El estudio fue aprobado por la familia, luego de que la misma paciente manifestara su apoyo a este tipo de procedimientos mientras estaba con vida.
Por: Tania León
Esta semana se conoció que equipo de cirujanos estadounidenses trasplantó con éxito un riñón de cerdo a una mujer en muerte cerebral, un hito médico que acerca el objetivo, todavía lejano, de emplear órganos animales en humanos.
La operación, calificada como ensayo, fue realizada en la Universidad de Nueva York, y según el equipo de investigadores se trata de una oportunidad médica para conocer la reacción de cuerpo humano a estos órganos, todo con la autorización de la familia de la paciente.
La operación fue dirigida por el cirujano Robert Montgomery, quien junto a su equipo implantó el riñón de cerdo en el muslo izquierdo de la mujer, simplemente para tener el órgano a la vista y poder monitorizarlo con facilidad.
La orina comenzó a brotar en cuanto la sangre humana fluyó por el órgano porcino, según la información publicada en medios estadounidenses. La familia de la mujer en muerte cerebral había autorizado el ensayo previamente al considerar que a ella —donante y amiga de personas con insuficiencia renal sometidas a diálisis— le habría encantado participar.
En el caso del riñón, el cual fue obtenido de un ejemplar modificado genéticamente, se conoció que funcionó correctamente durante 54 horas, según han explicado los investigadores a medios estadounidenses. La operación se llevó a cabo el 25 de septiembre en el Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York.
El cirujano estadounidense ha afirmado que el trasplante funcionó "incluso mejor" de lo que esperaba. "Se parecía a cualquiera de los trasplantes con donantes vivos que he realizado. Muchos riñones de personas fallecidas no funcionan de inmediato y tardan días o semanas en arrancar. Este funcionó enseguida", ha explicado Montgomery al diario The New York Times. Tras la operación, la mujer en muerte cerebral fue desconectada de la máquina de soporte vital que le mantenía la circulación de la sangre para poder llevar a cabo el experimento.
La Organización Mundial de la Salud calcula que se hacen unos 130.000 trasplantes al año en el planeta, menos del 10% de los necesarios.
Antecedentes
La operación de Nueva York abre una nueva fase en una carrera que dura más de medio siglo. El cirujano estadounidense Keith Reemtsma ya trasplantó a la desesperada riñones de chimpancé a 13 personas entre 1963 y 1964. Todos los pacientes murieron, por rechazo o infecciones, aunque una profesora de 23 años sobrevivió casi nueve meses. Reemtsma, fallecido en 2000 a los 74 años, afirmaba que los xenotrasplantes estaban ya presentes en la mitología griega, con el personaje de Dédalo, que fabricó unas alas de pájaro para que él y su hijo Ícaro escapasen del laberinto de Creta.
Aquella idea mitológica está cada vez más cerca de ser realidad, gracias a la ingeniería genética y las técnicas de clonación, que permiten obtener cerdos cuyos órganos no provocan una respuesta exacerbada del sistema inmune humano.
En la intervención quirúrgica de Nueva York, además, el equipo de Montgomery trasplantó el riñón junto al timo, la glándula porcina que produce glóbulos blancos, para ayudar a impedir el rechazo. El cirujano afirma que "no parecía haber ningún tipo de incompatibilidad" entre el órgano de cerdo y el cuerpo humano. A su juicio, este es el camino para tumbar un viejo paradigma: que una persona tenga que morir para que otra viva.
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