Muchas personas con herpes no presentan síntomas o no los identifican, lo que facilita la transmisión sin saberlo.
Por: Katherine Ardila
El virus del herpes simple (HSV) es una infección viral frecuente que puede afectar diversas partes del cuerpo, incluyendo la boca, los ojos, los genitales y el recto.
Existen dos tipos principales de este virus:
HSV-1 (Herpes Simple Tipo 1): Es la causa más común de herpes oral y suele adquirirse en la infancia a través del contacto con saliva o lesiones de una persona infectada. Se manifiesta con ampollas o llagas en los labios, dentro de la boca o en los ojos. Sin embargo, en algunos casos, también puede causar infecciones en los genitales a través del contacto oral-genital.
HSV-2 (Herpes Simple Tipo 2): Se asocia mayormente con el herpes genital y se transmite principalmente a través de contacto sexual. Provoca lesiones dolorosas en la zona genital o anal, aunque algunas personas pueden no presentar síntomas evidentes.
Síntomas
Muchas personas con herpes no presentan síntomas o no los identifican, lo que facilita la transmisión sin saberlo. Para quienes experimentan síntomas, la infección se manifiesta como ampollas dolorosas que se convierten en llagas y pueden tardar alrededor de una semana en sanar.
Además, el virus permanece en el cuerpo de por vida y puede reactivarse en cualquier momento, provocando brotes recurrentes. Sensaciones como hormigueo o ardor pueden ser señales de que un brote está por venir.
¿Cómo se diagnostica el herpes?
El diagnóstico se puede realizar mediante la observación de las lesiones, pero para confirmarlo, se requieren pruebas de laboratorio con muestras tomadas de las llagas o análisis de sangre.
Aunque no existe cura para el herpes, los medicamentos antivirales pueden acelerar la cicatrización de las úlceras y reducir la frecuencia de los brotes si se toman diariamente.
Según el Dr. Jeffrey I. Cohen, experto en infecciones por herpes en el NIH, es especialmente importante tratar el primer episodio, ya que suele ser el más severo y puede acompañarse de fiebre, dolor muscular e inflamación de los ganglios linfáticos.
Investigaciones
Actualmente, los investigadores trabajan en el desarrollo de vacunas contra el herpes. Algunas buscan prevenir la infección en personas no contagiosas, mientras que otras tienen como objetivo reducir la recurrencia de brotes en quienes ya tienen el virus.
EstigmaEl herpes puede generar sentimientos de vergüenza o ansiedad en quienes reciben el diagnóstico, pero es importante recordar que es una infección común y controlable.
Para reducir el riesgo de transmisión, se recomienda evitar el contacto directo durante los brotes, utilizar condones en el caso del herpes genital y, en algunos casos, tomar antivirales de forma preventiva.
Combatir el estigma es clave. Tener herpes no define a una persona ni su moralidad. La infección puede transmitirse de muchas maneras, incluso a través de besos, utensilios compartidos o por contacto durante la infancia. Informarse y hablar abiertamente sobre la condición ayuda a reducir la desinformación y el estigma asociado al virus.
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