En el mes de octubre, el color rosa ha alumbrado las principales instituciones gubernamentales de Puerto Rico y ha decorado las vestimentas de un sinnúmero de funcionarios públicos para concientizar
Giovanny Vega De Lleguas
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
En el mes de octubre, el color rosa ha alumbrado las principales instituciones gubernamentales de Puerto Rico y ha decorado las vestimentas de un sinnúmero de funcionarios públicos para concientizar sobre la detección temprana del cáncer de mama.
Irónicamente, mientras eso sucede, los esfuerzos de muchos sectores del País por conseguir que las aseguradoras comiencen a aprobar los más efectivos métodos de detección y prevención de la enfermedad son nulos, desembocando en peores situaciones médicas en los pacientes con cáncer en etapas mucho más avanzadas.
Ese es el caso de la mamografía tridimensional (3D), también conocida como tomosíntesis, que, como en mucho de los casos de los equipos médicos emergentes, no está cubierta por todas las aseguradoras. Esto supone el tradicional problema de acceso a la prueba en pacientes con o sin cáncer, que desean examinarse objetivamente para detectar incluso el cáncer infiltrante pequeño en etapas tempranas.
“Probablemente, los grandes problemas y obstáculos que está enfrentando esta modalidad es por lo económico. Tenemos una batalla para que esta nueva tecnología se pueda introducir en el trabajo diario. Una lucha porque es inmensamente superior a lo clásico", reconoció el radiólogo peruano Félix Cisneros, en referencia al precio de adquisición que supone para las clínicas de imágenes y otros centros hospitalarios.
La mamografía tridimensional es una tecnología con poco menos de diez años, utilizada para detectar el cáncer de forma temprana e identificar la enfermedad en casos de complicado diagnóstico. Su particularidad está en que, a través de su equipamiento, puede llegar a tomar sobre 80 mamografías con solo cuatro posiciones de la paciente y reduciendo significativamente las constantes visitas de las mujeres a los tecnólogos. En Puerto Rico existen actualmente sobre 12 máquinas para llevar a cabo este tipo de mamografías.
Este avanzado equipo puede llegar a costar 600 mil dólares, unos 540 mil más que un equipo de mamografía análogo. En cambio, un mamógrafo digital bidimensional o tradicional ronda entre los 200 y 250 mil dólares.
“Antes había una sospecha que esta mamografía 3D era superior, pero hoy en día hay sobre una veintena de trabajos que demuestran su superioridad en el diagnóstico temprano del cáncer de mama. Solo falta aceptación de los seguros y de las comunidades científicas”, explicó el especialista, al resaltar que Medicare ha dado el primer paso en la cubierta parcial del examen.
En comparación con el método tradicional (2D), esta joven modalidad de detección de cáncer de mama es más precisa porque delimita las lesiones por su tamaño, extensión y ubicación, brinda más seguridad diagnóstica, reduce las dudas, evita imágenes adicionales y reduce falsos negativos de cáncer de seno sin someter a la paciente a innecesarias sesiones de terapias y biopsias. Aunque trabaja de forma similar a través de compresiones, la mamografía 3D utiliza bajas dosis de rayos X para que no quede radiación en el cuerpo de la paciente luego del examen.
Según datos del Departamento de Salud de Puerto Rico, el cáncer de mama es el más diagnosticado en la Isla entre la población femenina con cerca de 1,197 casos anuales, siendo estos más comunes en mujeres entre los 34 a 79 años. La mamografía tridimensional pudiese ayudar a detectar temprano el cáncer y reducir drásticamente la tasa de mortalidad en pacientes boricuas que, por no tener acceso a un método efectivo de detección temprana, descubren que tienen la enfermedad cuando ya es demasiado tarde.
Esta joven modalidad tiene hasta un 64 por ciento de efectividad en la detección de cáncer infiltrante pequeño en comparación con la versión tradicional, que sigue siendo utilizada con frecuencia en la mayoría de los centros de imágenes de la Isla. Esta particularidad hace de esta prueba una tecnología “abismalmente superior”, de acuerdo con Cisneros, quien lleva sobre ocho años realizando este tipo de examen avanzado. “Mamografía 3D debería ser no solo para casos especiales, de dificultad de diagnóstico, sino para todas las mujeres que tienen derecho a un diagnóstico temprano del cáncer de mama. Deberíamos utilizarla para detección de cáncer. Ojalá ese tiempo llegue pronto a Puerto Rico”, afirmó el médico con sobre 40 años de experiencia en el campo de la radiología y el cáncer.
Una de las principales características de la versión 2D es que el tubo de rayos X es estático, en comparación con la 3D, donde el tubo se mueve en arco con ángulo particulares. Mientras la vieja versión genera una sola foto, la tridimensional puede llegar a capturar hasta 80 imágenes en una sola posición y con hasta un milímetro de grosor cada una. Esto ha llevado a Cisneros a pensar que esta última versión de detección de cáncer de mama “es una maravilla que va a seguir progresando mientras vaya pasando el tiempo”.
“Con la mamografía 3D es como ver un libro hoja por hoja, milímetro a milímetro y con mucha nitidez. En cambio, la 2D es como ver el libro entero, completo”, dijo Cisneros, al explicar el parecido de la tomosíntesis con la tomografía, por sus cortes milimétricos que permiten una evaluación más certera del profesional.
Los métodos de detección de cáncer de mama han evolucionado por los años dando paso a las versiones análogas, digitales directas e indirectas del examen y, por último, a la mamografía digital 3D.
Por su parte, la radióloga especialista en seno, Mayra Maldonado, instó a las mujeres a romper las barreras de miedo e inseguridad, que han construido personas poco capacitadas, a la hora de decidir hacerse su prueba anual para detectar cáncer de seno.
“Lamentablemente, en las redes sociales hay personas que no están reguladas y causan miedo en las pacientes diciendo que la mamografía causa cáncer y esto es un error”, expresó Maldonado.
De acuerdo con varias investigaciones, la mortalidad de cáncer de mama, una vez la paciente sale de la mamografía, desciende entre un 35 a 40 por ciento, siendo el único método de detección que ha demostrado este tipo de disminución. La radiación, por su parte, se da en dosis sumamente bajas, de forma que no existen riesgos mayores de toxicidad durante el examen.
“No dejen de examinarse, no tenga miedo. La mamografía detecta cáncer cuando aún es bien pequeño, cuando no es palpable y aun no existe metástasis”, continuó diciendo la integrante de la directiva de la Sociedad Radiológica de Puerto Rico.
Sin duda, la mejor medicina es la prevención. Después de todo, la compresión del seno por un lapso menor a tres segundos en una prueba puede salvar una vida y llevar a otras a romper los mitos sobre la mamografía.