El sueño del bebé es una de las grandes preocupaciones de las madres y de los padres. Ver cómo el bebé no se duerme por mucho que lo intentamos puede acarrear muchos dolores de cabeza y horas de descanso perdidas.
Seguramente, en algún momento nos hemos percatado de que los bebés luchan contra el sueño y se resisten a dormir. La verdad, es que este es un escenario muy común y puede ser consecuencia de diversos factores como el crecimiento, la digestión, cólicos, entre otros.
Cuando este tipo de inconvenientes se presenta antes de la siesta durante el día, no hay mayores complicaciones. Al igual que para los adultos, debemos procurar cuidar el sueño de los niños y de los bebés para evitar problemas como la irritabilidad o el aumento de peso de los niños.
¿Por qué los bebés se resisten a dormir?Según algunos expertos esto sucede cuando el bebé está pasando por algún hito de crecimiento físico, cognitivo o emocional, conocido como regresión del sueño. Por lo general, puede ser causado por los siguientes factores.
- Cambios en la alimentación: Los cambios de la alimentación cerca de los seis meses, con la introducción de la alimentación complementaria y los cambios digestivos por los que atraviesa el bebé, pueden ser responsables de que el niño se despierte con frecuencia o que se resista a dormir por las noches.
- Crecimiento: Al igual que en los niños más grandes, en los bebés se pueden presentar dolores e incomodidades asociadas al crecimiento que impiden una correcta conciliación del sueño.
- Cambios de hábitos: Por lo general, cuando estamos habituando al bebé a dormir en su propia habitación, puede resistirse a dormir por temor a quedarse solo y sentirse desprotegido.
- Enfermedades: Los síntomas del resfriado, el reflujo y algún otro tipo de malestar puede influir negativamente en el ciclo del sueño. Procura estar pendiente de la temperatura corporal del niño.
- Descarta que el malestar se debe a alguna dolencia física, y atiéndelo en caso de que sea necesario.
- Establece una rutina antes de dormir que incluya técnicas de relajación, como un baño, masaje o una última toma de leche.
- Sé paciente y repite la rutina tantas veces como sea necesario hasta que funcione.
Una vez que encuentres una rutina que le funcione, recuerda repetirla todas las noches hasta que tu pequeño se acostumbre y sobre todo procura siempre cumplir el mismo horario entre siete y ocho de la noche.