Mientras el doctor Vahwere dirigía un pequeño equipo de trabajadores sanitarios que administraban vacunas en una aldea remota en la provincia de Kivu del Norte, fue rodeado por una multitud enfurecida con armas de fuego y machetes. El grupo médico por razones obvias no entendía porque aquellas personas pretendían atacarlos, razón por la cual decidieron hablar con los líderes comunitarios para calmar los ánimos y apaciguar la ira de la población.
"La gente piensa que el ébola no existe, mi equipo fue atacado por hacer nuestro trabajo"
Dice Pascal Vahwere, médico que trabaja para combatir la enfermedad del ébola en República Democrática del Congo.
La tarea que desempeñan estos brigadistas es identificar a las personas que ya están contagiadas por el ébola para llevarlos a centros de tratamiento, sin embargo, también ayudan a enterrar a los muertos que deja la epidemia. Teniendo en cuenta esto es más que obvio que para estos equipos medicos ir a una aldea infectada con ébola representa un riesgo altísimo que además deciden correr.
No obstante mientras la propagación avanza a pasos agigantados y acaba con la vida de cientos de personas, colectivos enfurecidos de personas armadas amenazan a los trabajadores médicos en la República Democrática del Congo. Todo esto como resultado de fake news que se propagan incontrolablemente a través de grupos de WhatsApp.
"La difusión de información falsa llevó a la gente a creer que el ébola es un negocio que genera dinero para los políticos"
dice Vahwere.
Con información falsa se ha ido tejido el rumor de una conspiración, y como es de esperarse el enojo por la falta de una respuesta adecuada está alimentando el resentimiento entre la población vulnerable a esta epidemia mortal.
El doctor Vahwere trabaja para el Comité Internacional de Rescate en la ciudad de Goma, situada en el este de la República Democrática del Congo. La alarma se encendió hace solo dos semanas cuando la ciudad reportó su primera muerte relacionada con el ébola. Como era de esperarse a principios de esta semana se detectó un segundo caso de ébola en la ciudad.
Del 1 de enero al 24 de julio de 2019, la Organización Mundial para la Salud (OMS) documentó 198 ataques contra instalaciones y trabajadores de salud, con un balance de 7 muertos y 58 heridos, según le dice a la BBC Sakuya Oka, gerente de comunicaciones de la OMS.
El listado de víctimas fatales incluye a Richard Mouzoko, epidemiólogo de la OMS, quien murió durante un ataque al Hospital Universitario de Butembo el 19 de abril. En ese mismo ataque dos personas resultaron heridas.
Más adelante, en el mes de mayo, aldeanos del este de la República Democrática del arremetieron también contra la vida de un trabajador de la salud y además saquearon un centro de tratamiento.
Finalmente el 15 de julio, dos trabajadores involucrados en la campaña de prevención del ébola fueron asesinados en sus hogares en la provincia de Kivu del Norte.
Pese al interés y disposición de estos grupos médicos por ayudar a la población, la frecuencia y letalidad de los ataques perpetrados por los pobladores hacias los profesionales ha afectando de gran manera la lucha contra la epidemia, y esto ha desencadenado que la enfermedad siga ganando terreno. En 224 días se llegó a la cifra de 1.000 casos reportados, pero sólo 71 días después ya había 2.000 infectados.
"Hoy (lunes) tenemos 57 casos de ébola en el centro de tratamiento de Beni. Esto significa que nuestra carga de trabajo es muy alta"
dice el doctor Freddy Sangala.
El ébola se transmite a través de los fluidos corporales de una persona infectada, como la sangre, o a través de objetos como mantas y ropa contaminada con estos fluidos.
No existe cura para el ébola, pero el tratamiento temprano puede postergar o detener síntomas específicos, así como el uso de terapia de rehidratación oral y líquidos por vía intravenosa, pueden aumentar las posibilidades de supervivencia.
Existe una vacuna que recientemente se ha estado administrando para prevenir la propagación del ébola en la República democrática del Congo. Aproximadamente unas 170.000 personas que estuvieron en contacto cercano con quienes ya estaban infectados con ébola recibieron la vacuna. Sin embargo los ataques innegablemente han provocado interrupciones en la campaña de inmunización, lo que causa que la enfermedad se propague aún más.
El brote de ébola se está produciendo en una región que alberga a más de 20 grupos rebeldes. El gobierno acusa a algunos de ellos de atacar a equipos médicos.
"La tragedia es que tenemos los medios técnicos para detener el ébola, pero mientras no se detengan los ataques, será muy difícil poner fin a este brote"
tuiteó el 10 de mayo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Un grupo de milicianos llamado Mai-Mai de Kivu del Norte, estuvo detrás de algunos de los ataques contra centros de salud y trabajadores, según el gobierno. Otro grupo de milicianos, llamado las Fuerzas de Defensa Aliadas (rebeldes ugandeses que operan en la República democrática del Congo) también fueron acusados de causar una interrupción generalizada en las unidades médicas.
También hubo una serie de ataques de otros grupos no identificados en los centros de respuesta al ébola.
"Después de cada interrupción en las actividades, hay un aumento en las infecciones por ébola"
dice Amy Daffe , subdirectora de la ONG Mercy Corps en la RDC.
Para intentar tranquilizar a los trabajadores de la salud, el gobierno brinda seguridad adicional; Hombres armados vigilan algunos de los centros de tratamiento establecidos recientemente.
"Algunas de las clínicas de ébola tienen protección armada. Eso no es bueno. Necesitamos ganarnos la confianza de la gente."
dice Vahwere.
Vahwere también dice que el miedo está disminuyendo. "Hace unos meses, algunos miembros del personal tenían demasiado miedo para llevar el kit de protección".
Kate White, enfermera y parte del equipo de respuesta a emergencias de la ONG Médicos sin Fronteras explica por qué hay un ambiente de sospecha.
"El hecho de que el ébola reciba tanta atención cuando el cólera, el sarampión y la malaria también están matando a las personas, contribuye a la percepción de que hay otra razón subyacente para la respuesta a la enfermedad"
dice ella.
Según UNICEF, "este año se reportaron al menos 1.981 muertes por sarampión en la República Democrática del Congo , más de dos tercios de ellas son niños menores de 5 años".
Hasta el 23 de junio, se habían reportado casi 115.000 posibles casos de sarampión, mucho más de los 65.000 registrados en todo 2018 y aunque el sarampión ha matado a más personas que el ébola, no se le asignaron los recursos adecuados para combatirlo.
Ahora UNICEF está llevando a cabo una campaña de vacunación masiva contra el sarampión en el área afectada por el ébola en la provincia de Kivu del Norte.
Como medida de conciliación los trabajadores de la salud colaboran activamente con los líderes de la comunidad local para reducir la desconfianza.
"Necesitamos escuchar las preocupaciones de la población con la misma fuerza con la que queremos que nos escuchen", dice White.
La confianza no se gana al ingresar a una comunidad una vez y hablar sobre qué es el ébola y cómo se transmite. Realmente requiere construir relaciones a lo largo del tiempo". Esto es particularmente cierto en el caso de Charles Lwanga-Kikwaya, un trabajador de la salud; su equipo fue atacado el día de Año Nuevo en un punto de vacunación contra el ébola en República Dominicana del Congo.
Después de pasar seis días en el hospital, incluyendo cuidados intensivos, fue dado de alta. Tras unos meses, regresó a su trabajo en la lucha contra el ébola."Debo seguir luchando hasta que termine la epidemia", dice Lwanga-Kikwaya.