Entre los agentes infecciosos más frecuentemente identificados en estos pacientes se encuentran Staphylococcus epidermidis, Streptococcus pneumoniae, Aspergillus y Candida albicans.
Por: Katherine Ardila
Una mujer de 70 años con antecedentes de hipertensión arterial e hipotiroidismo, en tratamiento con valsartán 160 mg/día, hidroclorotiazida 12,5 mg/día y levotiroxina 100 mcg/día, acudió al servicio de urgencias por dolor en el hombro derecho (omalgia) de 5 días de evolución, de inicio súbito y sin antecedentes de trauma o sobreesfuerzo.
No refirió fiebre ni otros síntomas infecciosos, como tos, disnea, pérdida de peso o sudoración nocturna.
Evaluación inicial
En urgencias, la paciente se encontraba afebril y hemodinámicamente estable. Durante la exploración física, se observó dolor a la palpación en la región antero-superior de la parrilla costal derecha, acompañado de eritema y tumefacción por debajo de la articulación esternoclavicular.
Además, presentaba dolor al movimiento activo del hombro derecho, lo que sugería afectación articular o de estructuras adyacentes.
Se realizó un electrocardiograma (ECG), que resultó normal, descartando causas cardíacas del dolor. La analítica sanguínea mostró una proteína C reactiva (PCR) elevada (246 mg/L) y leucocitosis con neutrofilia, lo que indicaba un proceso inflamatorio o infeccioso activo.
Una radiografía de tórax reveló una masa pulmonar en el lóbulo superior derecho de aproximadamente 5,5 cm de diámetro, con márgenes parcialmente mal definidos, lo que generó sospecha de una lesión neoplásica o infecciosa.
Estudio y diagnóstico
La paciente fue ingresada en el servicio de Reumatología para continuar con el estudio. Se realizó una ecografía articular, que mostró distensión de la cápsula articular de la primera articulación costocondral derecha, con irregularidad en los márgenes articulares y presencia de señal power-doppler grado II, indicativa de inflamación activa.
Estos hallazgos sugerían una artritis séptica o una costocondritis infecciosa.
Se procedió a realizar una artrocentesis (extracción de líquido sinovial), obteniendo un líquido de aspecto purulento que fue enviado a cultivo. Inicialmente, se inició tratamiento antibiótico empírico con cloxacilina 2 g cada 8 horas y ceftriaxona 1 g cada 24 horas por vía intravenosa, cubriendo los patógenos más comunes, como Staphylococcus aureus.
Para evaluar la masa pulmonar observada en la radiografía, se solicitó una tomografía computarizada (TC) de tórax. La TC mostró una masa hipodensa en el segmento anterior del lóbulo superior derecho, que se extendía hacia la pared torácica, afectando el primer y segundo arcos costales y los músculos pectorales.
Además, se identificaron cambios inflamatorios y pequeñas colecciones hipodensas compatibles con un absceso, en relación con una costocondritis séptica de la primera costilla derecha.
Manejo y tratamiento
Se realizó una ecocardiografía para descartar endocarditis séptica, una complicación potencial de las infecciones por Staphylococcus aureus, la cual resultó normal. Los hemocultivos y el cultivo del líquido sinovial fueron positivos para Staphylococcus aureus sensible a oxacilina, confirmando el diagnóstico de costocondritis séptica.
En colaboración con el servicio de Neumología, se procedió al drenaje del absceso, obteniendo 20 ml de líquido hemático-purulento. Los cultivos de este líquido también fueron positivos para Staphylococcus aureus.
La citología de la muestra enviada a anatomía patológica descartó la presencia de células malignas, lo que permitió descartar una neoplasia como causa subyacente.
Evolución y seguimiento
La paciente evolucionó favorablemente, con remisión del dolor y la tumefacción, así como una disminución significativa de la PCR (34 mg/L). Tras 10 días de tratamiento antibiótico intravenoso, se dio de alta a la paciente con antibioterapia oral (levofloxacino 500 mg/día y rifampicina 600 mg/día) durante un total de 12 semanas, siguiendo las guías clínicas para el tratamiento de infecciones osteoarticulares complicadas.
Tres meses después del inicio del cuadro clínico, se realizó un TC de control que mostró la resolución del absceso, dejando una pequeña imagen nodular residual de 2 cm en la articulación condroesternal, compatible con cambios cicatriciales.
Discusión
La costocondritis séptica es una patología infrecuente, con pocos casos descritos en la literatura médica. La mayoría de los casos reportados se asocian a pacientes con factores predisponentes, siendo el más común la adicción a drogas por vía parenteral (ADVP).
Entre los agentes infecciosos más frecuentemente identificados en estos pacientes se encuentran Staphylococcus epidermidis, Streptococcus pneumoniae, Aspergillus y Candida albicans.
Además, se han descrito otros factores de riesgo, como cirugías o manipulaciones dentarias previas, en los cuales también se ha observado la participación de microorganismos como Prevotella, una bacteria comensal que en ocasiones puede actuar como patógeno oportunista.
En este caso (Ana Vera, et al), ninguno de estos factores predisponentes estaba presente. Tampoco presentaba condiciones que pudieran comprometer su sistema inmunológico, como diabetes, uso de corticosteroides o enfermedades autoinmunes. El microorganismo aislado en este caso fue Staphylococcus aureus, un patógeno que, aunque es el agente causal más frecuente en artritis sépticas en general, no suele ser el más común en casos de costocondritis séptica.
Otro aspecto destacable de este caso es la presencia de un adyacente al foco infeccioso, una complicación poco común en la costocondritis séptica. De hecho, en la literatura médica solo se ha descrito un caso similar, en el que una costocondritis por Escherichia coli tras un trauma local se complicó con la formación de un absceso.
La presencia de un absceso en nuestra paciente, asociado a Staphylococcus aureus, subraya la virulencia de este microorganismo y su capacidad para generar complicaciones graves, incluso en pacientes sin factores de riesgo evidentes.
Este caso clínico aporta información sobre la costocondritis séptica, destacando mantener un alto índice de sospecha en pacientes con dolor torácico o articular de inicio súbito, incluso en ausencia de factores predisponentes. Además, resalta un abordaje diagnóstico y terapéutico agresivo, incluyendo el drenaje de abscesos y el uso de antibioterapia prolongada, para garantizar una evolución favorable.