El doctor Carlos Leyva, endocrinólogo pediátrico, es un ejemplo a seguir para muchos jóvenes diagnosticados con diabetes tipo 1. En su adultez no solo decidió aprender y dedicarse a su condición, además lucha por el bienestar de los niños que padecen de ella en Puerto Rico.
Rosmery Cernadas y Daniela Pinto
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
El doctor Carlos Leyva, endocrinólogo pediátrico, es un ejemplo a seguir para muchos jóvenes diagnosticados con diabetes tipo 1. En su adultez no solo decidió aprender y dedicarse a su condición, además lucha por el bienestar de los niños que padecen de ella en Puerto Rico.
“A los 12 años me diagnosticaron con diabetes en Puerto Rico. Fue en verano, en ese entonces yo jugaba mucho fútbol y mis padres comenzaron a notar que me cansaba más rápido de lo usual. Presenté los síntomas de azúcar alta como orinar frecuentemente y una sed excesiva”,
así relata a la Revista Medicina y Salud Pública (MSP) el Dr. Carlos Leyva, endocrinólogo pediátrico.
Un pediatra, luego de unas pruebas de laboratorio, confirmó su diagnóstico y lo remitieron con una endocrinóloga pediatra, la doctora Carmen Ana Sáenz, quien lo educó en su condición.
“Yo siempre he dicho que ella fue una de las personas que me motivó a estudiar lo que estudié. Luego me acuerdo de que leí un artículo que hablaba sobre las posibles causas de la diabetes y virus asociados. En aquel momento todavía no se conocía muy bien sobre la diabetes tipo 1 y las causas que llevaban a la autoinmunidad. Todavía recuerdo que me interesó y lo presenté para un trabajo de mi clase de ciencia. Ahí comenzó el interés para conocer sobre mi condición. Posteriormente, en todos los proyectos de feria científica los hacía relacionados con la diabetes. Fue cuando decidí que quería estudiar medicina”,
relató a MSP.
El Dr. Carlos Leyva nació en Arlington, Texas en los Estados Unidos mientras sus padres terminaban una maestría. A los tres años regresó con ellos a Puerto Rico para que creciera cerca de su familia. Allí estuvo hasta los 15 años y luego regresó a EE.UU. porque a su padre lo transfirieron. Terminó sus últimos dos años de escuela superior en Florida y estudió el bachillerato en la Universidad de Miami. Mientras estudiaba en la universidad, su cuidado médico cambió de un endocrinólogo pediátrico a uno de adulto. Este último lo motivó a seguir adelante hacia la carrera de medicina.
“Cuando estudiaba, trabajé haciendo investigaciones específicamente en trasplantes de isletas (las células que producen insulina en el páncreas) en monos. Nosotros trasplantábamos las isletas a monos que tenían diabetes y prácticamente de forma temporal curábamos la diabetes. Eso era a principios de los noventa. Nos dimos cuenta de que la condición de diabetes es mucho más complicada”,
dijo a MSP.
Después estudió medicina en la Escuela de Medicina de Ponce en Puerto Rico y pediatría en el Recinto de Ciencias Médicas en el Hospital Pediátrico.
“Cuando entré a medicina yo tenía como mis prioridades estudiar endocrinología, pero no estaba seguro si a través de pediatría o a través de medicina interna. Luego de hacer las rotaciones me interesó más la parte pediátrica. Cuando vi cómo era el día a día de los endocrinólogos pediátricos supe que eso era lo que me interesaba hacer. La diabetes tipo 1 usualmente se diagnostica en edades jóvenes y mi interés principal era este tipo de diabetes por la condición que he vivido”,
agregó el Dr. Carlos Leyva.
El endocrinólogo pediatra asegura que aprende de sus pacientes, pero también se identifica no solo con ellos, sino con sus padres pues él tiene tres hijos de 21, 17 y 13 años, respectivamente.
Su esposa también ha participado en su práctica médica y lo ha acompañado en todo su proceso. “Ella es psicóloga industrial y actualmente es la administradora de nuestras clínicas. Siempre trabajó en esta área de medicina. Laboró en la Escuela de Medicina, fue directora ejecutiva de la Academia de Pediatría en Puerto Rico, trabajó para planes médicos. Ella era la que trabajaba mientras yo estudiaba durante todos esos años de preparación. Nuestros hijos se llevan cada uno cuatro años y son etapas diferentes. Hay que organizarse, tener mucho apoyo de la familia y siempre se les dedica el tiempo”.
Entre los estudios de investigación que el doctor ha realizado en la isla, hay uno en particular donde verifican a los familiares de los pacientes que tienen diabetes tipo 1 y determinan si estos tienen un riesgo alto, moderado o bajo en desarrollar diabetes tipo 1 en el futuro.
“Me gusta mucho mi profesión porque uno ve que está haciendo una diferencia. Se dice que el cuidado de la diabetes es a veces frustrante, pero cuando uno ve casos donde ha habido una mejoría en la salud del paciente, especialmente en la edad pediátrica, uno sabe que tienen un futuro por delante y sin la salud ese futuro puede troncharse. Es una especialidad que depende mucho de hacer la medicina como en los viejos tiempos, con un examen físico e historial médico completo. La endocrinología requiere de una evaluación completa del paciente, una investigación con laboratorios complejos y un análisis profundo de data, el cual toma mucho tiempo pero a la misma vez es super interesante”,
aseguró.
Cuando el Dr. Carlos Leyva regresó a Puerto Rico se enfrentó a varios retos. Uno de ellos fue que los bancos no aprobaban sus solicitudes de préstamo por los múltiples créditos estudiantiles. Sin embargo, el Banco de Desarrollo le prestó el dinero para iniciar su práctica. A través de esa primera etapa, se dio cuenta que muchos niños con diabetes tipo 1 no estaban recibiendo el cuidado adecuado de su condición mientras estaban en las escuelas. A pesar de que había una ley federal que obligaba a todas las escuelas que tuvieran fondos federales tener algún tipo de recurso o persona encargada para proveer esos servicios durante el periodo escolar a los niños.
“Conocí a una pareja de abogados que tienen a un hijo con diabetes tipo 1 y vimos cómo podíamos lograr que esto se cumpliera. Terminamos desarrollando un proyecto de ley que se aprobó el cual ha permitido que estos pacientes reciban sus tratamientos durante el periodo escolar. En todas las escuelas públicas y privadas donde haya pacientes con diabetes tipo 1 debe haber dos personas encargadas y adiestradas por paciente para proveerle ese servicio a estos niños. No solamente de emergencia sino de rutina”,
contó a MSP.
Al Dr. Carlos Leyva también lo impactó el hecho de que los planes médicos no cubrían las tirillas que utilizan los pacientes para verificarse el azúcar y dependiendo de su nivel, inyectarse la insulina. “También logramos otro proyecto que se convirtió en ley en donde se les obliga a las aseguradoras a cubrir esos suplidos, incluyendo las bombas de insulina. Logramos que inicialmente los cubrieran hasta los 21 años, pero recientemente se aprobó para todo paciente con diabetes tipo 1 incluyendo adultos”.
El especialista resalta que sabe que la condición de diabetes tipo 1 es frustrante en algunos momentos, pero actualmente, se están realizando muchos avances para mejorar el cuidado y tratamiento de los pacientes.
A los médicos primarios les recalca que siempre lleven una curva de crecimiento en todos sus pacientes pediátricos, “en toda visita deben poner en la gráfica de crecimiento el peso y la estatura. Esto ayuda a poder detectar a tiempo problemas de crecimiento al igual que problemas con el peso y así poder hacer las evaluaciones pertinentes”.
El Dr. Leyva atiende en dos oficinas principales en el Manatí Medical Center y en el Puerto Rico Women’s and Children's Hospital en Bayamón. “Nosotros estamos en proceso de crear una clínica de obesidad pediátrica que tenemos planificado empezarla en verano del 2020. Donde tendremos múltiples especialistas en un mismo centro incluyendo nutricionista, psicóloga, fisiólogos de ejercicios, cirujanos bariátricos pediátricos, cardiólogo, gastroenteróloga y este servidor, siguiendo un mismo protocolo y programa basado en las guías establecidas por las asociaciones pertinentes en esta área de manejo de peso en la edad pediátrica. Esto va a ser en el Centro de Diabetes y Endocrinología Pediátrica de Puerto Rico en Bayamón”, concluyó el Dr. Carlos Leyva.