La resonancia reveló un infarto "puntiforme" en la unión parieto-occipital, región involucrada en la percepción de verticalidad y orientación espacial, explicando la ilusión vestibular sin otros déficits neurológicos evidentes.
Por: Katherine Ardila
Un hombre de aproximadamente 70 años, con antecedentes de un tumor neuroendocrino gastrointestinal en tratamiento, acudió a urgencias tras experimentar un episodio breve pero desconcertante.
El paciente describió que, al encontrarse inmóvil, cada vez que parpadeaba y volvía a abrir los ojos, sentía una ilusión súbita: la habitación parecía inclinarse ligeramente hacia la derecha durante unos segundos.
Esta sensación, que él describió como una inclinación paroxística (repentina), desaparecía si mantenía los ojos cerrados o si los dejaba abiertos por más tiempo, pero se reactivaba persistentemente con cada parpadeo.
El episodio, que duró varios minutos, se acompañó de náuseas, dificultad para fijar la vista y, al intentar caminar, una sensación de vértigo y de ser "atraído" hacia el lado derecho. Afortunadamente, todos los síntomas se resolvieron por completo en un lapso de 15 minutos.
Antecedentes relevantes y evaluación inicialSeis meses antes, este mismo paciente había sido diagnosticado con un infarto cerebeloso derecho crónico y asintomático, sin que se identificara una fuente embólica clara. En esa ocasión, se había descartado un estado protrombótico relacionado con su tumor y se había iniciado tratamiento con un antiagregante plaquetario y estatinas.
El examen neurológico en urgencias fue notablemente normal en la mayoría de sus aspectos: la función de los pares craneales, la fuerza, la sensibilidad y la coordinación estaban preservadas. Sin embargo, se identificaron dos hallazgos sutiles pero clave: movimientos oculares sacádicos horizontales y una prueba de equilibrio (Unterberger) anormal con desviación hacia la derecha.
Hallazgos clave en neuroimagen: el infarto parietal "puntiforme"Mientras que la tomografía computarizada inicial solo mostró el viejo infarto cerebeloso conocido, la resonancia magnética cerebral reveló el hallazgo decisivo: una pequeña lesión isquémica aguda (visible en secuencias de difusión) localizada en la circunvolución poscentral del lóbulo parietal derecho, específicamente en una zona conocida como unión parieto-occipital (PO).
Este infarto "puntiforme" o "en gota" correspondía al territorio de la arteria cerebral media.
Diagnóstico y mecanismo propuesto: un desajuste sensorial corticalSe diagnosticó al paciente con un accidente cerebrovascular isquémico agudo en la corteza parietal derecha (unión PO), cuya etiología final se clasificó como embólica de origen indeterminado, a pesar de exhaustivos estudios para buscar una causa.
La discusión del caso profundiza en la fisiopatología detrás del síntoma tan inusual. La corteza en la unión PO, en interacción con el área vestibular cortical parietoinsular (PIVC), es fundamental para integrar la información visual, vestibular (del equilibrio) y propioceptiva para construir una percepción estable de la verticalidad y la orientación espacial.
Se hipotetiza que el pequeño infarto en esta región provocó un desajuste transitorio entre estas señales. Al parpadear, se interrumpe brevemente la entrada visual corregida. Al reabrir los ojos, el área parietal lesionada no puede procesar adecuadamente la información para recalibrar la verticalidad, dando lugar a la ilusión de inclinación.
Esta se corregía al mantener los ojos abiertos, permitiendo una corrección visual sostenida, o al cerrarlos, eliminando el conflicto sensorial.
Seguimiento y conclusiones clínicasEl manejo del paciente se intensificó con doble antiagregación plaquetaria temporal. En el seguimiento, sufrió otros eventos isquémicos cerebrales menores asintomáticos, lo que reforzó el diagnóstico de una fuente embólica. Finalmente, se cambió su anticoagulación a warfarina, manteniéndose estable.
Este caso, según los autores, Ronnevi C, Moreira T. es excepcional porque ilustra cómo un ictus pequeño en una localización cortical específica puede manifestarse con un síntoma vestibular puro y altamente específico (vértigo/inclinación desencadenado por parpadear), mimando trastornos periféricos más comunes.
Por eso, es importante considerar causas centrales, incluso con síntomas neurológicos transitorios y aislados, y destaca la compleja integración cerebral que sustenta nuestra percepción cotidiana y estable del mundo que nos rodea. La "ilusión de inclinación paroxística" se erige así como un signo clínico revelador de una disfunción en los circuitos corticales de integración multisensorial.