El análisis de 871 tumores pulmonares en no fumadores reveló que vivir en zonas contaminadas se asocia a mutaciones relacionadas con el envejecimiento y el tabaquismo, así como a telómeros más cortos, un signo de envejecimiento celular acelerado.
Por: Katherine Ardila
Un estudio internacional publicado en la revista Nature, con participación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha demostrado por primera vez el vínculo directo entre la contaminación del aire y el daño en el ADN que provoca cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado.
La investigación, dirigida por expertos de la Universidad de California en San Diego y el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU., analizó tumores de 871 no fumadores de 28 regiones de cuatro continentes, revelando que la exposición prolongada a partículas contaminantes desencadena mutaciones genéticas similares a las causadas por el tabaco.
El enigma del cáncer en no fumadores
Aproximadamente una cuarta parte de los casos de cáncer de pulmón ocurren en personas sin historial de tabaquismo, un fenómeno especialmente frecuente en mujeres asiáticas.
"Durante años no entendíamos por qué personas que nunca fumaban desarrollaban este tipo de tumores. Ahora tenemos evidencia genética de que la contaminación atmosférica está detrás de muchos de estos casos", explica Ludmil Alexandrov, uno de los autores principales.
El estudio combinó datos genómicos con mediciones satelitales de contaminación por partículas PM2.5, demostrando que quienes vivían en áreas más contaminadas presentaban hasta cuatro veces más mutaciones asociadas tradicionalmente al tabaquismo.
Mecanismos de daño celularLa investigación reveló que la polución no solo incrementa el número total de mutaciones en el ADN, sino que también acelera el envejecimiento celular. Los pacientes expuestos a altos niveles de contaminación mostraron telómeros significativamente más cortos -los extremos protectores de los cromosomas-, un marcador clave de estrés celular.
"La contaminación actúa como un acelerador de daño genético, aunque no deja una firma mutacional específica como sí hace el tabaco", aclara Marcos Díaz-Gay, investigador del CNIO que participó en el estudio.
Otros factores de riesgo inesperadosAdemás de la contaminación, el estudio identificó la presencia de ácido aristolóquico -un compuesto cancerígeno presente en algunas hierbas medicinales tradicionales- en tumores de pacientes taiwaneses.
Asimismo, los científicos descubrieron un patrón de mutaciones completamente nuevo y aún sin explicación que aparecía con frecuencia en los tumores analizados, abriendo una nueva línea de investigación.
Próximas investigaciones y llamado a la acciónEl equipo científico planea ampliar el estudio a regiones como América Latina y Oriente Medio, además de investigar el impacto potencial de nuevos factores como los cigarrillos electrónicos y la marihuana.
"Estos resultados exigen políticas más estrictas contra la contaminación atmosférica, que debe considerarse un factor de riesgo cancerígeno tan importante como el tabaco", advierte la epidemióloga María Teresa Landi del Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU.