La linfadenitis tuberculosa cervical, también conocida como escrófula, es la forma más común de tuberculosis extrapulmonar y suele ser causada por Mycobacterium tuberculosis.
Por: Katherine Ardila
Un hombre de 26 años, previamente sano, presentó inflamación en el cuello derecho desde hace un mes.
La inflamación aumentó progresivamente durante una semana, volviéndose roja y dolorosa, sin presentar disfagia ni odinofagia. El paciente negó fiebre reciente, infecciones de las vías respiratorias altas, síntomas B (pérdida de peso, sudoración nocturna, fiebre) o síntomas constitucionales.
Tampoco refirió contacto reciente con personas enfermas, viajes, mascotas ni contacto con animales. Además, niega comportamientos de alto riesgo y no es fumador.
A pesar de haber visitado múltiples clínicas en el mes anterior y de haber completado dos cursos de antibióticos, la inflamación del cuello persiste.
Exploración física
En la exploración, el paciente se encontraba afebril, sin signos de sepsis y cómodo en ambiente normal. Se observó una tumefacción supraclavicular derecha de 5×6 cm, fluctuante, sin punctum visible, sensible y de aspecto eritematoso.
Además, se palparon múltiples ganglios linfáticos mate, firmes y no sensibles en el nivel II del lado derecho del cuello. No se palpaban otros ganglios linfáticos ni signos de hepatomegalia o esplenomegalia. La auscultación pulmonar fue clara y simétrica.
InvestigacionesLos análisis sanguíneos no presentaron hallazgos significativos, pero la velocidad de sedimentación globular (VSG) estaba elevada a 53 mm/hora.
La aspiración con aguja fina bajo analgesia local produjo pus franco, que fue enviado para cultivo y sensibilidad, así como para la búsqueda de bacilos acidorresistentes (BFA). En el pus se observaron bacilos ácido-alcohol resistentes (BSA), lo que permitió establecer el diagnóstico de linfadenitis tuberculosa cervical.
La prueba de Mantoux fue positiva, con una induración de 17 mm, y la radiografía de tórax no mostró hallazgos anormales. Además, se encontraron BSA en esputo.
Estos hallazgos confirmaron la sospecha clínica de tuberculosis extrapulmonar, específicamente linfadenitis tuberculosa.
Diagnóstico: Linfadenitis tuberculosa cervicalEl paciente fue referido al servicio de neumología para completar el estudio de la tuberculosis (TB) y comenzar el tratamiento antituberculoso. Se inició un régimen de quimioterapia combinado con rifampicina, isoniazida, pirazinamida y etambutol, durante un período de 6 meses.
Antes de iniciar la quimioterapia, se realizaron estudios complementarios, incluyendo un hemograma completo, perfil renal, pruebas de función hepática, cribado viral, frotis de BSA en esputo, prueba de Mantoux y radiografía de tórax, para evaluar el estado general del paciente y confirmar la ausencia de afectación pulmonar.
Consideraciones diagnósticasLa linfadenitis tuberculosa cervical, también conocida como escrófula, es la forma más común de tuberculosis extrapulmonar y suele ser causada por Mycobacterium tuberculosis, aunque también se han descrito casos producidos por micobacterias atípicas como Mycobacterium avium y Mycobacterium kansasii, especialmente en niños.
Esta condición generalmente se presenta sin síntomas sistémicos, como ocurrió en este caso (Karleen C, Saniasiaya J. BMJ Case Rep 2021), y la tumefacción en el cuello es la manifestación más frecuente.
El diagnóstico definitivo se realiza a través de la tinción de Ziehl-Neelsen para la identificación de bacilos ácido-alcohol resistentes (BFA) y cultivo para micobacterias, herramientas diagnósticas cruciales.
En algunos casos, como en este paciente, la aspiración con aguja fina (FNAC) es útil para obtener material diagnóstico con alta sensibilidad y especificidad. Sin embargo, si la tinción de Ziehl-Neelsen es negativa, el cultivo puede aún detectar micobacterias, lo que podría requerir una segunda muestra o una biopsia tisular.
Diagnósticos diferenciales
El diagnóstico diferencial de linfadenitis cervical incluye diversas condiciones, que van desde etiologías benignas hasta malignas. Algunas de las más relevantes son:
- Linfadenopatía bacteriana, que suele ir acompañada de síntomas sistémicos como fiebre, malestar y pérdida de peso, y responde a antibióticos.
- Linfoma, en el que los pacientes presentan síntomas B y adenopatías más generalizadas.
- Carcinoma metastásico de cabeza y cuello asociado con lesiones cutáneas o síntomas otorrinolaringológicos.
- Enfermedad de Kikuchi (linfadenitis necrotizante histiocítica), que presenta una linfadenopatía cervical indolora y es una enfermedad autolimitada, especialmente en mujeres jóvenes.
Pronóstico y seguimientoEl pronóstico de la linfadenitis tuberculosa cervical es favorable si se sigue el tratamiento adecuado y se mantiene un seguimiento regular.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que, después de completar el tratamiento, puede haber ganglios linfáticos residuales en un 15-30% de los pacientes.
Estos ganglios no indican necesariamente un fracaso del tratamiento y pueden estar relacionados con una reacción paradójica. Por lo tanto, es crucial realizar un seguimiento estrecho de estos ganglios, considerando la posibilidad de repetir pruebas microbiológicas en caso de persistir o aumentar su tamaño.
Además, el creciente problema de la resistencia a los medicamentos antituberculosos resalta la importancia de un diagnóstico temprano y un manejo adecuado para evitar complicaciones graves.