La mal colocación de catéteres venosos umbilicales (UVC) en recién nacidos puede conducir a la extravasación intraperitoneal de nutrición prenatal y ocasiona el posible desarrollo de distensión abdominal, sensibilidad asociada con dolor agudo, ascitis, deshidratación, hemoconcentración, induración característica de la pared abdominal debida a la infiltración de los tejidos blandos e insuficiencia renal aguda por hipovolemia e hipertonicidad.
En contraste, se ofrece acceso intravascular para la administración de líquidos intravenosos, nutrición parenteral, medicamentos, transfusiones y monitoreo venoso central, especialmente para el manejo de bebés con bajo peso al nacer.
“La colocación incorrecta de los catéteres umbilicales se asocia con complicaciones que pueden conducir a la morbilidad y la mortalidad. La punta del catéter venoso umbilical debe colocarse en la unión de la vena cava inferior y la aurícula derecha justo en el nivel del diafragma (T7 a T9) o por encima de este”,
explica el cirujano pediátrico Humberto Lugo Vicente.
Según indica el doctor, se debe obtener y retorno adecuado de sangre antes del uso:
“Un UVC posicionado normal entre T7 y T9 puede permanecer en uso hasta 14 días si se necesita acceso intravenoso; de lo contrario, se recomienda suspender el UVC el día 10 y reemplazarlo con un catéter central intravenoso colocado por vía percutánea”.
Por otro lado, afirma que la inadecuada colocación de este dispositivo podría provocar la extravasación intraperitoneal de nutrición prenatal lo que a su vez conduciría a la perforación del vaso “o la ruptura de la cápsula hepática debido a la necrosis hepática”, plantea el galeno.
El tratamiento de la extravasación peritoneal de la nutrición prenatal consiste en la extracción del catéter, la paracentesis o la exploración peritoneal para el lavado peritoneal realizado del líquido ofensivo.
Por otro lado, el pronóstico generalmente es bueno si no está asociado con una laceración hepática grave con hemorragia incontrolable.