En 2017, se realizaron unos 7.600 trasplantes de corazón en todo el mundo. Sin embargo, hay una grave escasez de órganos disponibles. Miles de personas engrosan las listas de espera, muchas de las cuales mueren.
BBC
Imaginen un laboratorio en el que se creen corazones humanos.
Ahora imaginen que ese laboratorio está flotando en el espacio a cientos de kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Puede parecer ciencia-ficción, pero podría traer nuevas esperanzas para los
pacientes de trasplantes
en la próxima década. En 2017, se realizaron unos 7.600 trasplantes de corazón en todo el mundo. Sin embargo, hay una
grave
escasez de órganos
disponibles. Miles de personas engrosan las listas de espera, muchas de las cuales mueren. Los intentos para crear corazones humanos en laboratorio son prometedores. Pero topan con un
obstáculo
: la necesidad de que los órganos crezcan alrededor de una estructura para asegurarse de que no se desmoronan durante el proceso. Retirar el corazón ya completo de la estructura está demostrando ser un desafío. Sin embargo, la empresa de tecnología espacial Techshot cree que
la gravedad cero podría ser la solución a este problema
. La Estación Espacial Internacional (EEI) está en constante caída libre. Eso implica que todo lo que hay en el interior experimenta una ingravidez efectiva, conocida técnicamente como microgravedad. Esto significa que los órganos podrían crecer sin la necesidad de ningún andamio, cree Rich Boling, vicepresidente de la empresa. En Techshot están convencidos de que algún día se fabricarán y se comercializarán
corazones para trasplantes
. "Nuestro objetivo final es encontrar una solución a la escasez de órganos. En Estados Unidos mueren cada día un promedio de 20 personas a la espera de un trasplante", explicó Boling a la BBC. "Llegar a ese punto es un viaje de mil millas y el lanzamiento de nuestra herramienta Bio-Fabrication Facility a la Estación Espacial Internacional es el primer paso". Desarrollado en colaboración con la NASA, la Bio-Fabrication Facility de Techshot es un dispositivo del tamaño de un microondas que utiliza técnicas de impresión 3D para crear parches para el corazón
utilizando las células madre del paciente
. Está previsto que se lance a la EEI en la misión SpaceX CRS-18, programada para mayo de 2019. El objetivo es
producir corazones humanos completos en el espacio
. El primer año se dedicará a asegurar que el dispositivo funciona según lo diseñado, antes de que comiencen las impresiones de prueba. "Las pruebas iniciales se centrarán en la impresión de tejido cardíaco", dice Boling. "Una vez que se hayan completado los protocolos de prueba, abriremos el programa a investigadores externos que quieran usar nuestro dispositivo". "Luego traeremos el dispositivo de vuelta a la Tierra y haremos las modificaciones necesarias para optimizarlo según lo que hayamos aprendido durante la fase de prueba. Después lo mandaremos de nuevo a la EEI con la intención de fabricar tejidos cada vez más complejos", añade. Todo esto llevará tiempo, por supuesto.
No se espera que la fabricación de órganos completos comience antes de 2025
. Conseguir la regulación legal de estos órganos podría llevar otros 10 años, según la compañía. Dejando de lado los desafíos prácticos, ¿cómo podría sostenerse a nivel comercial crear órganos humanos en el espacio? La empresa SpaceX de Elon Musk está reduciendo notablemente los costos de los viajes espaciales, pero incluso su cohete más barato todavía cuesta casi US$60 millones por misión. Y le queda mucho en la difícil tarea de llevar de vuelta los cohetes a la Tierra de forma segura. Pero Boling asegura: "Un órgano fabricado en el espacio a partir de las propias células madre del paciente
no requerirá medicamentos contra el rechazo
. Así, se espera que el costo total de por vida de un solo trasplante sea menor para el paciente que reciba un órgano fabricado en el espacio que la alternativa". Pero la manufactura suele necesitar grandes volúmenes de bienes para reducir costos. ¿Cómo se puede lograr esa escala en el espacio? La Estación Espacial no es especialmente grande. La
start-up
estadounidense Space Tango se plantea lanzar una serie de
cápsulas de fabricación autónomas
, conocidas como ST-42, que orbitarán la Tierra a partir de mediados de 2020.