Inicialmente se sospechó un evento neurológico como un ataque isquémico transitorio, los estudios no mostraron hallazgos concluyentes, lo que llevó a la necesidad de un monitoreo cardíaco prolongado para detectar posibles arritmias ocultas.
Por: Mariana Mestizo Hernández
Paciente femenina de 87 años de edad, consulta tras sufrir una caída en su domicilio sin pérdida de conocimiento, pero con una alteración transitoria del lenguaje. Presenta antecedentes de hipertensión arterial y está en tratamiento con terapia de reemplazo hormonal tiroideo. Al ingreso, no se detecta hipotensión ortostática.
Evaluación y diagnóstico inicialDado el cuadro clínico, se considera la posibilidad de un evento neurológico, como un ataque isquémico transitorio. Durante la estancia hospitalaria, se realizan estudios que incluyen un ecocardiograma transtorácico que muestra una función ventricular normal, una gammagrafía cerebral sin lesiones agudas, un Doppler carotídeo sin estenosis significativa ni lesiones inestables, un electrocardiograma de superficie en ritmo sinusal y un Holter de 24 horas sin evidencia de fibrilación auricular, pausas ni bradiarritmias.
Ante la ausencia de hallazgos concluyentes, se sugiere la implantación de un monitor cardíaco para la detección de posibles episodios de fibrilación auricular.
Procedimiento
El dispositivo se implanta en el quinto espacio intercostal, en el borde esternal izquierdo, con un ángulo de 45 grados bajo anestesia local y vía percutánea, sin necesidad de incisiones ni suturas.
Seguimiento y hallazgos
Treinta días después de la implantación, la paciente asiste a la consulta de seguimiento acompañada por su nieta, quien informa sobre episodios de tropiezos y caídas sin pérdida del tono postural. El análisis del monitor cardíaco (Confirm RX®, St. Jude Medical) revela múltiples pausas sinusales, con una pausa prolongada de 36 segundos.
Ante estos hallazgos, se decide el ingreso hospitalario para la implantación de un marcapasos bicameral.
Procedimiento de implantación del marcapasos
Se realiza la implantación de un marcapasos bicameral mediante disección de la vena cefálica e inserción de electrodos en la región septal y apical del ventrículo derecho y la aurícula derecha. El procedimiento transcurre sin complicaciones.
Discusión
Los autores (Bautista-Vargas et al) señalan que se estima que hasta un 40% de los accidentes cerebrovasculares no tienen una causa identificable. La monitorización con registradores de bucle implantables (ILR) ha demostrado ser superior a las herramientas convencionales en la detección de fibrilación auricular, una de las principales causas de ictus.
Las caídas en adultos mayores son eventos frecuentes y, en muchas ocasiones, subestimados en la práctica clínica. En pacientes mayores de 80 años, la incidencia alcanza hasta el 36%.
La identificación de la causa en este grupo etario es desafiante debido a la variedad de factores involucrados, como demencia, alteraciones de la marcha, sarcopenia, efectos adversos de medicamentos y trastornos del ritmo cardíaco.
El uso de dispositivos ILR permite detectar trastornos del ritmo cardíaco en un 14-40% de los casos de caídas recurrentes de origen desconocido.
En este caso, la identificación de pausas sinusales prolongadas posibilitó un tratamiento oportuno con marcapasos, lo que potencialmente mejora la calidad de vida de la paciente y reduce el riesgo de nuevas caídas y sus complicaciones asociadas.