Jayleen RodríguezAgencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Médico, maestro, ministro y militar, son las cuatro profesiones en las que el Dr. Mario Miranda Torres, internista en el Hospital Hima San Pablo en Bayamón, ha dedicado su esfuerzo y conocimiento durante aproximadamente 60 años de carrera.
Ni la edad, ni el dinero han sido obstáculo para que el especialista en medicina interna, continúe ejerciendo su profesión y emprendiendo nuevos caminos.
En el 2008, fue a una misión hacia África, donde estuvo cinco meses impartiendo la palabra de Dios a los pueblos de escasos recursos, experiencia que terminó un capítulo en su vida e inició otro.
“En el tiempo que estuve en África tenía un chofer que ejercía como intérprete, guía turístico y compañero, luego me enfermé y esta misma persona me cuidó día y noche, hoy es mi hijo adoptivo”, comentó.
En cuanto a su trasfondo como ser humano, el médico, narró que él fue un joven de escasos recursos que tuvo la suerte de salir hacia adelante gracias a su esfuerzo y el de su mamá.
“Nací y me crie en una barriada en Santurce, (Puerto Rico), denominada ‘Fanguito', dormía en un cuarto con mis tres hermanos, y no conocíamos de comodidades o lujos”, contó.
Su desempeño académico lo llevó a ser admitido en la Central High de San Juan, Puerto Rico donde cursó su cuarto año, luego solicitó ser admitido en la Universidad de Puerto Rico y lo admitieron bajo el programa de ciencias naturales, donde se graduó con un promedio Magna Cum
Laude en el año 1954.
“Al ser un joven pobre, no podía costear mis estudios de medicina, por eso aplique al Navy, ya que se comprometían a pagar mis estudios”, dijo. En el Navy, ejerció mayormente como obstetra y ginecólogo, donde tuvo años de mucha práctica médica.
A sus 29 años regresa a Puerto Rico, como veterano y desde entonces reside y ejerce en la isla. En el Hospital Hima San Pablo, lleva aproximadamente 42 años laborando. A sus 84 años de edad, tiene 6 hijos, 2 de ellos adoptados, y no tiene planes de retirarse de su profesión, hasta que su salud se lo permita continuará ejerciendo como internista.
Con una sonrisa en su rostro, aseguró “son muchas las razones que me impulsan a tomar esa decisión, en el hospital tengo una familia, mis compañeros son mis amigos, además, a través de mi trabajo mantengo a mi hijo adoptivo quien aún está estudiando su grado de maestría en psicología”.