Neonato presenta gastrosquisis grave con evisceración intestinal y malformaciones asociadas

El neonato sufrió dificultades respiratorias graves debido a una malformación abdominal, requiriendo atención médica inmediata.

Por: Mariana Mestizo Hernández


La literatura describe el caso de un lactante varón nacido a las 37 semanas de gestación, quien fue trasladado al Servicio de Neonatología tras su nacimiento. El niño nació por parto vaginal en un centro de atención primaria y presentó un hallazgo incidental de asas intestinales protuberantes, violáceas y húmedas, asociadas con dificultad respiratoria. 

El diagnóstico clínico inicial incluyó gastrosquisis, síndrome de dificultad respiratoria y sepsis neonatal temprana, lo que requirió un abordaje inmediato y multidisciplinario.

Historia clínica

El paciente, primer hijo de una adolescente de 17 años con antecedentes de exposición a insecticida durante el primer trimestre del embarazo, nació sin complicaciones significativas, con un Apgar de 6/8/10. 

La madre, primigesta, había cumplido con los controles prenatales establecidos, y no se reportaron alteraciones en las ecografías realizadas en las semanas 19 y 29. A pesar de un embarazo aparentemente normal, se detectaron asas intestinales expuestas en el momento del parto, lo que permitió identificar la gastrosquisis como diagnóstico inicial.

En la exploración física, el paciente presentaba una ligera retracción intercostal, y el abdomen mostraba una protrusión de asas intestinales cubiertas con un envase de Viaflex, de color rosado y mal perfundido. La piel del niño era pálida, y su estado hemodinámico fue inicialmente inestable, lo que llevó al inicio de oxigenoterapia y manejo antibiótico.

Manejo y tratamiento

El niño fue trasladado a un centro de atención secundaria donde se le realizó un lavado gástrico, se le colocó una bolsa de polietileno y se inició tratamiento antibiótico con ampicilina-gentamicina. Además, se administraron líquidos intravenosos, incluyendo solución de Ringer lactato y dextrosa al 10%, con un flujo metabólico de 6,7 mg/kg/min. Dada la inestabilidad hemodinámica, se comenzó soporte inotrópico.

Posteriormente, el paciente fue referido a un centro de atención terciaria para su manejo por Cirugía Pediátrica. Durante la intervención quirúrgica, se observó gastrosquisis grave con exposición del estómago, intestino delgado y grueso, y malrotación intestinal. La cirugía inicial consistió en el cierre gradual de la pared abdominal y la colocación de una bolsa de Bogotá a la piel cubierta con una gasa impregnada con Furacin®.

Evolución clínica

A pesar de una tolerancia inicial adecuada al procedimiento quirúrgico, el paciente experimentó un deterioro del cuadro clínico con inestabilidad hemodinámica, que requirió ajustes en el manejo. Se administraron fármacos como dopamina, dobutamina, fentanilo y morfina para el manejo de la sedación y analgesia, además de mantener la ventilación mecánica.

Tras realizar tres plicaturas del envase de Viaflex y posponer la segunda cirugía debido a la sospecha de una posible candidiasis diseminada (descartada posteriormente por Neumología Pediátrica), el niño fue sometido a una cirugía correctiva en la que se realizaron colgajos miocutáneos para corregir la gastrosquisis. Después de este procedimiento, el niño mostró una evolución positiva con la retirada gradual de los inotrópicos y vasoactivos, y la ventilación mecánica se redujo a parámetros mínimos.

Pronóstico y seguimiento

El paciente permaneció hospitalizado por 109 días, con una evolución favorable que incluyó el aumento de peso adecuado (3875 gramos) y una correcta adaptación a la alimentación. Fue dado de alta con lactancia materna a demanda, complementada con fórmula láctea hidrolizada. Actualmente, el niño continúa en seguimiento por los servicios de Pediatría de Alto Riesgo, Genética Clínica, Cardiología Pediátrica y Nutrición.

¿Qué es la gastrosquisis?

La gastrosquisis es una malformación congénita de la pared abdominal que se ha asociado con un aumento de su incidencia en las últimas décadas. A pesar de la alta sensibilidad de la ecografía para el diagnóstico prenatal, en este caso no fue detectada antes del parto, lo que complicó la gestión inicial. Las teorías actuales sobre su etiología apuntan a factores multifactoriales, incluidos la disrupción vascular y posibles agentes teratogénicos.

El manejo de la gastrosquisis, como lo señalan los autores (Ibarra-Calderón et al) incluye un enfoque inicial con reanimación, soporte de oxígeno, descompresión gástrica y antibióticos. En este caso, el cierre gradual de la pared abdominal fue necesario debido a la extensión de la malformación, y se realizó con éxito tras múltiples intervenciones quirúrgicas. Este tipo de cierre gradual ha mostrado ventajas sobre el cierre primario en casos de gastrosquisis grave, ya que reduce complicaciones como el síndrome compartimental y la hipertensión intraabdominal.

El manejo de la gastrosquisis en neonatos requiere un enfoque multidisciplinario, que incluye la intervención temprana en atención primaria, derivación rápida a centros de mayor complejidad y un seguimiento exhaustivo postoperatorio.





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