Sobrehidratación: ¿Cómo la ingesta excesiva de agua puede alterar el equilibrio corporal?

El agua representa aproximadamente el 60 % del peso corporal y es crucial para casi todas las funciones del organismo.

Por: Mariana Mestizo Hernández


Las recomendaciones internacionales sugieren una ingesta diaria aproximada de dos litros de agua para mujeres y 2.5 litros para hombres. No obstante, especialistas aclaran que las necesidades hídricas varían según múltiples factores como la edad, el nivel de actividad física, el clima y el estado de salud general.

No beber suficiente agua puede derivar en deshidratación, pero su consumo en exceso también representa un riesgo para la salud.

Como lo indicó el medio BBC News, el agua constituye alrededor del 60 % del peso corporal. Está presente en las células, los órganos, la sangre y en diversas funciones del organismo.

"El agua es un nutriente", subraya Nidia Rodríguez-Sánchez, investigadora en hidratación de la Universidad de Stirling (Escocia). "Solemos centrarnos en las proteínas, las vitaminas, los carbohidratos y la fibra, pero no consideramos el agua como un nutriente esencial en nuestra vida", añade.

Su papel es clave en casi todos los procesos fisiológicos. De acuerdo con la Facultad de Medicina de Harvard, el agua:

  • Transporta nutrientes y oxígeno a las células
  • Elimina bacterias de la vejiga
  • Favorece la digestión
  • Previene el estreñimiento
  • Contribuye a normalizar la presión arterial
  • Amortigua las articulaciones
  • Protege órganos y tejidos
  • Ayuda a regular la temperatura corporal
  • Mantiene el equilibrio electrolítico, como el del sodio
¿Qué ocurre si no se bebe suficiente agua?

El cuerpo humano pierde agua de manera constante a través del sudor, la orina y hasta la respiración. Para mantener un funcionamiento adecuado, es necesario reponer este líquido en un proceso conocido como equilibrio hídrico.

Cuando el cuerpo pierde más agua de la que se ingiere, puede producirse deshidratación, una condición que puede tener consecuencias graves para la salud.

Entre los síntomas más comunes de la deshidratación se incluyen:

  • Orina de color amarillo oscuro y con olor fuerte
  • Disminución en la frecuencia urinaria
  • Mareo o sensación de aturdimiento
  • Fatiga persistente
  • Sequedad en la boca, labios y lengua
  • Ojos hundidos

En casos severos, la deshidratación puede provocar confusión, aumento del ritmo cardíaco e incluso insuficiencia orgánica, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Es peligroso beber demasiada agua?

Beber grandes cantidades de agua en un corto período de tiempo puede resultar igualmente riesgoso. Este exceso de ingesta puede causar hiponatremia, también conocida como intoxicación hídrica. La hiponatremia ocurre cuando el nivel de sodio en la sangre disminuye peligrosamente, lo que lleva a la inflamación de las células del cuerpo.

En situaciones de hiponatremia, los síntomas incluyen:

  • Náuseas y vómitos
  • Dolor de cabeza
  • Confusión
  • Cansancio y somnolencia
  • Irritabilidad
  • Debilidad muscular o calambres
  • Convulsiones
  • En casos extremos, coma

El cuerpo solo puede procesar una cantidad limitada de líquidos. Los riñones filtran el exceso de agua y lo eliminan a través de la orina, pero su capacidad de procesamiento se estima en cerca de un litro por hora. Superar esta capacidad puede resultar perjudicial.

Aunque la mayoría de los casos de intoxicación hídrica son tratables, en situaciones extremas, esta condición puede ser letal.

¿Cuánta agua se necesita realmente?

Las recomendaciones tradicionales sugieren beber entre seis y ocho vasos de agua al día. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria aconseja una ingesta diaria de 2 litros para las mujeres y 2,5 litros para los hombres. Esta cifra incluye no solo el agua potable, sino también la que proviene de alimentos y otras bebidas.

Muchos alimentos contienen una alta cantidad de agua. La sandía, por ejemplo, está compuesta por aproximadamente un 92 % de agua. Otros alimentos como frutas, verduras, arroz o frutos secos también contribuyen a la hidratación.

Sin embargo, estas recomendaciones no son universales.

Un estudio global realizado por investigadores de la Universidad de Aberdeen analizó los patrones de consumo de agua en más de 5.000 personas de 23 países. Según los hallazgos de este estudio, los hombres de entre 20 y 60 años probablemente necesitan alrededor de 1,8 litros de agua al día, mientras que las mujeres de ese mismo grupo etario necesitan entre 1,5 y 1,6 litros. A partir de los 85 años, las necesidades de agua se reducen a aproximadamente un litro diario.

La cantidad de agua que se necesita depende de factores como el peso corporal, la actividad física, la edad, el sexo y las condiciones ambientales. Las personas que viven en climas cálidos y húmedos, por ejemplo, tienen necesidades de agua mayores que aquellas que residen en ambientes fríos y secos.

La sed es la señal natural del cuerpo de que necesita más agua. También se puede observar el color de la orina como un indicador de hidratación: el amarillo pálido sugiere una buena hidratación, mientras que el amarillo oscuro puede indicar deshidratación.

En situaciones de pérdida excesiva de líquidos, como en casos de vómitos o diarrea, es fundamental incrementar la ingesta de agua para evitar complicaciones.






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