El cáncer cervical es una enfermedad prevenible y curable si se detecta a tiempo. Las opciones de tratamiento varían según el estadio del cáncer, pero incluyen desde cirugía conservadora hasta combinaciones de quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia.
En el marco del Mes de la Prevención del Cáncer Cervical, el doctor José Lozada, hematólogo-oncólogo, compartió información valiosa sobre los tratamientos disponibles y la importancia de la detección temprana y la prevención.
Durante una entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública, el experto conversó sobre la detección temprana y la prevención del cáncer cervical, así como de los tratamientos disponibles para el control de esta condición, que no siempre requiere cirugía, pero cuyo manejo puede incluir terapias como radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia, dependiendo del estadio de la enfermedad y las circunstancias de la paciente.
Según el Dr. Lozada, existen dos criterios principales para decidir entre cirugía o tratamiento no quirúrgico: la edad de la paciente y su historial reproductivo. "En una paciente joven que desea preservar su fertilidad y cuyo cáncer está en una etapa temprana, el tratamiento puede ser una cirugía conservadora para remover sólo el área afectada y tratar de preservar la matriz y el cuello uterino", explicó.
Sin embargo, "conforme va avanzando la enfermedad, se vuelve más invasiva localmente. Va a pasar por un punto donde quizás el mejor tratamiento es hacer una histerectomía, sacarle la matriz, sacar el cuello y con eso no tiene que pasar por otro tratamiento", añadió.
Lo positivo de este tratamiento es que, en algunos casos, permite evitar la radioterapia o la quimioterapia. Sin embargo, es una opción viable solo para quienes no desean tener hijos, ya que la extirpación de estos órganos implica la pérdida irreversible de la fertilidad.
En etapas más avanzadas, donde la enfermedad está muy extendida dentro de la pelvis, la cirugía puede resultar demasiado invasiva y de alto riesgo. "En estos casos, optamos por una combinación de radioterapia y quimioterapia", señaló el oncólogo.
Además, si la paciente cumple ciertos criterios clínicos y patológicos, se puede incluir inmunoterapia, un tratamiento que activa el sistema inmunológico para atacar las células cancerígenas.
"O sea que tienen la radioterapia atacando la enfermedad local, la quimioterapia que hace que la radioterapia sea más potente y le añades inmunoterapia, estas famosas medicinas que usamos para distintos tumores, que lo que hacen es que activan nuestro sistema de defensa para que nuestro propio cuerpo ataque el cáncer", explicó.
El Dr. Lozada mencionó que los resultados con estos tratamientos son "excelentes", aunque reconoció que la radioterapia combinada con quimioterapia en la región pélvica puede ser incómoda.
"La combinación de radioterapia con quimioterapia en la pelvis siempre es incómoda, Porque ahí las damas tienen muchos órganos que están uno encima del otro. Tienen matriz, cuello uterino, vejiga y justo detrás está el recto. O sea que la piel de esa área es muy sensitiva".
Asimismo, en algunos casos se recurre a la braquiterapia, un procedimiento en el que se introducen fuentes radiactivas en el cuello uterino para atacar el tumor desde el interior.
Respecto a los efectos secundarios de la quimioterapia, el especialista aseguró que, aunque el cisplatino, el fármaco más comúnmente utilizado, puede generar náuseas y vómitos, existen medicamentos muy eficaces para controlarlos.
"Hoy en día, las medicinas preventivas son espectaculares. Yo no recuerdo la última vez que un paciente sufrió náuseas durante la quimioterapia, porque con las medicinas preventivas les va muy bien, gracias a Dios", afirmó.
El cáncer cervical tiene la capacidad de diseminarse a otros órganos si no es tratado a tiempo. "Si no logramos curar la enfermedad en su etapa inicial, en un gran porciento de los casos, puede que el cáncer se vaya a otras partes del cuerpo, le gusta irse al hueso, a los pulmones, al hígado, puede ser bien complicado", advirtió el Dr. Lozada.
Por este motivo, es crucial la detección temprana mediante la prueba de Papanicolaou anual y pruebas de detección del virus del papiloma humano (VPH), el principal agente causal del cáncer cervical.
El especialista recalcó la eficacia de la vacuna contra el VPH como una herramienta de prevención primaria.
El VPH es responsable de la gran mayoría de los casos de cáncer cervical, y la vacunación puede prevenir el desarrollo de lesiones precancerosas. Sin embargo, el experto lamentó que algunos padres no vacunen a sus hijos por creencias erróneas.
"Uno de los problemas que tenemos para lograr que la gente se vacune es qué, como esto es una enfermedad de transmisión sexual, la gente tiene instintos de vergüenza. Asocian enfermedades de transmisión sexual con promiscuidad", explicó.
Finalmente, el Dr. Lozada recomendó la vacunación en niños y niñas a los 11 o 12 años, antes de que estén expuestos al virus. "A esa edad, ni el paciente ni los padres están pensando en temas de sexualidad, por lo que la vacuna simplemente se administra como parte del esquema normal de inmunización", puntualizó.