El sistema inmune aprende a tolerarse a sí mismo mediante la eliminación de linfocitos autorreactivos de alta afinidad en el timo.
Diana Castañeda
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El sistema inmune trabaja constantemente para mantener la homeostasis en el cuerpo humano y, asimismo, mantenerlo protegido de infecciones y eliminar las células deficientes e incluso cancerosas.
El doctor Anardi Agosto, alergista e inmunólogo, médico internista y pediatra asegura que, el sistema inmune aprende a tolerarse a sí mismo mediante la eliminación de linfocitos autorreactivos de alta afinidad en el timo, la médula ósea o en la periferia, a través de mecanismos cono la anergia o la apoptosis, ignorando antígenos, usando receptores inhibidos y mediante la inhibición de células T autorreactivas.
“Cuando tenemos problemas en alguna parte, ya sea una inmunodeficiencia primaria o una enfermedad autoinmune, debemos tratarlo como un todo y estar seguros de que estudiamos cada uno de sus componentes. Entre los defectos específicos que causan inmunodeficiencias primarias, existen asociaciones importantes con la autoinmunidad, lo que nos confirma la importancia de una evaluación completa del sistema inmune, para así entender estas desregulaciones inmunológicas”, explica el alergista e inmunólogo.
Teniendo en cuenta que, las enfermedades autoinmunes son condiciones complejas con muchos mecanismos propuestos, por ejemplo, susceptibilidad genética (HLA-27, que causa espondilitis anquilosante después de infecciones con E. Coli), estímulos ambientales o por una regulación defectiva del sistema inmune por mutaciones (FOXP3, CD25, CTLA-4).
Sin embargo, para el doctor Agosto, los pacientes con inmunodeficiencias primarias, una inflamación crónica con una presentación persistente de antígenos al sistema inmune, debido a infecciones recurrentes, son factores esenciales para el desarrollo de autoinmunidad. Esta estimulación crónica, causada por antígenos microbiales, puede fomentar respuestas inflamatorias crónicas y exageradas por otras células del sistema inmune que, tratando de ayudar a las que no funcionan bien, terminan afectado sus propias células.
Por otro lado, también se observan asociaciones en otras inmunodeficiencias; la IgA es la inmunoglobulina más abundante en el cuerpo. Se encuentra en tejidos y secreciones, especialmente del tracto gastrointestinal y respiratorio. Su función incluye la defensa de patógenos y el desarrollo de tolerancia.
Otra inmunodeficiencia habitual es la inmunodeficiencia común variable (CVID). Debemos aclarar que no se trata de una sola enfermedad, sino un grupo de síndromes que presentan hipogammaglobulinemia como resultado de diferentes defectos genéticos.
“Más del 25% de los pacientes con CVID tienen complicaciones autoinmunes que resultan difíciles de comprender y manejar. Resulta realmente increíble que una condición como la CVID, donde las inmunoglobulinas son bajas y con pobre respuesta a antígenos, produzca autoanticuerpos y células B autorreactivas y se ataque a sí mismo”, advierte el galeno.
En conclusión, para el doctor Agosto, cuando se desarrollan desórdenes autoinmunes a temprana edad o cuando se afectan múltiples órganos y se puede explicar con una sola condición reumatológica, se debe considerar una inmunodeficiencia.