El herpes labial permanece latente en el cuerpo y se reactiva cuando el sistema inmunitario se debilita: resfriados, fiebre, estrés, falta de sueño o cambios hormonales pueden detonar un brote.
Por: Katherine Ardila
El herpes labial es más que una simple ampolla. Se trata de una afección provocada por el virus del herpes simple (VHS), que, tras el primer contagio, permanece para siempre en el organismo.
Aunque muchas personas son portadoras sin presentar síntomas constantes, la infección puede reaparecer cuando ciertos factores la reactivan. Identificar estos elementos es el primer paso para reducir la frecuencia e impacto de los brotes, según expertos de la Cleveland Clinic.
La transmisión del VHS, responsable del herpes labial y genital, ocurre entre personas. Una vez dentro del cuerpo, “puede permanecer latente en el cuerpo durante meses o años”, afirma la Dra. Jameelah Strickland, especialista en medicina interna en la Cleveland Clinic.
Los brotes surgen cuando el virus se reactiva, generalmente ante situaciones que debilitan el sistema inmunitario. Las infecciones comunes, como el resfriado, son uno de los desencadenantes más habituales.
“El herpes labial recibe su nombre porque suele aparecer junto con el resfriado común”, señaló la Dra. Strickland. Esto ocurre porque el sistema inmunitario, ocupado combatiendo otro virus, deja de controlar adecuadamente al VHS. Las infecciones con fiebre también son un desencadenante clásico, de ahí que también se les conozca como “ampollas febriles”.
Cuando las defensas flaqueanLas personas con condiciones que afectan directamente al sistema inmunitario, como el VIH, pueden experimentar brotes más frecuentes. Lo mismo sucede con ciertas enfermedades autoinmunes, como lupus o síndrome de Sjögren, que confunden y sobrecargan las defensas, abriendo la puerta a infecciones oportunistas.
Los tratamientos médicos que suprimen deliberadamente el sistema inmunitario, como los usados en casos de cáncer o trasplantes de órganos, también incrementan la vulnerabilidad al virus.
La piel: la primera línea de defensaEl cuidado de la piel de los labios es fundamental. Cualquier lesión, desde una quemadura solar hasta un corte, acné severo o una erupción, puede producir inflamación y facilitar la aparición del herpes labial. “La piel tarda más en sanar cuando su barrera natural está afectada”, advirtió la Dra. Strickland.
Los extremos climáticos, frío intenso o calor excesivo, que resecan y agrietan los labios, también elevan el riesgo. A esto se suman los cambios hormonales propios de la pubertad, el embarazo, la menstruación o la menopausia, que influyen en la fortaleza del sistema inmunitario.
Incluso intervenciones estéticas en los labios, como inyecciones de relleno o maquillaje permanente, pueden actuar como desencadenantes. Por ello, la Clínica recomienda consultar con un médico antes de cualquier procedimiento si se tienen antecedentes, ya que podría ser necesario usar antivirales preventivos.
El impacto del estilo de vidaEl descanso y el manejo del estrés son pilares en la prevención. Tanto el estrés físico como el emocional pueden mermar las defensas. “La falta de sueño puede debilitar el sistema inmunitario y aumentar la susceptibilidad a los herpes labiales”, afirmó la Dra. Strickland. La liberación sostenida de hormonas del estrés, como el cortisol, puede provocar una inflamación crónica que favorece la recurrencia.
En cuanto a la alimentación, la evidencia sobre su influencia directa es limitada, excepto en casos de alergias específicas que causen irritación en los labios. No obstante, mantener una dieta equilibrada que fortalezca el sistema inmunitario siempre resulta beneficiosa.
El camino hacia un mejor controlLa clave para un manejo efectivo está en la personalización. Identificar los desencadenantes únicos de cada persona es crucial. La Cleveland Clinic aconseja consultar con un profesional de la salud frente a brotes recurrentes o síntomas inusuales.
El uso de medicamentos antivirales, bajo supervisión médica, puede ser una herramienta muy eficaz para quienes sufren episodios frecuentes, ayudando a minimizar el impacto del herpes labial en la vida cotidiana.