"El verdadero miedo debería ser el no diagnosticarse, no el recibir un diagnóstico temprano de VIH"

Los diagnósticos tardíos son un desafío crítico, ya que cuando las personas llegan a etapas avanzadas de la infección, el daño a órganos como el hígado, el bazo, los riñones, los pulmones e incluso el cerebro, suele ser irreversible.

Katherine Ardila

    El verdadero miedo debería ser el no diagnosticarse, no el recibir un diagnóstico temprano de VIH"

    El diagnóstico temprano del VIH es un objetivo bastante crítico en América Latina y el Caribe, donde diversas barreras administrativas, sociales y geográficas contribuyen a los diagnósticos tardíos. 

    Esta situación, actualmente, dificulta el manejo adecuado de la enfermedad y tiene un impacto negativo en la calidad de vida de quienes viven con el virus.

    El Lcdo. Gustavo Campillo, presidente de la Fundación Red de Apoyo Social de Antioquia, en Colombia, quien también es abogado y además activista, habló en exclusiva para la Revista de Medicina y Salud Pública, sobre estos desafíos que se encuentran a la hora de acceder a pruebas diagnósticas y tratamientos. 

    Barreras administrativas y del sistema de salud

    Inició asegurando que una de las dificultades más notorias en la detección temprana del VIH radica en la limitada oferta proactiva de pruebas diagnósticas en los sistemas de salud

    Muchos profesionales de atención primaria, no incorporan la oferta de pruebas de VIH en sus evaluaciones rutinarias, incluso cuando identifican a pacientes con factores de riesgo evidentes.

    "Por ejemplo, personas que se acercan a los centros de atención en salud con condiciones que pudieran estar asociadas al riesgo de adquirir la infección. Me explico, una persona con tuberculosis, una persona que llega para consultar por alguna de las infecciones de transmisión sexual, una persona que llega con una pérdida de peso excesiva en un tiempo muy corto, condiciones que pudieran sugerir una afectación del sistema inmunológico", dice. "En vista de ello, debería ofrecerse la prueba. Tenemos historias clínicas de personas que consultan de manera reiterada por infecciones de transmisión sexual, como la sífilis o la gonorrea, y en su historia clínica por ninguna parte aparece la recomendación de la oferta para la prueba de VIH". 

    El Lcdo. explica que estas situaciones son porque "no se enfocan en considerar el riesgo asociado al VIH en todos los seres humanos". Menciona que "esta es una de las principales barreras, la falta de oferta en el primer contacto en los puestos de salud". 

    Estigma y discriminación

    El estigma asociado al VIH, construye una barrera incluso más fuerte que las limitaciones propias del sistema de salud. Muchas personas sienten temor ante la posibilidad de rechazo social, laboral o familiar, lo que les lleva a evitar hacerse pruebas de VIH.

    El experto reflexiona con lo anterior y comenta qué: "El verdadero miedo debería ser el no diagnosticarse, no el recibir un diagnóstico temprano. Hoy en día es una infección que tiene manejo y control, relativamente ´fácil', que le permite a la persona tener una calidad de vida como la de cualquier otro caso", explica. 

    Lamentablemente, el estigma sigue siendo un factor determinante en la decisión de hacerse la prueba. Por eso, los diagnósticos tardíos son un desafío crítico, ya que cuando las personas llegan en etapas avanzadas de la infección, el daño a órganos fundamentales como el hígado, el bazo, los riñones, los pulmones e incluso el cerebro, suele ser irreversible. 

    El experto señala que "esa pérdida prolongada en la capacidad del organismo para defenderse, genera un daño muy difícil de recuperar en órganos esenciales para el funcionamiento del cuerpo humano". 

    Avances en herramientas diagnósticas

    Por otro lado, la implementación de pruebas rápidas de cuarta generación ha sido un gran avance en la lucha contra el VIH, haciendo el diagnóstico ágil y accesible. Estas pruebas son especialmente útiles en intervenciones dirigidas a comunidades marginadas o en contextos informales.

    El licenciado y activista explica que "son pruebas rápidas que se hacen usando la yema del dedo y una gota de sangre. Pueden ser realizadas de manera ambulatoria, es decir, se pueden hacer en la calle, en centros de encuentro de la población, en discotecas, o en cualquier lugar, porque es una prueba portátil y requiere solamente de un punzón y dos reactivos, que son unas gotas que se le echan a la plantilla". 

    Sin embargo, aclara que "eso no determina un diagnóstico, pero determina la presunción de la presencia del virus", lo que aún implica dependencia de servicios de laboratorio especializados.

    "Es un porcentaje cercano al 99%, pero igual hay que hacer la confirmación a través de una prueba de sangre, que ya determina la presencia, y no la posibilidad. Se determina con la carga villana. Esa es la prueba confirmatoria". 

    Estrategias de prevención: PrEP y PEP

    La prevención del VIH incluye herramientas tradicionales y estrategias avanzadas, todas fundamentales para reducir la transmisión del virus y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). 

    Como explica el experto, "tenemos la prevención tradicional en el caso del preservativo, que no es solamente para evitar la infección por VIH, sino cualquier otra infección de transmisión sexual y los embarazos tempranos". 

    Además del preservativo, el experto menciona el avance de la medicina en estrategias preventivas como la profilaxis preexposición (PrEP) y la profilaxis postexposición (PEP). 

    La PrEP consiste en un tratamiento antirretroviral que se toma antes de las prácticas sexuales de riesgo para evitar la infección por VIH. "En Colombia, por ejemplo, la tenemos incluida dentro del plan de beneficios en salud", explica. 

    Sin embargo, señala que su acceso no es universal y, por tanto, debe ser gestionado a través de "organizaciones de la sociedad civil que pudieran tener el manejo clínico de las posibilidades de suministro de la profilaxis".

    Por otro lado, la profilaxis postexposición, que se toma dentro de las primeras 72 horas tras una práctica de riesgo, también tiene un impacto clave en la prevención. "Es muy importante que entre más temprano se haga la profilaxis, mayor va a ser la posibilidad de evitar la infección", menciona. 

    Además, resalta que "la evidencia científica muestra que cuando el virus ingresa al organismo, está la posibilidad de que se desarrolle la infección como tal, que en un término de más o menos 72 horas", lo que resulta imperativo para actuar dentro de este tiempo crítico.

    El experto concluye haciendo un llamado a la sensibilización y educación: "Una carga viral indetectable implica que el virus no es transmisible. Este mensaje debe difundirse ampliamente para combatir el estigma y promover un enfoque inclusivo y humano hacia las personas que viven con VIH". 

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