¿Qué relación existe entre la dieta mediterránea y el manejo clínico de la Artritis Reumatoide?

La alimentación, los aspectos nutricionales y demás son tema poco considerado. La dieta mediterránea se convierte en una alternativa efectiva.

Por: Alexander Triana Yanquén


Además del tratamiento con medicamentos, la nutrición es un aspecto importante para los pacientes con artritis reumatoide (AR) y otras afectaciones a su organismo. Algunos alimentos pueden ayudar al control de los síntomas, así como también pueden exacerbarlos.

Durante el pasado foro educativo para pacientes con AR, organizado por la alianza de la Fundación de Enfermedades Reumáticas (FER) y la Universidad Central del Caribe, la Revista de Medicina y Salud Pública conversó con la Licenciada Wanda González, nutricionista dietista y fisióloga del ejercicio sobre las alternativas alimenticias que deben seguir estos pacientes.

Qué es la Dieta Mediterránea 

Según el portal MedLine, la dieta estilo mediterráneo tiene menos carnes y carbohidratos que una dieta estadounidense típica. También tiene más alimentos a base de vegetales y grasa monoinsaturada (buena). Las personas que viven en Italia, España y otros países en la región mediterránea han comido de esta manera durante siglos.

Los beneficios asociados a esta terapia alimenticia se basan en que puede llevar a niveles de azúcar en sangre más estables, colesterol y triglicéridos más bajos y a un riesgo menor de desarrollar enfermedades cardíacas, así como otros problemas de salud.

Por ello, muchos de los expertos en nutrición y alimentación, basados en las patologías como la artritis reumatoide, diseñan un plan alimenticio que brinde todos los beneficios posibles al paciente.

Harinas Refinadas, fibra dietaria

Naturalmente los alimentos tienen azúcar, y al momento en que agregamos más, en pacientes con artritis reumatoidea, veremos que generará un cuadro de inflamación. Productos como el pan en sus diversas presentaciones, bizcochos, las galletas que en ocasiones consumimos en las meriendas, entre otros, son ricos en harinas refinadas y "esto también tiene un rol en esos procesos de inflamación", dice la licenciada Wanda. 

Lo recomendable es la sustitución por cereales debido a que: "el cereal integral nos aporta ácidos grasos que son saludables, Vitamina E, vitaminas del Complejo B, entre otras", asegura González. 

Agrega que es recomendable verificar en las etiquetas nutricionales de los alimentos la fibra dietaria que tiene el producto: "que tenga al menos tres gramos o más de fibra", asegura. 

Azúcares y frutas

El café es uno de los productos que ha demostrado tener beneficios, pero al que se le suele adicionar azúcar, lo cual según expertos, es un error y el problema está en la manera en cómo lo consumimos: "si me bebo el café con leche regular, pues es alta en grasa y me genera inflamación. Si le añado azúcar, en el caso de las féminas, la recomendación al final del día es no más de seis cucharaditas de azúcar, en el caso de los caballeros no más de nueve. No excedernos, porque el café actúa como un diurético, así es que si consumo excesivamente pierdo nutrientes a través de la orina que no queremos se pierdan", comenta.

Hay ciertos alimentos naturales como las frutas y vegetales que son productores de vitaminas, antioxidantes y azúcares necesarios para el cuerpo: "la ingesta de frutas, comúnmente la recomendación es de tres a cinco porciones al día, pero en una alimentación antiinflamatoria tratamos que sea de cinco a siete porciones al día", enfatiza. 

Agrega que es importante que nos fijemos en los colores de las frutas y vegetales, explicando que las frutas de color intenso como las manzanas, uvas, entre otras: "tienen este factor antioxidante y antiinflamatorio que nos ayudan a contrarrestar ese estrés oxidativo que surge en nuestros tejidos, articulaciones, y en nuestro cuerpo en general".

Verduras

Las verduras tienen la particularidad que son de poco gusto en la mayoría de personas, pero diferentes tipos de preparaciones permiten que se puedan incluir en el plato y con regularidad: "podríamos aumentar la ingesta de vegetales que pueden ser alternativas de meriendas, como las zanahorias con hummus, y allí ya tenemos Vitamina E, Vitamina A, la cual es un potencial antioxidante. Hacemos unos garbanzos, puede ser con Humus, con guacamole. En fin, alternativas siempre hay", comenta.

Es importante aclarar que esto se puede hacer basado en las condiciones tanto físicas, como económicas, que tengan las personas: "los que tenga accesibles, los de su preferencia, los que tolere", enfatiza González.

Claro está, dentro de las recomendaciones de la dieta, "los que son de hojas verdes de color intenso como son las espinacas, brócoli, los coles de bruselas, y otros se recomiendan porque tienden a ser altos en Vitamina E, la cual se ha encontrado que es un potencial antioxidante que nos ayuda en estos roles antiinflamatorios", afirma. "Si usted tiene acceso a otro tipo de vegetal, lo importante es incorporarlos", agrega.

Embutidos, carnes y fritos

Cabe mencionar que la regulación de los productos nutricionales es vital y las grasas juegan un papel importante para no afectar la cotidianidad de los pacientes. Alimentos como los embutidos usan preservantes, los cuales son muy dañinos para el cuerpo, según lo han demostrado diferentes investigaciones. Sin embargo, también se debe reconocer el acceso a productos saludables y las posibilidades de ello. 

"Reconozco y sé que en casos de necesidad, si no hay agua, si no hay luz, si algo pasa... son alimentos que tenemos accesibles. No es que yo les dé un ´No´, pero es algo que va a predominar en nuestra alimentación. No solo esto, sino los métodos de cocción, cuando hablamos de grasa", comenta.

La ingesta de carnes es vital para el cuerpo, las proteínas que estos alimentos proveen al cuerpo son una necesidad constante: "Yo sé que muchas veces hacer una carne frita es mucho más rápido que ponerla en el horno, o a cocinar en el sartén, pero estos métodos en los cuales le añadimos grasa, quizás pueden desencadenar procesos de inflamación", dice. 

"Se limita el consumo o la ingesta de carnes rojas. Si usted opta por estas, deberían ser de cortes magros, los cuales tienen menos cantidad de grasa. Además, se recomienda intercambiar carnes de ave como pollo y pavo, siempre prefiriendo la pechuga, que tiene menos cantidad de grasa. Lo que es el muslo, las alitas, la cadera, esos tienen más cantidad de grasa", aclara. 

Aceites y grasas

Los especialistas recomiendan la preparación de alimentos con aceite vegetal como el aceite de oliva extra virgen, rico en ácidos grasos y Omega 3, que se usa primordialmente para el aderezo de las ensaladas. Claro está, hay productos ricos en este compuesto como: "el salmón, las nueces, las semillas de chía, puesto que son alternativas que se pueden incorporar en la alimentación... a menos que su médico le recomiende y le indique algo específico", devela González. 

Es importante, cuando hablamos de carnes, considerar que los métodos de cocción y el hecho que los fritos tienen un aumento de grasas saturadas y esto es perjudicial para la salud, por ello las recomendaciones consisten en: "evitar hacer los fritos, y no es que vamos a freír en aceite de oliva..., pero sí vamos a cocinar esos alimentos en su manera natural", aclara. 

Condimentación

Cuando estamos en el proceso de preparación de los alimentos, solemos usar condimentos que tenemos al alcance en los mercados y son de consumo masivo, pero estos productos son ricos en sodio y puede, en algunos casos, "afectar y generar otras condiciones como la hipertensión, condiciones cardiovasculares, diabetes, y cierta predisposición a diferentes enfermedades", dice la licenciada y nutricionista. 

La dieta mediterránea, se caracteriza porque su método de condimentación está basado en el uso de hierbas y especias naturales. Esta es una alternativa que los especialistas han probado y en la cual detallan su efectividad sobre el manejo de las patologías. 

Lácteos y derivados

Los productos lácteos como la leche, el queso, el yogur son una fuente de grasas necesarios para el funcionamiento del organismo, pero en el manejo de patologías como la AR se convierte en un detonante de inflamación. Por ello: "vamos a buscar los que son reducidos al 1 %, o sin grasa. No tenemos que eliminarlos porque nos aportan Vitamina D, y es importante en nuestra salud ósea, no los vamos a suplementar a menos que nuestro médico nos indique que tenemos que hacerlo", asegura. 

Claro está, alimentos como la yema de los huevos, el atún, el salmón, pueden ser precursores de Vitamina D, así que se podrían incorporar. 

Hidratación

El cuerpo en la cotidianidad consume agua en el desarrollo de las actividades diarias. Ante este hecho, la hidratación es vital porque ayuda a que las articulaciones estén lubricadas, pero tenga en cuenta: "Es importante que mantengamos una ingesta de agua adecuada... La sed es un indicador de que estamos deshidratados, así que tenemos que estar constantemente ingiriendo agua", explica González.

La recomendación de tiempo anterior, indicaba que el consumo de agua debería ser de ocho vasos, de ocho onzas. Sin embargo, en la actualidad se ha logrado establecer que en el caso de las mujeres, estas deben consumir de 12 a 13 vasos, mientras que en los hombres se sugiere que sean 14. "Esto es algo que se individualiza con el peso y se establece cuántas son las onzas que necesitamos", comenta la especialista.

Sin embargo, estas recomendaciones son generales. En caso de un paciente que tenga una restricción de líquido por alguna condición médica de salud, sería diferente: "es importante ir incorporando el agua como parte de nuestra alimentación, ir haciendo las sustituciones de esas bebidas azucaradas por agua, siempre tener la costumbre de mantenerlas en nuestra mesa, en nuestra cartera para recordarnos constantemente que debemos estarla consumiendo", concluye.



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