Este caso destaca un problema más amplio en el sistema de salud estadounidense, donde algunas personas explotan tratamientos legítimos para facturar.
Por: Katherine Ardila
En un escándalo que ha sacudido al sistema de salud en Estados Unidos, se ha revelado que las clínicas de Pain MD, una cadena de tratamiento del dolor con presencia en Tennessee, Virginia y Carolina del Norte, utilizaron inyecciones "innecesarias" y potencialmente dañinas como parte de un esquema de fraude que generó millones de dólares.
Este caso, expuesto en KFF Health News, involucra prácticas médicas cuestionables y la explotación de personas vulnerables.
El Caso de Michelle Shaw: Un ejemplo del abuso
Michelle Shaw, una paciente de 56 años, relató cómo las clínicas de Pain MD la obligaban a recibir inyecciones mensuales en la columna para poder acceder a sus recetas de opioides. "Las inyecciones eran muy dolorosas y empeoraban mi condición, pero no tenía otra opción. Si no las recibía, me cortaban las pastillas", testificó Shaw en un juicio federal.
Shaw, quien dependía de los opioides tras una lesión en la espalda, describió cómo las inyecciones, supuestamente de esteroides, no aliviaban su dolor, sino que lo exacerbaban. "Llegaba a casa llorando. Sentía que me estaban utilizando", dijo en una entrevista con KFF Health News.
El esquema de fraude de Pain MD
Pain MD, que operaba bajo el nombre de Mid-South Pain Management, facturó más de 290,000 "inyecciones en el origen del tendón" a Medicare entre 2010 y 2018, siete veces más que cualquier otro proveedor en el país. Además, la empresa cobró millones de dólares a Medicaid, Tricare y seguros privados por estas inyecciones, que según los fiscales, eran "innecesarias y costosas".
El Departamento de Justicia demostró en los tribunales que las inyecciones no contenían esteroides, sino anestésicos de corta duración como lidocaína o Marcaine, y se aplicaban en áreas incorrectas del cuerpo. "Estas inyecciones no tenían base médica y se basaban en una técnica desarrollada en cadáveres", explicó Scott Kreiner, experto en medicina del dolor, durante el juicio.
La explotación de pacientes dependientes de opioides
Pain MD utilizó la dependencia de los pacientes a los opioides para obligarlos a someterse a las inyecciones. "Me dijeron que si no me inyectaba, porque decía que no me ayudaban no recibiría mi medicación", testificó Patricia McNeil, otra ex paciente.
Jonathan White, un asistente médico que trabajó en Pain MD, reveló que la técnica de inyección se basaba en una "investigación cadavérica" y que no existía evidencia médica que respaldara su uso. "Era potencialmente peligroso", afirmó Kreiner durante el juicio.
Consecuencias para los pacientes
Las inyecciones repetidas no solo no aliviaban el dolor, sino que causaban daños adicionales. Brian Richey, un ex enfermero de Pain MD, testificó que realizó tantas inyecciones que su mano se inflamó crónicamente y requirió cirugía. "La inyección excesiva me mató la mano", dijo Richey.
Además, muchos pacientes quedaron desamparados cuando Pain MD se declaró en quiebra en 2019, ya que sus registros médicos quedaron atrapados en unidades de almacenamiento cerradas, impidiéndoles acceder a nuevas recetas.
Responsabilidades y condenasMichael Kestner, presidente de Pain MD, fue declarado culpable de 13 delitos graves, incluido fraude sanitario. Cuatro empleados de la empresa también se han declarado culpables o han sido condenados.
Kestner, quien no es un profesional médico, presionaba a los empleados para que administraran más inyecciones, clasificándolos según su "índice de inyecciones" y amenazando con despidos si no cumplían con las cuotas.
"El acusado convirtió a algunos pacientes en alfileteros humanos", dijo el fiscal federal James V. Hayes durante el juicio.
Impacto en el Sistema de SaludEste caso destaca un problema más amplio en el sistema de salud estadounidense, donde los estafadores explotan tratamientos legítimos para facturar a Medicare y Medicaid. "Siempre va a existir un esquema en el que se obtenga dinero de Medicare o Medicaid para brindar un tratamiento médicamente innecesario", dijo Don Cochran, ex fiscal federal.
Pain MD facturó más de 40 millones de dólares a BlueCross BlueShield de Tennessee por 380,000 inyecciones, de las cuales la aseguradora pagó 7 millones antes de cortar los pagos.
Mientras Michael Kestner espera su sentencia, programada para el 21 de abril, miles de pacientes como Michelle Shaw siguen lidiando con las secuelas físicas y emocionales de este fraude.