Los autores del estudio afirman que es factible restringir el acceso de GDF15 a su receptor altamente específico en el cerebro de la madre.
Por: Mariana Mestizo Hernández
Un reciente estudio publicado en la revista 'Nature' señala que las náuseas y vómitos experimentados por algunas mujeres durante el embarazo podrían estar relacionados con una hormona producida por el feto.
Bajo la dirección de investigadores de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, se ha revelado que la hormona en cuestión, la proteína GDF15, podría desempeñar un papel crucial en la búsqueda de un tratamiento que mitigue los efectos no deseados de la hiperémesis gravídica en mujeres embarazadas.
Proteína GDF15
Los autores explican que la incidencia de náuseas y vómitos durante el embarazo, en diversos grados, está vinculada a la cantidad de proteína GDF15 producida por el feto y a la exposición de la madre a esta sustancia antes de quedar embarazada.
Por esta razón, sugieren la posibilidad de administrar la hormona a mujeres antes de quedar embarazadas como medida para incrementar la tolerancia y prevenir los síntomas que afectan a siete de cada diez futuras madres.
Riesgos sobre la hiperémesis gravídica aguda
En situaciones excepcionales, aproximadamente entre uno y tres de cada cien casos, la hiperémesis gravídica aguda puede representar un riesgo para la vida tanto del feto como de la madre, haciendo necesario un tratamiento de reposición de líquidos por vía intravenosa con el fin de prevenir la deshidratación.
Los expertos también señalan que esta enfermedad constituye la causa más frecuente de ingresos hospitalarios de mujeres embarazadas durante los primeros tres meses de gestación.
Posibilidad de nuevos enfoques
A pesar de que investigaciones anteriores habían señalado la relevancia de la proteína GDF15, este estudio amplía la comprensión de su función en las enfermedades relacionadas con el embarazo, incluida la hiperémesis gravídica. Los autores resaltan que esto abre la posibilidad de desarrollar nuevos enfoques terapéuticos.
Los investigadores observaron que una variante genética poco común, asociada con un mayor riesgo de desarrollar hiperémesis, está relacionada con niveles más bajos de la hormona en la sangre y en tejidos de mujeres no embarazadas.
Además, las mujeres que sufren de beta-talasemia, una condición sanguínea hereditaria que puede causar anemia, muestran naturalmente niveles elevados de GDF15 antes del embarazo, lo que se traduce en una incidencia reducida o mínima de náuseas y vómitos.
"Ahora sabemos por qué. El bebé que crece en el útero produce una hormona a niveles a los que la madre no está acostumbrada. Cuanto más sensible sea a esta hormona, más enferma se sentirá. Saber esto nos da una pista sobre cómo podemos evitar que esto suceda", manifestó en un comunicado Stephen O'Rahilly, de la Universidad de Cambridge.
El experto afirma que es factible restringir el acceso de GDF15 a su receptor altamente específico en el cerebro de la madre, como un paso hacia el desarrollo de un tratamiento efectivo y seguro para prevenir este trastorno.
Fuente consultada aquí.