La Escuela de Farmacia de la isla es la institución académica más antigua de la isla.
Una farmacología más clínica y científica.
Así ha evolucionado desde hace 103 años el campo de la primera profesión de salud con una formación académica universitaria en fundarse en Puerto Rico y que hoy día continúa especializándose en el desarrollo de medicamentos que contribuyan a la salud pública de la isla.
Una de las testigos de los logros de esta profesión lo ha sido la Dra. Wanda Maldonado, decana de la Escuela de Farmacia del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) desde el 2010, quien en entrevista con la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) relató que el campo es uno sólido en la isla y que estos profesionales cada día se convierten en aliados directos del desarrollo de nóveles tratamientos contra enfermedades por ejemplo, como el cáncer.
Maldonado se unió a la Escuela de Farmacia en el 1987, iniciando labores facultativas en el Departamento de Práctica en Farmacia. Sus estudios farmacológicos se concentraron en agentes anti-infectivos y el desarrollo curricular de la especialidad.
“En el 1976 la Escuela de Farmacia se trasladó al Recinto de Ciencias Médicas. Originalmente se ofrecía el grado de químico farmacéutico en un programa de 2 años, luego el programa evolucionó a uno de cuatro años en el que se confería el grado de bachillerato en Ciencias Farmacéuticas, luego pasó a un bachillerato de 5 años, y finalmente evolucionó al grado de Doctor en Farmacia, el cual se ofrece como único grado profesional desde 2001”, narró Maldonado.
“En 1988 se estableció el programa graduado de Maestría en Ciencias en Farmacia con concentraciones en Farmacia Industrial y Ciencias Farmacéuticas el cual sigue vigente. Mayormente se enfocaban en la práctica en las farmacias de comunidad y en laboratorios de composición de formulaciones. El programa ha cambiado significativamente con los adelantos de la ciencia”, añadió.
El desarrollo de medicamentos tuvo un gran auge en el siglo pasado con enfermedades como la tuberculosis como agente bacteriano infeccioso y afecciones como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) que tuvo cobraba vidas en la década del 1980, rememoró la decana.
“Hubo una explosión en la farmacología, farmacocinética, en la industria farmacéutica que se amplificó grandemente. Los farmacéuticos comenzaron a ser necesarios en los pueblos, para ofrecer los servicios de salud que eran escasos y habían muchas enfermedades infecciosas como la tuberculosis, las anemias, deficiencia de vitaminas, porque no habían tratamientos efectivos como ahora ni acceso a antibióticos”, formuló.
“Cuando la escuela se movió al Recinto de Ciencias Médicas se desarrolló la parte clínica del currículo y ahí aumentó el desarrolló en la parte clínica del farmacéutico para poder atender directamente a los pacientes en hospitales y otras áreas. Paralelamente siempre ha habido una necesidad de farmacéuticos en las plantas de manufactura”, manifestó.
Más allá, la investigación científica ha sido esencial en la formación de estos profesionales, tanto en la identificación de moléculas que resguarden una promesa contra enfermedades como el cáncer de seno, así como la evolución de la farmacogenómica que busca que la creación de los medicamentos sea a tono con el perfil genético del paciente.
“En los estudios de farmacogenómica, en el área de química para el tratamiento de cáncer de seno, ha habido un desarrollo significativo. Hemos establecido una clínica intramural dentro de la facultad y el que nuestros egresados se destaquen tanto en Puerto Rico como afuera es una gran satisfacción. Los responsables del éxito de la escuela han sido todos los docentes que han sido parte de la facultad durante estos 103 años”, enfatizó.
“Los farmacéuticos se especializarán cada vez más en oncología, enfermedades infecciosas, geriatría, cuidado ambulatorio, entre otros. El programa ha sido esencial en el cuidado de la salud en la isla”, concluyó.
Al día de hoy, Puerto Rico cuenta con más de tres mil colegiados en farmacia, según el Colegio de Farmacéuticos de la isla.