Causas y síntomas de la Esclerosis Múltiple

La Esclerosis Múltiple (EM) es un trastorno inflamatorio autoinmune crónico que afecta el sistema nervioso central (SNC). En los pacientes con EM, el sistema inmunológico daña la vaina protectora de mielina, que protege las fibras nerviosas, provocando inflamación.

Yolimarian Torres Yolimarian Torres

    La  Esclerosis Múltiple (EM) es un trastorno inflamatorio autoinmune crónico que afecta el sistema nervioso central (SNC). En los pacientes con EM, el sistema inmunológico daña la vaina protectora de mielina, que protege las fibras nerviosas, provocando inflamación.

    Se desconoce la etiología exacta de la EM, pero la inflamación causada por la EM interrumpe los procesos de comunicación entre el SNC y el resto del cuerpo, lo que desencadena los signos y síntomas neurológicos de la EM.

    Los síntomas comunes incluyen fatiga, problemas de visión, problemas de equilibrio y para caminar, entumecimiento u hormigueo, mareos y vértigo, problemas de vejiga e intestino y debilidad física.

    ¿Qué causa la EM?

    En la esclerosis múltiple, el propio sistema inmunológico del cuerpo ataca el sistema nervioso central (SNC) y causa daño, lo que ralentiza o detiene la transmisión nerviosa.

    Se desconoce la causa de la EM. Los científicos creen que la EM se desencadena por una combinación de factores. Para identificar la causa, se están realizando investigaciones en áreas de: inmunología (el estudio del sistema inmunológico del cuerpo)

    epidemiología (el estudio de los patrones de enfermedad en grandes grupos de personas)

    genética (comprensión de los genes que pueden no estar funcionando correctamente en personas que desarrollan EM)

    Agentes infecciosos (como virus)

    Comprender las causas de la EM acelerará el proceso de encontrar formas más efectivas de tratarla y, en última instancia, curarla o incluso evitar que ocurra en primer lugar.

    Factores inmunológicos

    En la EM, una respuesta inmune anormal causa inflamación y daño en el SNC. Muchas células diferentes están involucradas en la respuesta inmune anormal. Dos tipos importantes de células inmunitarias son las células T y las células B.

    Las células T se activan en el sistema linfático y, en la EM, ingresan al SNC a través de los vasos sanguíneos. Una vez en el SNC, las células T liberan sustancias químicas que causan inflamación y daño.

    Esto da como resultado daños en la mielina, las fibras nerviosas y las células que producen mielina. Las células T también son importantes para ayudar a activar las células B y llamar a otras células del sistema inmunológico a participar en el ataque inmunológico.

    Las células T reguladoras, un tipo de célula T, amortiguan o apagan la inflamación. En la EM, las células T reguladoras no funcionan correctamente y no apagan eficazmente la inflamación.

    Las células T citotóxicas o "asesinas" atacan y destruyen directamente las células que tienen determinadas características.

    Las células B se activan con la ayuda de las células T. Las células B producen anticuerpos y estimulan otras proteínas y, en la EM, estas causan daño en el SNC.

    Los investigadores continúan buscando otras células y procesos que podrían estar involucrados en la EM. Los esfuerzos continuos para aprender más sobre el proceso inmunomediado en la EM - qué lo pone en marcha y cómo ralentizarlo o detenerlo - nos acercarán a comprender la causa de la EM, mejores terapias y, en última instancia, una cura.

    Factores ambientales

    Aunque se desconoce la causa de la EM, se está aprendiendo más sobre los factores ambientales que contribuyen al riesgo de desarrollar EM. No existe un factor de riesgo único que provoque la EM, pero se cree que varios factores contribuyen al riesgo general.

    Gradiente geográfico

    Se sabe que la EM ocurre con mayor frecuencia en áreas que están más lejos del ecuador. Los epidemiólogos, científicos que estudian patrones de enfermedades en grandes grupos de personas, están analizando variaciones geográficas, demográficas (edad, género y origen étnico), genética, causas infecciosas y patrones de migración en un esfuerzo por comprender por qué.

    Los estudios han demostrado que las personas nacidas en un área con alto riesgo de EM que luego se mudan (o migran) a un área con menor riesgo antes de los 15 años asumen el riesgo de su nueva área. Estos datos sugieren que la exposición a algún agente ambiental antes de la pubertad puede predisponer a una persona a desarrollar EM más adelante.

    Los “grupos” de EM - la percepción de que se han producido un gran número de casos de EM en un período de tiempo o en un lugar específico - pueden proporcionar pistas sobre el riesgo ambiental o genético de la enfermedad. Hasta ahora, los estudios de conglomerados en la EM no han producido pruebas claras de la existencia de ningún factor o factores causales o desencadenantes de la EM.

    Vitamina D

    La creciente evidencia sugiere que la vitamina D juega un papel importante en la EM. Los niveles bajos de vitamina D en la sangre se han identificado como un factor de riesgo para el desarrollo de EM.

    Algunos investigadores creen que la exposición al sol (la fuente natural de vitamina D) puede ayudar a explicar la distribución norte-sur de la EM. Las personas que viven más cerca del ecuador están expuestas a mayores cantidades de luz solar durante todo el año.

    Como resultado, tienden a tener niveles más altos de vitamina D producida naturalmente, que se cree que apoya la función inmunológica y puede ayudar a proteger contra enfermedades inmunomediadas como la EM.

    De fumar

    También crece la evidencia de que fumar juega un papel importante en la EM. Los estudios han demostrado que fumar aumenta el riesgo de que una persona desarrolle EM y está asociado con una enfermedad más grave y una progresión más rápida de la enfermedad. Afortunadamente, la evidencia también sugiere que dejar de fumar, ya sea antes o después de la aparición de la EM, se asocia con una progresión más lenta de la discapacidad.

     

    Obesidad

    Varios estudios han demostrado que la obesidad en la infancia y la adolescencia, especialmente en las niñas, aumenta el riesgo de desarrollar EM más adelante. Otros estudios han demostrado que la obesidad en la edad adulta temprana también puede contribuir a un mayor riesgo de desarrollar EM. Además, la obesidad puede contribuir a la inflamación y a una mayor actividad de la EM en quienes ya han sido diagnosticados con EM.

    Factores infecciosos

    Muchos virus y bacterias, incluidos el sarampión, el moquillo canino, el virus del herpes humano 6, el virus de Epstein-Barr (VEB) y la neumonía por clamidia, se han investigado o se están investigando para determinar si están involucrados en el desarrollo de la EM. El VEB, el virus que causa la mononucleosis, ha recibido una atención significativa en los últimos años. Un número creciente de hallazgos de investigación indican que una infección previa por EBV contribuye al riesgo de


    Licenciada en Comunicación Social egresada de la Universidad de Los Andes, Táchira, Venezuela. Locutora Certificada por la Universidad Central de Venezuela. Redactora de Medicina y Salud Pública.

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