Nuevas investigaciones ofrecen pistas biológicas de por qué las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar esta enfermedad
Un equipo de investigadores de la Universidad de Vanderbilt (EE.UU.) aseguran haber averiguado por qué el alzhéimer es más frecuente en las mujeres que en los hombres. La respuesta parece residir en las diferencias en la conectividad cerebral y los genes específicos del sexo y no en el hecho, como se ha pensado hasta ahora, de que las mujeres viven más que los hombres fueron la razón. Los datos se han presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer en Los Ángeles.
La mayoría de las personas que viven con la enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia, son mujeres.
Uno de los rasgos característicos de la enfermedad de Alzheimer es la acumulación de proteínas llamadas tau y amiloide en el cerebro
Los investigadores estudiaron escáneres cerebrales de cientos de hombres y mujeres, observando el patrón de una proteína llamada tau. Uno de los rasgos característicos de la enfermedad de Alzheimer es la acumulación de proteínas llamadas tau y amiloide en el cerebro. Cuando forman grupos tóxicos y enredados, esto hace que las células del cerebro mueran, lo que lleva a problemas de memoria.
Los expertos encontraron diferencias entre los sexos en la forma en que la tau se diseminaba a través de las regiones del cerebro. Así, en las mujeres parecía haber una mejor conectividad entre las regiones donde se acumula la proteína tau, lo que tenía implicaciones para el cerebro. Con esta mayor conectividad, los cerebros de las mujeres pueden correr el riesgo de una propagación más rápida de la tau y del deterioro cognitivo.
La genética podría contribuir a las diferencias en el riesgo y la progresión" de la enfermedad entre ambos sexos
Otro estudio, de la Universidad de Miami, encontró evidencias de que los genes específicos de mujeres y hombres podrían estar relacionados con el riesgo de Alzheimer. El descubrimiento podría llevar a perfiles de riesgo únicos para hombres y mujeres.
Brian Kunkle, quien dirigió la investigación, señala que «la genética podría contribuir a las diferencias en el riesgo y la progresión de la enfermedad entre ambos sexos».
Sin embargo, aún se desconoce si esta información puede usarse para identificar a hombres y mujeres en riesgo de contraer la enfermedad.