Estatinas durante el embarazo: Riesgos, beneficios y recomendaciones actualizadas

Aunque la FDA eliminó en 2021 la advertencia de recuadro negro sobre la teratogenicidad de las estatinas, muchos profesionales médicos aún se muestran reacios a prescribirlas durante el embarazo.

Por: Katherine Ardila


El control del colesterol durante el embarazo, especialmente en mujeres con alto riesgo cardiovascular, es un tema de creciente interés en la comunidad médica. Tradicionalmente, las estatinas, medicamentos ampliamente utilizados para reducir el colesterol, se han desaconsejado durante el embarazo debido a preocupaciones sobre posibles efectos teratogénicos. 

Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que, en casos específicos de muy alto riesgo, las estatinas podrían ser una opción terapéutica segura y beneficiosa. 

Recomendaciones actuales sobre el uso de estatinas en el embarazo

De acuerdo con las guías de la European Society of Cardiology (ESC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos, la mayoría de las pacientes embarazadas bajo tratamiento con estatinas deben suspender su uso durante la gestación. 

Estas recomendaciones se basan en la falta de datos concluyentes sobre su seguridad y la posibilidad de efectos adversos en el feto. Sin embargo, en casos excepcionales, como en mujeres con hipercolesterolemia familiar o antecedentes recientes de eventos cardiovasculares graves (infarto de miocardio o ictus), las estatinas podrían considerarse tras una evaluación rigurosa de riesgos y beneficios.

Evidencia reciente sobre la seguridad de las estatinas

La Dra. Emily Schwabe, doctora en farmacéutica, destacó en una presentación reciente en una reunión de cardioobstetricia patrocinada por el American College of Cardiology que los datos actuales no respaldan una asociación clara entre el uso de estatinas y anomalías congénitas. 

Un estudio de cohorte de 2015 que incluyó a aproximadamente 88.700 mujeres embarazadas no encontró diferencias significativas en los efectos teratogénicos entre aquellas expuestas a estatinas y los controles. 

Además, una revisión sistemática de 2016 y un estudio retrospectivo de 2017 tampoco mostraron un aumento en las tasas de abortos espontáneos o malformaciones congénitas asociadas con el uso de estatinas.

Consideraciones para el uso de estatinas en el embarazo

En casos de muy alto riesgo cardiovascular, los médicos pueden considerar la terapia con estatinas después de una discusión detallada con la paciente sobre los riesgos y beneficios. 

La Dra. Schwabe recomienda suspender o retrasar el tratamiento con estatinas hasta después del primer trimestre, si es posible, para minimizar cualquier riesgo potencial. Además, sugiere considerar el uso de pravastatina, una estatina hidrofílica que tiene una menor transferencia placentaria en comparación con otras estatinas lipofílicas, lo que podría reducir el riesgo de exposición fetal.

Pravastatina y su papel en la prevención de la preeclampsia

Recientemente, la pravastatina ha sido objeto de investigación por su potencial para prevenir la preeclampsia, una complicación grave del embarazo. Un estudio multicéntrico de 2021 publicado en Circulation no encontró diferencias significativas en las tasas de preeclampsia entre mujeres embarazadas de alto riesgo tratadas con pravastatina y aquellas que recibieron un placebo.

Sin embargo, un estudio abierto de 2024, conocido como INOVASI, mostró resultados prometedores. Este estudio incluyó a 80 pacientes con alto riesgo de preeclampsia y comparó el uso de pravastatina con ácido acetilsalicílico y calcio. 

Las pacientes tratadas con pravastatina tuvieron tasas más bajas de parto prematuro iatrogénico, mayores pesos al nacer y menores tasas de ingreso en unidades de cuidados intensivos neonatales.

A pesar de estos hallazgos, la Dra. Schwabe enfatiza que los datos son preliminares y que se necesitan más estudios para confirmar la seguridad y eficacia de las estatinas en la prevención de la preeclampsia

Actualmente, las guías médicas no recomiendan el uso de estatinas para este propósito, y el tratamiento estándar sigue siendo el ácido acetilsalicílico en dosis bajas (81 mg/día), según las recomendaciones del American College of Obstetricians and Gynecologists y la Society for Maternal-Fetal Medicine.

Desafíos y consideraciones clínicas

La Dra. Deirdre J. Mattina, directora médica de cardioobstetricia en el Hillcrest Hospital de Estados Unidos, destaca que el control del colesterol durante el embarazo es especialmente importante en mujeres con antecedentes de eventos cardíacos o condiciones que predisponen a enfermedades cardiovasculares prematuras. 

Durante el embarazo y la lactancia, los niveles de colesterol LDL aumentan, por lo que es crucial mantenerlos bajo control mediante una dieta equilibrada o terapia médica cuando sea necesario.

Aunque la FDA eliminó en 2021 la advertencia de recuadro negro sobre la teratogenicidad de las estatinas, muchos profesionales médicos aún se muestran reacios a prescribirlas durante el embarazo. La Dra. Mattina señala que la mayoría de los especialistas en cardioobstetricia se sienten cómodos utilizando estatinas hidrofílicas en dosis bajas a moderadas durante el embarazo y la lactancia, pero es fundamental tener una discusión centrada en la paciente para abordar sus preocupaciones y equilibrar los riesgos y beneficios.

Opciones terapéuticas alternativas  

Además de las estatinas, otras opciones terapéuticas para el control del colesterol durante el embarazo incluyen la colestiramina, un agente secuestrante de ácidos biliares. Sin embargo, los inhibidores de la proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 (PCSK9) deben suspenderse antes del embarazo y reanudarse solo después de la lactancia.

Conclusión y perspectivas futuras 

Aunque las estatinas no se recomiendan de manera rutinaria durante el embarazo, la evidencia emergente sugiere que podrían ser una opción segura y beneficiosa en casos específicos de muy alto riesgo cardiovascular.

 Además, las estatinas hidrofílicas, como la pravastatina, muestran potencial en la prevención de la preeclampsia, aunque se necesitan más estudios para confirmar estos hallazgos.

En el futuro, es posible que veamos una mayor aceptación de las estatinas en el embarazo, especialmente si se confirma su eficacia en la prevención de la preeclampsia. Mientras tanto, es esencial que los profesionales médicos sigan las guías actuales y mantengan un enfoque centrado en la paciente, considerando sus necesidades médicas y preocupaciones individuales.

Fuente consultada aquí



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