Sin evaluaciones correspondientes, se están colocando los llamados tubos PEG -gastrostomía endoscópica percutánea- a pacientes que pueden ser no candidatos a este método, según reveló un estudio realizado por residentes de medicina interna del Centro Médico de Mayagüez.
La norma indica que el paciente tiene que ser evaluado por un neurólogo o terapista del habla, inicialmente, pero esto no está ocurriendo.
En este sentido, "el estudio duró un año y se evaluaron 102 casos aproximadamente para corroborar si los coloca el gastroenterólogo o los cirujanos”, dijo la doctora Rebecca Vázquez, investigadora principal del estudio refiriéndose a los tubos PEG.
Por otro lado, la doctora indica que dicho trabajo lo realizan mayormente los gastroenterólogos “y en nuestro hospital se dio que los colocaban más los cirujanos que los gastros, por la falta de disponibilidad del especialista".
También, se evaluó si estos pacientes venían de sus casas o de centros de cuidado de larga duración, lo que permitió a los médicos llegar a la hipótesis de que -probablemente- es más fácil para estos centros alimentar al enfermo por el tubo PEG. Sin embargo, los resultados muestran que la mayoría venían de sus hogares.
La razón primordial a la que se justificó el PEG fue por disfagia, demencia y/o derrame cerebral.
Otro detalle que se desprende del estudio es que la mayor parte de los pacientes que utilizan el mecanismo de alimento son clientes de Medicare parte A y eran pacientes de malnutrición con una albúmina 2.5, y hemoglobina en menos de 10.5.
Por otro lado, según la Asociación Americana de Geriatría y varios estudios no recomiendan poner PEG a pacientes con demencia severa o alzhéimer avanzado por aumento en complicaciones.
De hecho, el uso de este método de alimentación tiene que ser la última opción que le ofrezca un médico a un paciente.