¿Cansancio después de comer? Podría ser 'fatiga por azúcar': ¿Qué es y cómo manejarlo?

Este problema aparece incluso en personas activas o que creen alimentarse de manera saludable, porque muchos hábitos aparentemente sanos, como desayunar fruta o yogures bajos en grasa, o consumir bebidas energéticas, generan picos de azúcar.

Por: Katherine Ardila


Esa somnolencia después del almuerzo, la irritabilidad repentina o la sensación de hambre que vuelve a aparecer poco después de haber comido. Síntomas comunes que muchos atribuyen a un día largo o a un sueño sin descanso. 

No obstante, esto podría ser la señal de un desequilibrio metabólico cada vez más frecuente como lo es la 'fatiga por azúcar', causada por los bruscos picos y caídas de la glucosa en sangre.

Esto, según advierten los especialistas, afecta incluso a personas que hacen deporte o siguen dietas que parecen saludables. Ignorarlo puede tener consecuencias serias, acelerando el envejecimiento y aumentando el riesgo de desarrollar diabetes e hipertensión.

¿Qué es exactamente la 'fatiga por azúcar'?

El doctor Satoru Yamada, médico especialista en medicina interna y diabetes, define para Infosalus que: "La fatiga por azúcar es un problema causado por los picos y caídas bruscas de glucosa en sangre debido al consumo excesivo de carbohidratos, incluso en alimentos que nos parecen saludables".

Los síntomas de alarma son fáciles de reconocer. "Una sintomatología muy común sería, por ejemplo, sentirse somnoliento o cansado después de comer. También si, a pesar de haber comido suficiente, volvemos a tener hambre enseguida, o si perdemos fácilmente la concentración, tendemos a enfadarnos, o sentimos pesadez detrás del cuello", explica el experto.

El problema, según Yamada, es que esta condición "aumenta de manera constante, pero silenciosa en nuestra sociedad", y afecta a un espectro más amplio de personas de lo que se cree, incluyendo de manera sorpresiva a "muchas personas que hacen deporte regularmente, incluso deportistas profesionales".

Los hábitos 'saludables' que en realidad no son tan saludables

La paradoja de la fatiga por azúcar es que a menudo se desencadena por elecciones alimentarias que consideramos positivas. 

Uno de los principales culpables es un clásico del desayuno saludable: la fruta, especialmente en formato líquido. "El inconveniente principal de la fruta es su alto contenido en fructosa y en otros azúcares", señala. 

Y añade que: "Cuando en una etiqueta se indica 'X% de azúcar' esto significa que en 100 gramos del producto hay X gramos de azúcar, aunque a menudo se use como reclamo de sabor".

El momento del día agrava el efecto. "Los ritmos biológicos hacen que los niveles de glucosa en sangre tiendan a elevarse en las primeras horas del día. Por eso, el hábito de desayunar alimentos dulces favorece un aumento adicional del azúcar en un momento en el que el organismo ya lo tiene más alto de forma natural", advierte. 

Su recomendación es que el desayuno debería ser "bajo en hidratos de carbono, y contener principalmente proteínas y grasas".

Otros alimentos que pasan por sanos bajo escrutinio son algunos yogures bajos en grasa, que para compensar el sabor "suelen llevar una gran cantidad de azúcares y de fructosa", provocando hiperglucemia.

La falsa energía que agota: cuidado con las bebidas

Otro hábito que el doctor Yamada pone en la mira es el consumo de bebidas energéticas para mejorar el rendimiento. La mecánica es engañosa. 

"Al ingerirla antes de comenzar la jornada es habitual notar un aumento de energía o de entusiasmo, pero poco después se produce una hiperglucemia postprandial, seguida de una sensación de cansancio derivada del exceso de azúcar", describe.

Este ciclo, donde la euforia inicial da paso al agotamiento, es el ejemplo perfecto del problema. "Si después de tomar una bebida energética se percibe primero euforia y luego agotamiento, se está experimentando exactamente eso de lo que venimos hablando: 'fatiga por azúcar'", insiste.

El mecanismo interno y sus riesgos a largo plazo

Un exceso de azúcar provoca una subida rápida de glucosa, a la que el cuerpo responde con un pico de insulina, lo que a su vez causa una caída repentina de los niveles de azúcar en sangre. Esta montaña rusa metabólica es la que genera los síntomas inmediatos.

Pero las consecuencias van más allá del malestar momentáneo. "Esto provoca un desequilibrio metabólico que puede manifestarse en forma de acumulación de grasa, en inflamación crónica, o en aparición de la resistencia a la insulina, entre otros", concluye el doctor Yamada. 

Este desequilibrio sostenido es, en última instancia, lo que "puede causar síntomas cotidianos y aumentan el riesgo de padecer enfermedades metabólicas y envejecimiento prematuro".





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