Con una vida activa en el mundo del baloncesto y llevando a la gloria el nombre de Puerto Rico en Barcelona, el doctor Hiram Ruiz Arroyo vivió las mejores épocas del baloncesto
Con una vida activa en el mundo del baloncesto y llevando a la gloria el nombre de Puerto Rico en Barcelona, el doctor Hiram Ruiz Arroyo vivió las mejores épocas del baloncesto superior puertorriqueño, pero también la época donde los médicos tendrían mejor calidad de vida.
Inicialmente, cuando entró a iniciar su bachillerato en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (UPRRP), ya tenía una trayectoria en el baloncesto, pero una lesión en el tobillo fue lo que motivó a comenzar una carrera en la medicina, lesión que le costó permanecer un año retirado de las canchas universitarias.
Fue allí, en la IUPI, donde comenzó pre médica, para luego movilizarse a la escuela de medicina y alcanzar la ortopedia. Sin embargo, esto no ocurrió, porque terminó en el campo de la dermatología.
Cursando su primer año en la Escuela de Medicina de la UPR, decidió trasladarse al estado de la Florida para terminar su carrera, pero por influencia del doctor puertorriqueño Freddy Borrás, quien fuese uno de los refuerzos más grande que tenía Europa, le propuso irse a Barcelona y jugar con el Barca.
Precisamente, en la Universidad de Barcelona culminó su carrera médica, pero se transformó su mundo deportivo positivamente.
“ De ahí empecé a ver y tenía un problema porque la escuela de aquí (RCM) estaba empezando la medicina, pero le daban prioridad de la IUPI y ahí en Florida me encontré con el tranque que la única escuela de medicina de Florida le daba la oportunidad a los residentes del estado y me quedé en el aire. Cuando regreso, le pido la carta a Borrás y me matriculo en Barcelona y yo iba a jugar inicialmente en el Barca, pero un amigo mío Jorge Cuello jugaba de rival de Barcelona y me llevó con él y jugué con el Aismalibar. Después pude ser el primer puertorriqueño refuerzo del Barca. Eso fue en el 60, que participamos, por primera vez en la historia de Barcelona en la Copa de Europa donde llegamos a los cuartos de final convirtiéndose en uno de los juegos mas grandes de mi vida", narró el doctor, natural de Santurce.
narró el doctor, natural de Santurce.
”,
En ese interín contrajo matrimonio con Marga Santiago y tuvieron su primer hijo, mientras estaba en Barcelona. Posteriormente, regresó a su isla para tomar la reválida y otros exámenes con el fin de realizar el internado en los Estados Unidos que -hasta ese entonces- todo apuntaba a que sería la ortopedia.
Mientras su carrera médica tomaba forma, sirvió en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, donde también capitaneó el equipo de baloncesto de la base de Virginia. En ese transcurso, tuvo que asistir en varias cirugías. En ese sentido, afirma que no se sentía muy cómodo, lo que despertó otros intereses salubristas.
“ Me gustó mucho la dermatología pero siempre estuvo la idea de la ortopedia y estando en la fuerza aérea solicité al Henry Ford Hospital en Detroit y luego de hacer acercamientos de que me gustaba la dermatología comenzaron a llegar casos, pero no tenía mucho dominio porque en las escuelas no había nada relacionado a esa especialidad, y era una especialidad relativamente nueva en el campo de la medicina. Pero luego se abrió el curso en el RCM donde logré especializarme y tuve dos años de experiencia viendo estos pacientes gracias a las influencias del doctor Villanova y el doctor Arnaldo Silva y me di cuenta que me gustaba muchísimo y he dedicado toda mi vida en esto”,
expresó.
Al finalizar sus estudios, comenzó su práctica privada en una oficina pequeña en la calle Vallejo en Río Piedras; esto duró apenas un año, ya que se abrieron otras puertas. Anterior a esto, tenía un trabajo a tiempo parcial con la Corporación Fondo Seguro del Estado (CFSE), llevando clínicas a través de toda la isla.
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Dentro de esas clínicas, llega al pueblo de Arecibo y frente a la localidad del CFSE se encontraba el desaparecido Hospital Buen Pastor y adyacente a la localidad; también estaba el Hospital Dr. Susoni, donde en algún momento los doctores Rodríguez Bermúdez, Laguillo y Zaragoza se acercaron al deportista para llevar la dermatología a la zona norte de la isla, donde existía una necesidad genuina de atender pacientes con problemas de la especialidad.
“No los conocía y me hicieron el acercamiento porque en Arecibo no había dermatólogos y ellos decían que tenían muchos casos. Me lo propusieron de una forma que no sabía si iba a funcionar y pensaba que al inicio iba a ser pocos pacientes, pero llegaron veintipico de pacientes el primer día y de ahí pa’ lante no me he podido ir de Arecibo. Posteriormente terminé haciendo una clínica en lo que era el Hospital Susoni. Llegó un momento en que estaba con las dos clínicas y salía de trabajar a las 7 de la noche para coger la carretera vieja a San Juan. Conversé con mi esposa para mudarnos y aceptó, desde entonces comencé mi oficina y aquí estamos” ,
recordó.
“Dejé de jugar cuando comencé la residencia, de Dermatología. Siendo mis últimos juegos en la Fuerza Aérea. Una noche fue invitado a ver un try-out de los Piratas de Quebradillas para que pueda jugar. El doctor Silva era fanático del equipo y me invitó para que fuera a formar parte de ese equipo. Como aún me mantenía en forma acepté, pero me citaron media hora antes y me pusieron a jugar y me maté jugando. Luego venían los jugadores para entonces practicar formalmente. Y ya me sentía cansado, me ofrecieron jugar, pero por mi residencia no pude aceptar”,
reveló Ruiz Arroyo.
Una vez se estableció en Arecibo, ya el baloncesto se había acabado, aún teniendo apenas 30 años de edad. Más adelante, Don Pancho Padilla padre, quien fuera apoderado de los Capitanes, realizó una fiesta para levantar fondos y, en esa misma actividad, hicieron un llamado inesperado, me invitaron a formar parte de la Junta de Directores. En esas menciones subrayaron la trayectoria de Hiram y lo hicieron subir a tarima. Años más tarde me hicieron entrega de la administración del equipo de la Villa del Capitán Correa. Función que no esperaba, pero ejerció, durante 15 años. Pero en el 1994 entregó el mando a Francisco Padilla, Jr. “Fue una situación bastante intensa y muy buena, que solamente la juventud me permitió”, remarcó.
Parte de la época de oro del baloncesto en Puerto Rico, el dermatólogo tuvo la bendición de vivirla ya que fue unos de los primeros países en implementar ese deporte. Además, la isla tiene mucho que ver con el desarrollo del básquet en España, que ahora es uno de los mejores del mundo.
Cuando el exjugador se refiere a la “época de oro” quiere decir “que se jugaba un baloncesto de calidad, cuando comenzó en la YMCA y en Instituto Politécnico de San Germán. Sin embargo, en la actualidad, el deporte general se ha tornado un espectáculo, donde poco cuenta las anotaciones y el trabajo en equipo, más bien se muestra lo físico y la fama”, lamenta.
Por otro lado, cuestionó la necesidad de un equipo de calibre mundial cuando recordó que en el 1964 la isla se convirtió en el cuarto país en las Olimpiadas de Tokio.
Parte del desarrollo del deporte dominado por hombres en la actualidad, la isla vivió los mejores momentos cuando en un coliseo de mínima capacidad, se adentraban miles de espectadores y fanáticos del básquet.
“En esa época los pueblos se vaciaban porque la gente se movía a las canchas para ver los juegos donde se metían miles de personas, hasta los abogados y alcaldes se metían”,
especificó.
Por otro lado, la venta de boletos se movía muy bien y dejaba un incentivo sostenible. Pero, ese cuento es cosa del pasado. En la actualidad se ha perdido la cultura del deporte y las visitas a las canchas han disminuido notablemente, al igual que la participación y las expectativas del deporte en general, lo que ha llevado, específicamente al baloncesto a sufrir otra crisis en el país.
Ruiz indicó que la comercialización del deporte es lo que ha llevado a la debacle, convirtiéndose en una liga de “espectáculo”. De hecho, cree que el deporte debe aprovechar las lecciones del pasado para recolectar lo que fue el mejor básquet puertorriqueño, para así crear nuevamente un Equipo Olímpico que pueda volver a posicionarse mundialmente.
Ya han pasado 50 años desde que el dermatólogo comenzó a practicar. Ha descendido el volumen de pacientes, pero hay más tiempo para dedicarle a la congelación de la piel. A la Medicina Complementaria enfocada en la alimentación, y lo que llama la endo dermatología, “porque hay una crisis bien grande en Puerto Rico de toxicidad y nutrición”, admitió.
“ Para mí siempre ha sido un placer poder ayudar al enfermo, y cada vez uno se da cuenta que para tu poder ayudarlo tiene que haber una relación de empatía, de tal forma que amar al prójimo para poder curarlo, si no lo amas identificándose con el sufrimiento no es tan efectiva la curación. Las cosas que aprendí en el baloncesto me han ayudado mucho en mi vida y aprendes el concepto de equipo que fue el concepto principal de aquel baloncesto de antes”,
concluyó.