Contar con pruebas de diagnóstico es algo fundamental para la salud pública, pues permite identificar la infección en etapas tempranas para iniciar un tratamiento oportuno que controle el avance del virus y reduzca el riesgo de transmisión.
En el marco de la Convención número 22 de la Puerto Rico HIV Treaters Medical Association, celebrada en el Costa Bahía Convention Center Hotel en Guayanilla, la doctora Patricia Rodríguez, infectologa pediátrica, conversó en exclusiva con la Revista MSP sobre el manejo del VIH en adolescentes y los desafíos que se presentan.
Según comentó la doctora Rodríguez, los jóvenes diagnosticados con VIH enfrentan desafíos específicos.
"La población adolescente que puede tener un diagnóstico de VIH tiene ciertos retos en diferentes aspectos. Uno, por ejemplo, es el acceso a poder tener pruebas disponibles para hacer el diagnóstico", dijo. "También son retos los estigmas que pueden venir asociados con lo que es el VIH".
Contar con pruebas de diagnóstico es algo fundamental para la salud pública, pues permite identificar la infección en etapas tempranas para iniciar un tratamiento oportuno que controle el avance del virus y reduzca el riesgo de transmisión.
En el caso de los adolescentes, el acceso a estas pruebas es aún más relevante, ya que este grupo, especialmente vulnerable, enfrenta barreras como el estigma social y la falta de información.
De hecho, según la infectóloga, estas condiciones combinadas, pueden hacer que "los adolescentes tengan un poco de miedo a querer hacer estas pruebas", retrasando el diagnóstico y la atención necesaria.
Por eso, está de acuerdo en que "es bien importante promover que los adolescentes y las personas jóvenes se hagan sus pruebas de VIH, para poder así tener el diagnóstico y hacer un manejo a tiempo para disminuir también la tasa de infectividad de otras personas".
La experta distinguió dos grupos de adolescentes con VIH: aquellos que nacieron con el virus o lo contrajeron en la infancia temprana, y los que lo adquirieron durante la adolescencia.
Ambos grupos enfrentan situaciones particulares. En el primer caso, "los pacientes que tuvieron un diagnóstico de VIH en la primera década de vida, son más experimentados en lo que son los medicamentos, y, a veces podemos tener problemas con resistencia o algunos antivirales no les funcionan", esto normalmente pasa debido a la exposición prolongada.
Por otro lado, los adolescentes que adquieren VIH más tarde, suelen enfrentar una carga emocional distinta, cuestionándose su diagnóstico y su rol en el tratamiento. "A veces se cuestionan, ´¿por qué yo? ¿Por qué esto me toca a mí? ¿Por qué tengo que tomarme estos medicamentos?´", señaló la experta.
Este conflicto personal puede afectar su adherencia al tratamiento, el cual requiere un enfoque integral y multidisciplinario.
En palabras de la infectologa, "es un cuidado multidisciplinario de diferentes profesionales en donde el paciente tiene que entender su diagnóstico, entender la importancia de por qué estamos ofreciendo estos tratamientos y cuáles son las expectativas que nosotros tenemos y las expectativas que ellos tienen para poder entonces ser adherentes a esta terapia médica".
El estigma social es otro reto considerable que la experta identificó. Al respecto, comentó: "Sabemos que el impacto que puede tener esto, no es solamente en ir a buscar un diagnóstico de VIH, sino en el tratamiento, en uno compartir este diagnóstico con otras personas y en la aceptación".
Para contrarrestar estas barreras, la experta recomienda un manejo multidisciplinario que integre profesionales de distintas áreas, incluyendo médicos especializados, apoyo emocional y educadores en salud.
Este manejo integral, además de brindar la atención necesaria, también podrá proporcionar información clave para que los adolescentes puedan tomar decisiones informadas sobre su bienestar y, a su vez, contribuir a eliminar el estigma desde su propia experiencia y comprensión de la enfermedad.
En este aspecto, la educación es también un pilar importante en la comprensión y prevención del VIH. La Dra. Rodriguez explicó que el conocimiento sobre la transmisión del virus y su prevención permite a los jóvenes protegerse mejor.
"La prevención es algo sumamente importante y una de las áreas importantísimas de prevención es la educación. Nosotros tenemos que educar sobre cómo es que se transmite el VIH, y cómo se puede evitar", dijo.
Finalmente, la infectóloga concluyó con un mensaje de esperanza para los adolescentes diagnosticados con VIH, instándolos a buscar apoyo y a no sentirse solos en el proceso:
"A los pacientes adolescentes, yo les recomiendo que busquen ayuda, busquen su orientación. Hay personas muy disponibles para querer ayudarlos, orientarlos y para que sepan que no están solos en esto", puntualizó.