Las jeringas y las agujas huecas se utilizan para suministrar medicamentos desde hace más de medio siglo y, ahora, un equipo de científicos decidó dar un paso más
El invento se probó en tejidos de tres modelos animales para examinar la precisión para administrar medicamentos en el ojo.
Las jeringas y las agujas huecas se utilizan para suministrar medicamentos desde hace más de medio siglo y, ahora, un equipo de científicos decidó dar un paso más: un inyector inteligente que afina su administración en regiones delicadas del cuerpo, como el espacio supracoroideo en la parte posterior del ojo.
La descripción de este nuevo modelo se publica en la revista Nature Biomedical Engineering en un artículo que lideran investigadores del Hospital Brigham anw Women's de Boston (EEUU).
Básicamente, los investigadores probaron en animales un inyector inteligente de alta sensibilidad para la focalización tisular -llamado i2T2-, capaz de detectar cambios en la resistencia con el fin de administrar medicamentos de forma adecuada y segura.
La vía de la inyección se utiliza para la administración de tratamientos para la retina, degeneración macular húmeda o en retinopatía diabética, según fuentes científicas consultadas por la agencia EFE.
La capa de la coroides es la capa intermedia del globo ocular y está llena de vasos sanguíneos; esta a su vez está dividida en varias capas. Uno de estos espacios es el supracoroideo, una parte difícil de localizar con una aguja estándar, según los autores de este trabajo.
Este espacio supracoroideo (SCS) se impuso como un lugar importante para la administración de medicamentos y es complicado alcanzarlo porque la aguja debe detenerse después de la transición a través de la esclerótica, otra parte del ojo que tiene menos de un milímetro de grosor, y debe ser así para evitar daño en la retina.
El dispositivo i2T2 se fabricó utilizando una aguja hipodérmica estándar y piezas de jeringas disponibles en el mercado.
Los tejidos corporales, en tanto, tienen diferentes densidades y el inyector inteligente aprovecha las diferencias de presión para permitir el movimiento de la aguja hacia un tejido diana.
La nueva jeringa se probó en tejidos de tres modelos animales para examinar la precisión de la administración en los espacios supracoroideo, epidural y peritoneal, así como subcutáneamente.
Los investigadores también demostraron en animales que el inyector podía entregar células madre a la parte posterior del ojo, las cuales podrían ser útiles para las terapias regenerativas.
"El i2T2 ayudará a facilitar las inyecciones en lugares del cuerpo difíciles de localizar", resume Miguel González-Andrades, oftalmólogo coautor del manuscrito y colaborador del laboratorio de Karp: el siguiente paso hacia el uso humano es demostrar la utilidad y seguridad de la tecnología en modelos preclínicos relevantes.