombosis o derrame cerebral secundario a esto”
mencionó el Dr. González en entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública (MSP).
Los fármacos que el galeno implementó como tratamiento a Flores inhibieron los síntomas que la aquejaban, lo que trajo un parte de tranquilidad a la paciente.
“Le dimos un medicamento que es un betabloqueante atenolol, una dosis de 25 miligramos y sus síntomas se eliminaron por completo, son palabras literales de ella. También, tratamos de disminuir el riesgo, porque no podemos eliminarlo por completo, de que tuviera la complicación más nefasta que tiene la fibrilación auricular que es la embolización, que puede ser en cualquier área de nuestro sistema circulatorio, (…) así que comenzamos con un anticoagulante oral, nosotros decidimos utilizar rivaroxabán”
ahondó el cardiólogo.
La paciente acudió rápidamente al consultorio del Dr. González para determinar la afección que la estaba aquejando. Esto, debido a que presentaba los síntomas más comunes de la fibrilación auricular.
“Ella se presentó con los síntomas más comunes que son palpitaciones, pulso acelerado. También presentó otros síntomas que en otras situaciones se presentan aislados: dolor de pecho episódico, muchas veces hasta en reposo, a veces al ejercicio”
expresó el Dr. González.
Igualmente, el cardiólogo explicó que los síntomas que la paciente padecía en ese momento, podrían ser confundidos con enfermedad coronaria debido al mal funcionamiento de los microvasos.
“Si no están funcionando bien -los microvasos- pueden causar dolor de pecho. Ella presentaba eso y también intolerancia al ejercicio. (…) Encontramos un pulso regularmente irregular, luego hicimos electrocardiografía y por primera vez descubrimos esta arritmia”
precisó.
La fibrilación atrial es una de las arritmias más prevalentes en Puerto Rico. Según expertos, esta enfermedad afecta a más de 300.000 personas en la isla. Además, algunas investigaciones evidencian que aproximadamente el 20 y 25% de las personas mayores de 45 años tienen un alto riesgo de sufrir esta letal patología cardíaca.
Los síntomas antes descritos generaron gran preocupación en la paciente, quien jamás imaginó que estaría padeciendo fibrilación atrial. Sin embargo, su angustia cesó después de que el tratamiento ya mencionado rindiera frutos y contrarrestara la enfermedad.
“Los latidos eran tan fuertes que me dolían, vine y el doctor González me dijo que tenía eso, fibrilación atrial. (…) Los medicamentos que me dio me funcionaron al instante, especialmente para los latidos. Esos –los fármacos– me funcionaron el mismo día y pude dormir muy bien gracias a eso”
expresó la paciente.
La prevención y diagnóstico temprano son una de las alternativas más eficaces para contrarrestar los síntomas de la fibrilación atrial y, de hecho, de cualquier tipo de arritmia. Es por eso que el doctor Sánchez exhortó a la comunidad médica para que se comprometan a medir el pulso y así encontrar esta patología precozmente.
“El propósito de nosotros es educar a todos los profesionales de la salud que tienen que ver con pacientes de esta edad y de este riesgo, que busquemos esta arritmia, que pensemos en ella cuando hay síntomas que no se presentan en el pecho: 65 años o más, diabético, pacientes que se quejan de problemas en la respiración, intolerancia al ejercicio episódica. Aunque no sean síntomas fuertes en el pecho, vamos a tomarle el pulso y hacerle el electrocardiograma”
concluyó.