La condición forma parte de la llamada "marcha atópica", ya que el daño en la barrera cutánea facilita la sensibilización y el desarrollo posterior de otras alergias, como reacciones al ambiente y a algunas comidas.
Por: Katherine Ardila
La piel enrojece, pica sin parar y se llena de lesiones. Pero para los niños con dermatitis atópica, el verdadero problema suele esconderse bajo la superficie. Esta enfermedad inflamatoria crónica es un desafío de salud que va mucho más allá de lo visible, afectando el sueño, la autoestima y la vida social de los pequeños, mientras sus familias buscan respuestas.
En cuanto a su frecuencia, esta patología es una de las causas más comunes de consulta en pediatría. Por eso,la doctora Manuela Olaya Hernández, pediatra, inmunóloga y presidenta de la Asociación Colombiana de Alergia, Asma e Inmunología, conversa en exclusiva con la Revista Medicina y Salud Pública sobre su alcance:
"De 10 niños, por lo menos 4 tienen dermatitis atópica". Sin embargo, no todos los casos son iguales. La especialista aclara que "Hay que aclarar que la dermatitis atópica puede ser leve, moderada o severa y depende de esa intensidad o de esa severidad vamos a tener los compromisos emocionales que pueda tener".
A nivel global, los estudios sugieren que esta condición afecta entre el 15% y el 30% de los niños en países desarrollados sufren de dermatitis atópica y, con frecuencia, se presenta junto con otras alergias, como el asma o la reacción a ciertos alimentos.
La marcha atópica: el progresivo camino de las alergiasComprender la dermatitis atópica implica familiarizarse con el concepto de "marcha atópica", una secuencia en la que las enfermedades alérgicas aparecen una tras otra. La doctora Olaya lo define así:
"La marcha atópica es un caminar de las alergias, de las enfermedades alérgicas en la vida y la primera manifestación es la dermatitis atópica". Su funcionamiento, en pocas palabras, es que el daño inicial en la piel abre la puerta a más complicaciones:
"Esa dermatitis atópica como me hace un daño en la barrera cutánea, eso permite que yo genere una sensibilización, o sea que los elementos de mi medio ambiente puedan ingresar y hacer reacción con el sistema inmunológico y lleven a desarrollar alergias, ya sean alimentarias o respiratorias".
Por eso, un manejo temprano y adecuado es crucial para intentar romper esta cadena, aunque su evolución no es predecible en cada niño.
¿Cómo distinguirla de un sarpullido común?Uno de los principales obstáculos es la confusión con otros eccemas. La clave para identificarla está en dos factores: la apariencia y la sensación. La doctora Olaya describe el brote característico como "un sarpullido chiquitico como de calor pero que pica intensamente, esa es la principal característica".
Suele comenzar en los primeros dos años de vida, pero el síntoma inequívoco es el picor. La experta asegura que: "el signo cardinal o el signo más importante para determinar que es una dermatitis atópica es la piquiña". Esto la diferencia de un brote de calor, que generalmente no produce esa picazón incesante.
Mitos de la dermatitis atópicaEn el camino del cuidado, muchas familias se topan con consejos y prácticas bienintencionadas pero erróneas que, lejos de ayudar, pueden exacerbar el problema.
La experta prefiere enfocarse en aclarar estos mitos antes que señalar errores. Explica, por ejemplo, la renuencia a bañar o hidratar la piel: "no los bañan, no les quieren echar crema porque pues les arde y obviamente si tú te has rascado cuando te pica un sarpullido tú te rascas y eso va a abrir una heridita pequeña en la piel y eso va a arder al aplicarse las cremas".
Asimismo, prácticas culturalmente arraigadas, como el uso de jabones o las mismas cremas muy perfumadas, tienen un efecto contraproducente, ya que "cuando el niño suda va a brotarse más y va a empezar a picar". De igual forma, los baños prolongados o con agua a temperaturas extremas son otros de los factores que, sin saberlo, contribuyen a resecar e irritar aún más la piel vulnerable del niño.
Entonces, ¿Cómo se trata la dermatitis?El manejo efectivo no se basa en una sola solución, sino en una estrategia escalonada y multidisciplinaria.
El primer paso, según la especialista, es fundamental: "el manejo más importante es el manejo multidisciplinario de la dermatitis atópica, ya sea la leve, moderada o la severa". Todo comienza con la educación de la familia, porque "cuando los papás entienden eso, saben cómo manejarla y de ahí vienen todos los cuidados de la piel".
Esta base incluye hidratación constante, baños cortos y elección de productos suaves. Si esto no basta, el tratamiento puede avanzar a corticoides tópicos, medicamentos orales y, en casos severos y seleccionados, a terapias biológicas de última línea.
Las secuelas invisibles: el impacto en el bienestar psicológico y socialQuizás uno de los aspectos más subestimados de esta enfermedad es su profunda huella en la salud mental y la calidad de vida del niño y su núcleo familiar.
El picor constante genera un estado de ansiedad que altera la dinámica familiar, creando "un círculo vicioso emocional que no sabemos corresponder qué tenemos que hacer", como lo expresa la doctora Olaya.
El sueño también se ve severamente comprometido, ya que "ellos se rascan más de noche, como el cerebro se desconecta en el día mientras yo estoy pintando en el jardín, mientras yo estoy jugando, no me voy a rascar pero en la noche se van a rascar mucho, entonces no hay conciliación, no se entra al sueño REM, entonces no hay reparación, no hay concentración".
Para abordar estas consecuencias, la especialista aboga por herramientas como la psicología, la pinturoterapia para la expresión emocional y el deporte, adaptado a la condición de la piel. En niños en edad escolar, el apoyo del colegio es fundamental para fomentar la inclusión y contrarrestar los efectos de una autoestima baja y las dificultades de socialización.
Al final, el mensaje de la doctora Olaya es: "Yo los invito a que detectemos los pacientes que tienen dermatitis atópica, que escuchemos y creamos lo que nos dicen las mamás, los que nos cuentan los niños".
Insiste en que la piel es solo la parte visible del problema, pues "Acuérdense que la dermatitis atópica solamente es la imagen externa, pero adentro viene un consenso emocional muy grande que necesitamos manejar".
Finalmente, le recuerda a la audiencia que parte de la mejoría va de la mano con un compromiso a largo plazo, vigilando y clasificando "qué tipo de dermatitis es para poder hacer así el seguimiento a largo plazo", porque solo así se podrá ofrecer un cuidado que aborde por completo las necesidades del niño.