La presencia excesiva de bacterias o levaduras, incluso de aquellas beneficiosas o comensales, puede favorecer a su aparición, alterando así el ecosistema intestinal.
Por: Mariana Mestizo Hernández
El organismo humano ha evolucionado a lo largo del tiempo, desarrollando sistemas microbianos únicos en diversas partes del cuerpo. La colección de bacterias y hongos que coexisten en el cuerpo, ya sean comensales, simbióticos o patógenos, se conoce como microbiota. Cada región del cuerpo alberga composiciones microbianas diferentes.
¿Qué es SIBO?
Sin embargo, surge un desafío cuando las bacterias del colon se expanden hacia el intestino delgado, donde su presencia es inhabitual. A esta condición se le denomina SIBO (Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado, por sus siglas en inglés).
Dado que la mayoría de las bacterias residen en el colon y el intestino grueso, la existencia de un SIBO en el intestino delgado (donde ocurre la digestión y la absorción de nutrientes) puede dar lugar a una serie de síntomas y trastornos.
¿Cómo se origina?
Según el Dr. Blas López Rueda, un experto en SIBO y urólogo, "El SIBO puede originarse por una baja acidez en el estómago o por una baja motilidad intestinal, lo que dificulta la eliminación efectiva de residuos alimentarios y bacterias a través de las heces. Otra causa potencial podría ser la integridad de la válvula ileocecal, que separa el intestino delgado del grueso."
El SIBO hace referencia al incremento anormal de bacterias en el intestino delgado, provenientes del intestino grueso. Si el crecimiento excesivo es de hongos, se le llama SIFO (Sobrecrecimiento Fúngico en el Intestino Delgado).
¿Qué ocurre cuando se experimenta un SIBO?
Cuando se experimenta un SIBO, debido al exceso de bacterias en el intestino delgado, los alimentos tienden a fermentar, lo que puede generar la producción de gases (con o sin dolor) y de sustancias que causan hinchazón, distensión abdominal, diarrea, náuseas, vómitos y reflujo.
Tratamientos
El tratamiento convencional del SIBO a menudo implica el uso de antibióticos como metronidazol, rifaximina o neomicina. Sin embargo, estos tratamientos pueden resultar en la eliminación de algunas especies, pero también pueden provocar otros sobrecrecimientos perjudiciales.
Una alternativa más natural para abordar el SIBO implica determinar el tipo específico de SIBO o SIFO mediante pruebas diagnósticas y la observación de los síntomas. Establecer las causas y proporcionar al cuerpo los recursos necesarios para regular el sobrecrecimiento puede ser una estrategia más efectiva.
En el tratamiento natural del SIBO, se sugiere seguir una dieta baja en FODMAP, que implica limitar la ingesta de carbohidratos de cadena corta y alcoholes de azúcares fácilmente fermentables. Además, existen remedios naturales que pueden resultar útiles como alternativas a los medicamentos convencionales.
Cambios en la microbiota
Los cambios en la microbiota intestinal de una persona a lo largo de la vida son influenciados por diversos factores como el tipo de parto y lactancia en los primeros años, así como la dieta, el estilo de vida, el uso de medicamentos, el estrés y otros factores externos en la edad adulta. Estos cambios pueden influir en el equilibrio microbiano y potencialmente conducir a sobrecrecimientos de bacterias o hongos en el intestino.
La presencia excesiva de bacterias o levaduras, incluso de aquellas beneficiosas o comensales, puede favorecer la aparición de un SIBO o SIFO, alterando así el ecosistema intestinal.
Factores desencadenantes
Entre las causas y factores desencadenantes más comunes del SIBO o SIFO se encuentran la hipoclorhidria (falta de ácido en el estómago), insuficiencia biliar, déficit de enzimas digestivas, intolerancias alimentarias y factores como el estrés y la falta de descanso digestivo.
Diagnóstico
La detección de un SIBO se puede realizar mediante pruebas de gases espirados después de la administración de lactulosa o glucosa, que evalúan la exhalación de gases. Alternativamente, los síntomas pueden proporcionar pistas sobre el tipo de sobrecrecimiento bacteriano experimentado.
En última instancia, el equilibrio de la microbiota intestinal es esencial para una buena salud. Comprender cómo los diferentes microorganismos interactúan y cómo mantener su equilibrio puede ofrecer una vía prometedora para abordar trastornos como el SIBO de manera más eficiente y natural.
Es importante destacar que cualquier enfoque de tratamiento debe ser discutido con un profesional médico para garantizar una atención adecuada y personalizada.
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