Un estudio realizado con más de 42.000 personas halló que quienes consumen al menos 11 porciones diarias de alimentos ultraprocesados tienen un riesgo 2,5 veces mayor de presentar signos prodrómicos de la enfermedad de Parkinson.
Por: Laura Guio
Los alimentos ultraprocesados se han convertido en protagonistas indiscutibles de la dieta occidental. Su practicidad y sabor los hacen irresistibles, pero su alto contenido en aditivos, conservantes y azúcares los posiciona como un riesgo para la salud.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Neurology, añade un dato inquietante a la ya larga lista de efectos negativos: estos productos podrían estar asociados con signos tempranos del párkinson.
Mayor consumo, mayor riesgo
La investigación se basó en los datos de más de 42.000 profesionales de la salud, seguidos durante un periodo de hasta 26 años.
Al analizar los hábitos alimenticios de los participantes, los investigadores descubrieron que quienes consumían 11 o más raciones diarias de productos ultra procesados (como refrescos azucarados, snacks, comidas congeladas o salchichas) tenían un riesgo 2.5 veces mayor de presentar tres o más síntomas prodrómicos de párkinson.
Estos síntomas pueden anticiparse años antes del diagnóstico clínico e incluyen pérdida del olfato, trastornos del sueño, estreñimiento y apatía.
La alimentación como factor clave en enfermedades neurológicas
"Llevar una dieta saludable es crucial y se ha asociado con un menor riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas", sostuvo Xiang Gao, investigador de la Universidad Fudan de Shanghai y líder del estudio. Según el experto, los resultados refuerzan la idea de que "la alimentación puede influir en el desarrollo del Parkinson".
Si bien el estudio no demuestra una relación causal, los autores sugieren que los aditivos presentes en estos alimentos podrían fomentar procesos inflamatorios, estrés oxidativo y desequilibrios en la microbiota intestinal, factores que podrían contribuir a la neurodegeneración.
Un fenómeno en crecimiento
Actualmente, cerca de 10 millones de personas viven con el párkinson en el mundo y se registran unos 90.000 nuevos diagnósticos cada año, según la Parkinson´s Foundation. Aunque la genética juega un papel, cada vez hay más evidencia que apunta a factores ambientales y de estilo de vida —como la dieta— como elementos determinantes.
El estudio sugiere que reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y optar por una dieta basada en alimentos frescos y nutritivos podría ser clave para preservar la salud cerebral a largo plazo. Otros estudios han demostrado que por cada 10% de incremento en la ingesta de alimentos ultraprocesados, el riesgo de mortalidad aumenta un 3%.